Se veía venir. Lo que empezó siendo unos ensayos puntuales para aeronaves no tripuladas UAV’S (Unmanned Aircraft Vehicles) en los cielos leoneses, ha devenido en un verdadero peligro tanto por el tamaño de los artilugios usados como por la utilización exclusiva del espacio aéreo que requieren.
Cuando hace un par de años nos vendieron que León iba a tener una oportunidad única de desarrollo con la producción y ensayo de aeronaves no tripuladas, no nos contaron que la tecnología viene de fuera, también la fabricación y desarrollo, y que lo único cierto es que iban a utilizar el aeropuerto de León como base para los ensayos de aviones de guerra no tripulados.
Se maquillan estos ensayos militares diciendo que son aeronaves mixtas que van a servir para la detección de incendios –y ciertamente como tal operaron, solo quince días del pasado verano, en el Bierzo– pero se trata en realidad de verdaderas máquinas de guerra que bien pueden llevar una cámara que detecte incendios como otra que detecte tropas enemigas, ser cargadas con misiles, contramedidas electrónicas o lo que la estrategia militar exija en su momento.
Porque, queridos lectores, no estamos hablando de simples “drones” (zángano en inglés) término confuso que engloba desde el juguetito con pilas capaz de volar en una habitación hasta máquinas de 150 kg o más que hacen trabajos aéreos, pasando por los populares artilugios de varios rotores usados en fotografía y cine que nos deleitan con imágenes impensables hace unos años.
Estamos hablando de verdaderos aviones sin piloto, con envergadura de más de 8 metros que, si se viesen por los cielos de Madrid –y eso que allí hay cantidad de aeropuertos adecuados de exclusivo uso militar– le hubiera costado el puesto al ministro de turno.
¿Por qué en lugar de otros aeropuertos militares alejados de las poblaciones o polígonos de exclusivo uso militar han elegido el aeropuerto de León muy cercano a la ciudad y con población y edificios de la Virgen del Camino a escasos metros de las pistas? ¿Será por el buen clima? ¿O será tal vez porque sus gentes son poco exigentes, dóciles que no dudan en “malvender” la montaña sagrada del Teleno para que allí arrojen bombas, cohetes y misiles tropas de media Europa?
No está este periódico en contra del desarrollo, de la innovación, de la tecnología, de dotar a nuestros ejércitos de lo más puntero. Antes al contrario y de ello hay buena prueba en numerosos artículos aquí publicados. Lo que sí está en contra es de la cuestionable opinión del general de turno que piensa que el espacio aéreo es suyo y como tal, en las Comisiones Interministeriales, propone a AESA (Agencia Estatal de Seguridad Aérea) el cierre del espacio aéreo sin pensar en las consecuencias. Sin pensar que hay otras aeronaves que salvan vidas trasladando enfermos graves a lugares como el Hospital General Universitario de León a escasos 5 km del aeropuerto.
Porque sepan amigos lectores que ENAIRE (entidad dependiente de AESA que gestiona el espacio aéreo) se despacha cada vez más frecuentemente con la publicación de NOTAMs que hacen una segregación temporal del espacio aéreo leonés (TSA) no permitiendo el vuelo –ni siquiera con la autorización del controlador– de ninguna aeronave en un radio de 20 km.
Foto: Captura de pantalla de uno de los NOTAMS publicados
Los que sabemos poco de estos temas nos preguntamos: ¿tan peligrosos son estos UAVS como para que haya que reservar todo el espacio aéreo hasta el suelo? Porque si ese es el caso, tal vez no sea León la zona más adecuada para los ensayos. Y si no es así, ¿por qué no permitir que otras aeronaves o helicópteros que están para salvar vidas puedan volar en niveles bajos cerca del suelo o habilitar pasillos para que puedan aterrizar en el hospital?
Son muchas las quejas en este sentido, ¿Hará falta que muera alguien para que se solucione el problema?