La elección de Trump como Presidente de los Estados Unidos, ha dado lugar a una inmensa avalancha de juicios y de comentarios sobre este curioso personaje en todos los medios de comunicación, ya sean periódicos, emisoras de radio o canales de T.V.
Casi todos ellos coinciden en que, más o menos, su mandato significa la llegada de un periodo de inquietud universal, pues las decisiones del Presidente Norteamericano no se limitan al interior de los Estados Unidos, sino que trascienden a toda la política mundial y, por ello, la “progresía” de todo el universo, que mira con muy malos ojos al Sr. Trump, augura un cúmulo global de desastres y de catástrofes como no se habían visto desde la segunda guerra mundial.
Es también cierto que durante toda su campaña se nos ha transmitido una imagen del personaje verdaderamente distorsionada, acentuando lo que podríamos llamar sus salidas de tono, hasta extremos que rozan el ridículo, pues le etiquetan de loco o de extravagante, cuando no de mal intencionado, aun sin conocer rigurosamente tanto su programa, como el ambiente que de verdad reina en el seno de los Estados Unidos, cuya verdadera idiosincrasia es bastante mal conocida y se rige por estereotipos que poco o nada tienen que ver con la verdadera realidad de aquel país.
Un ejemplo de tal ignorancia, es el que dio uno de estos días el sr. Sardá, en la tertulia televisiva de la Sexta, donde aseguró que el sr. Trump es un ciudadano que no merece ninguna consideración, porque “no paga impuestos”, cosa que otro contertulio le refutó, dado que un empresario de su importancia, propietario de fábricas, distribuidoras y otros varios prósperos negocios, no puede llevarse a su bolsillo los beneficios de sus empresas sin pagar un centavo al fisco.
Pero el Sr. Sardá, persuadido de su posesión de la verdad, se “recreó en la suerte” y replicó pontificando que “En Estados Unidos los ricos no pagan impuestos”.
Me parece verdaderamente lamentable que en una tertulia televisiva, donde el espectador tiene derecho a estar bien informado, un sujeto que presume de intelectual, diga un disparate de tal envergadura…
A mí se me ocurre decirle a este señor que si en la primera potencia industrial, económica y militar del mundo los ricos no pagan impuestos, en España lo tenemos bien fácil: Copiemos a los norteamericanos, liberemos a los ricos de la losa fiscal que les oprime y seremos tan poderosos como los Estados Unidos y la crisis de nuestra nación habrá cesado para siempre.
Gracias Señor Sardá, por haber encontrado la verdadera piedra filosofal.
Fernando Álvarez Balbuena