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En el siglo XVI merece mención Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos, esposa consorte de Henry VIII Tudor de Inglaterra, regente en 1512-14 durante la ausencia del rey, acompañando a su suegro Fernando El Católico en la guerra contra Francia.
En el siglo XVII destaca sin duda la española Ana de Austria, reina consorte de Francia, hija de Felipe III de España, esposa de Luis XIII y madre de Luis XIV, el Rey Sol. Asimismo la reina Ana fue suegra de otra reina consorte de Francia, la también española María Teresa de Austria (que además era su sobrina), hija de Felipe IV de España y esposa de Luis XIV. Matrimonio que la reina española de Francia consideró precisamente uno de sus éxitos como regente.
Al morir Luis XIII y durante la minoría de edad de su hijo (1643-1651) efectivamente la reina Ana –asesorada por su querido cardenal Mazarino– fue regente de Francia, manteniendo el cargo de gobernadora de Bretaña hasta su muerte en 1666.
En el mismo siglo la española Luisa María de Guzmán, esposa de Juan IV de Portugal, al morir éste fue regente durante la minoría de edad de su hijo, Alfonso IV (1656-1662).
Mariana de Austria, segunda esposa de Felipe IV de España, fue regente durante más de una década (1665-1676), aunque muy condicionada por consejeros jesuitas, durante la minoría de edad de su hijo Carlos.
Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II de España y esposa de Alberto, archiduque de Austria, primero cogobernó y después gobernó en solitario los Países Bajos españoles entre 1598 y 1633.
En el siglo XVIII destaca Isabel Farnesio, segunda esposa de Felipe V, de facto corregente de España entre 1714 y 1746. La hija de ambos, Mariana de España, fue consorte del rey José I de Portugal. Al ser éste declarado incapacitado mentalmente, y bajo la tutela del marqués de Pombal, Mariana fue regente de Portugal entre 1774-1777.
En el siglo XIX sobresale María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, cuarta esposa de Fernando VII de España, que al quedar viuda será Reina Gobernadora durante la minoría de edad de su hija Isabel (1833-1840). Con María Cristina España definitivamente dejó de ser una Monarquía Absoluta para convertirse en una Monarquía Constitucional y Liberal (gracias al Estatuto Real de 1834 y la Constitución de 1837), estableciéndose un sistema parlamentario, bicameral y de gobierno responsable, al estilo británico.
María Cristina había convencido a Fernando VII, poco antes de morir, de que aboliera la Ley Sálica, lo cual permitió que la hija de ambos fuera la reina legítima de España como Isabel II (primero mediante la regencia de su madre y desde 1840 plenamente soberana), continuando por la senda liberal con la Constitución moderada de 1845, hasta que fue destronada por la revolución progresista de 1868.
La Restauración monárquica y dinástica se producirá con el hijo de Isabel II, Alfonso XII (1874-1885), pero al morir éste prematuramente, su segunda esposa María Cristina de Austria será reina regente: en primer lugar, durante algunos meses por la minoría de edad de la infanta-reina María de las Mercedes (1885-1886); y en segundo lugar, tras dar a luz, por la minoría de edad de su hijo Alfonso XIII (1886-1902).
En el tránsito del siglo XIX al XX, con el modelo parlamentario de la reina/emperatriz soberana Victoria en el Reino Unido de Gran Bretaña (y el anti-modelo autocrático de su nieta alemana, la zarina/emperatriz Alexandra de Rusia, regente absoluta en 1915-17 asesorada por el siniestro Rasputín durante la ausencia de su esposo el zar Nicolás II), desde la segunda mitad del siglo XX destacarán las grandes reinas en Europa occidental: la actual decana Elizabeth II de Inglaterra y demás soberanas en las modernas monarquías parlamentarias, Carlota de Luxemburgo, Juliana y su hija Beatriz de Holanda, y asimismo Margarita de Dinamarca, e incluso las reinas consortes como la española Fabiola en Bélgica, o las más recientes Sofía y Letizia en España, etc., comprometidas eficazmente en la defensa de los derechos humanos y políticos, así como en las actividades de las organizaciones humanitarias o caritativas.
Finalmente haré una breve referencia a mujeres que reinarán en Europa en el futuro: las princesas herederas Silvia y su hija Estelle en Suecia, Elizabeth en Bélgica, Amalia en Holanda, Ingrid en Noruega… En España será reina soberana una princesa todavía muy joven que tiene el mismo nombre que un buen número de reinas españolas a lo largo de la Historia: Leonor Plantagenet, reina consorte de Castilla; Leonor de Castilla, reina consorte de Aragón; Leonor de Castilla, reina consorte de Inglaterra; Leonor de Guzmán, reina consorte de facto de Castilla y León; Leonor de Portugal, reina consorte de Aragón; Leonor de Sicilia, reina consorte de Aragón; Leonor de Aragón, reina consorte de Castilla y León; Leonor de Aragón, reina consorte de Portugal; Leonor de Alburquerque, reina consorte de Castilla y León; Leonor de Foix, reina soberana de Navarra; Leonor de Austria (hija de la reina Juana I La Loca), reina consorte de Portugal y de Francia…
Desde la segunda mitad del siglo XX se ha evidenciado que, históricamente, la Monarquía Liberal parlamentaria ha impulsado y potenciado la Democracia Liberal parlamentaria, generando liderazgos femeninos (presidentas o primeras ministras) sin necesidad de ser reinas, tanto en los regímenes republicanos como en los monárquicos constitucionales: Indira Gandhi en India, Golda Meir en Israel, Margaret Tatcher en el Reino Unido, Angela Merkel en Alemania, Mary Robinson en Irlanda, Julia Gillard en Australia, Eva Kopacz y Beata Szydto en Polonia, Tsai Ing-wen en Taiwán, Ursula von der Leyen en la Unión Europea, y las múltiples presidentas o primeras ministras en los países escandinavos y en Nueva Zelanda (sin olvidar a las que surgieron “democráticamente” también en países no plenamente democráticos: Isabel Perón y Cristina Kirchner en Argentina, Violeta Chamorro en Nicaragua, Corazón Aquino en Filipinas, Benazir Bhutto en Pakistán, Sirimavo Bandaranaike en Sri Lanka, etc.).
Al respecto, en España todavía no hemos alcanzado el nivel marcado por las democracias avanzadas, aunque las elecciones de presidentas en las Comunidades Autónomas ha sido un paso importante. Los partidos y los electores han optado por las liberal-conservadoras Esperanza Aguirre, Cristina Cifuentes e Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid, Luisa Fernanda Rudi en Aragón, Yolanda Barcina en Navarra, y María Dolores de Cospedal en Castilla-La Mancha. Asimismo lo han hecho por las socialistas Susana Díaz en Andalucía, María Antonia Martínez en Murcia, María Chivite en Navarra, Francina Armengol en las Islas Baleares, Concha Andreu en La Rioja, y la radical Uxue Barkos en Navarra (en total solo12 mujeres frente a los 109 presidentes varones electos hasta la fecha en las Comunidades Autónomas).
Mi humilde y sincera opinión es que hasta el presente no ha destacado en España ninguna mujer con talante, capacidad y carisma presidenciales a nivel nacional (lo que no significa que los presidentes varones los tuvieran), con la excepción quizás de Isabel Díaz Ayuso. Aunque “quizás” solo sea un wishful thinking o personal pensamiento desiderativo, y por ello pido disculpas al amable lector.
Manuel Pastor Martínez