... Hay que agradecer al reciente cambio en la representación sindical de la Policía Nacional y de la Guardia Civil –que pasó mayoritaria y democráticamente de las manos sindicalistas que cohabitaban con la jerarquía a otras manos (JUPOL y JUCIL) salidas de la voluntad de los agentes del orden de dignificar su profesión y entrega–, la respuesta de este colectivo a las palabras ofensivas del presidente del Gobierno, en el Congreso de los Diputados, al referirse a ellos con el mismo lenguaje despectivo que el empleado por los independistas a los que hubieron de enfrentarse por imperativo legal. Respuesta categórica que debió dar la cúpula de esas Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado por boca de su responsable, el ministro del Interior Fernando Grande Marlaska quien, una vez más, no estuvo a la altura de las circunstancias como es habitual.
Descartadas las reacciones de la extrema izquierda en relación con el regreso del rey Juan Carlos a España, por previsibles –pero no por ello menos rechazables por su contenido faccioso y guerracivilista–, sorprende la de aquellos directamente relacionados con el presidente del Gobierno y su Gobierno que incluyen, además de agitación antimonárquica –no olvidemos que la Monarquía es el actual régimen político legal–, injurias que deberían ser perseguidas de oficio por su Gobierno, como son el llamar “ladrón” al ex Jefe del Estado, con total impunidad, y exigir su ingreso en la cárcel, ambas acciones propias de una dictadura comunista y no de una democracia consolidada, habida cuenta de la situación procesal del rey Juan Carlos I, que es ninguna. El presidente del Gobierno no dice estas sandeces, pero calla.
El culebrón Mbappé llega a su fin –esta primera etapa al menos– inclinando su balanza del lado del dinero infinito, retirando con una sonrisa y de sopetón el velo de los ojos de la afición española, que daba por hecho que esta vez la partida sería ganada por unos “valores” superiores al vil metal. Nada más lejos de la realidad. El petróleo es lo que tiene y lleva teniendo desde hace muchos, muchos años, y lo que le queda.
Mientras tanto nuestra economía y nuestras vidas siguen al rebufo de unas extraordinarias circunstancias internas y externas que nadie parece controlar…
Si (
No(
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