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UN ASTORGANO EN ST. CLOUD, MINNESOTA

TERRORISMO ISLAMISTA EN ST. CLOUD, MINNESOTA

TERRORISMO ISLAMISTA EN ST. CLOUD, MINNESOTA
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20 Septiembre 2016

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Como astorgano residente en esta pequeña ciudad del Medio Oeste norteamericano, a orillas del Missisippi, podría imaginarme un ataque similar al del pasado 16 de Septiembre que se hubiera producido en nuestra pequeña ciudad leonesa un martes cualquiera, día de mercado, en la Plaza Mayor.

En St. Cloud era sábado, típico día de mercado en el Mall, que en los Estados Unidos es una especie de sucedáneo de nuestras plazas mayores, a donde las personas y las familias acuden no solo a comprar sino también a pasear, a pasar un rato, y en algunos casos a tomar un café, un refresco o comer en los variados restaurantes “fast food” o de “etnic food”.

Ese sábado casualmente también acudí a hacer algunas compras, y me encontré con mi amiga S., una cristiana libanesa que, harta de los conflictos religioso-políticos y el terrorismo endémico de su país, decidió emigrar a los Estados Unidos y vivir, con su marido e hijos americanos, precisamente en St. Cloud. Aproximadamente una hora después de nuestro encuentro se produjo el incidente terrorista en el establecimiento de ropa Macy´s .

Ese mismo sábado, como es sabido, tuvieron lugar casi a las mismas horas otros atentados terroristas con bombas en Elizabeth (New Jersey) y en New York City. Afortunadamente en todos los casos no hubo víctimas mortales, pero sí decenas de heridos. El presunto terrorista de New Jersey y New York, un afgano de 28 años nacionalizado estadounidense, ha sido localizado y detenido, tras un violento enfrentamiento, por la policía. En el caso del terrorista en St. Cloud, un estudiante somalí de 22 años, resultó muerto por los disparos de un policía de paisano que casualmente se encontraba en el Mall, y así pudo evitar mayores males, aparte de las ocho personas atacadas y heridas con un cuchillo, invocando el nombre de Alá.

La metodología rudimentaria, ritual y asimismo brutal (asesinato individualizado por apuñalamiento con arma blanca o degüello) que se intentó en el acto terrorista de St. Cloud y en otros casos recientes en Europa, es diferente del terrorismo de masas con armas de fuego, bombas o aviones (como en el fatídico 11-S-2001), y prácticamente imposible de prever y prevenir.

Sus precedentes en la historia contemporánea quizás sean la oleada de asesinatos llevada a cabo por terroristas islamistas en Java (Indonesia), tras la explosión del volcán Krakatoa en agosto de 1883. Interpretando el desastre telúrico como una señal divina, los fanáticos islamistas practicaron una numerosa serie de ataques personales con cuchillos a ciudadanos occidentales (de la colonia holandesa) en las plazas de los mercados, invocando el nombre de Alá, lo que daría al fenómeno terrorista un sesgo político islamista anti-colonial, incitando a la rebelión (véase el análisis detallado de Simon Winchester en su obra Krakatoa:The Day the World Exploded: August 27, 1883, Penguin, UK, 2004).

En esa época el terrorismo político en general ya tenía una larga historia, desde el populismo Narodnaia Volia en Rusia (y los métodos de provocación de la policía zarista, la Okhrana) y asimismo el terrorismo de la “acción directa” nihilista-anarquista en Occidente (los bakuninistas magnicidas y regicidas en Europa y los asesinatos de los presidentes norteamericanos Lincoln, Garfield y McKinley) hasta los anarco-sindicalistas, la FAI, y los comunistas en España durante la Guerra Civil y las guerrillas de posguerra, con las ramificaciones posteriores de ETA, FRAP, GRAPO, etc. (asesinatos de los presidentes Prim, Cánovas, Canalejas, Dato y Carrero).

Quiero seguir pensando que no todo lo islámico debe confundirse con el terrorismo islamista. Éste es un “ismo” político que instrumentaliza al Islam. Mi amiga S. piensa que toda la religión del Islam es responsable. Ella pertenece a una comunidad cristiana libanesa (desde los tiempos bíblicos de la Gran Siria, fundada por San Pablo) que es muy anterior a la fundación del Islam por Mahoma. En un Líbano multi-religioso y multi-cultural, los conflictos entre cristianos (maronitas o coptos) e islámicos (sunnitas, chiitas, y drusos) han propiciado diversas formas de terrorismo islamista (sunnita de los Hermanos Musulmanes, chiita de Hizbolá).

En Minnesota, particularmente en la ciudad de St. Cloud, una pacífica comunidad mayoritariamente cristiana fundada por católicos irlandeses y alemanes, y protestantes escandinavos, el problema del radicalismo y del terrorismo islamista no existía hasta hace dos décadas, cuando se aceptó la acogida de una importante población de refugiados políticos somalíes, de la que un elevado número de jóvenes han sido reclutados en los últimos años por las redes yijadistas. Era un terrorismo de “exportación” para la propia Somalia u otros escenarios en Medio Oriente.

El incidente del pasado sábado en St. Cloud es el primer caso de un terrorismo islamista políticamente importado, aunque “homegrown” (reivindicado por el propio “Estado Islámico”), que no corresponde a una situación colonial sino, paradójicamente, a un resentimiento irracional y político contra una sociedad libre y generosa que había acogido como refugiados políticos, con notables beneficios, derechos y privilegios, a la familia del joven terrorista.

Mientras tanto el presidente Obama, la candidata Clinton, el alcalde de New York City Blasio, el gobernador de New York Cuomo, el gobernador de Minnesota Dayton, y prácticamente todo el partido Demócrata, siguen negándose a identificar o siquiera nombrar al presente y peligroso enemigo: el “terrorismo islamista”.

Tengo la impresión de que el pasado fin de semana se ha producido un punto de inflexión en la actual campaña presidencial de los Estados Unidos.

JMR es analista político del Centro de Estudios Culturales “St. John on the Mississippi” en St. Cloud, Minnesota (USA).
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