"En mi vida política, he sido responsable del nombramiento de más de 500 altos cargos. Y las poquísimas veces que ha aparecido alguna irregularidad siempre he dado la cara, e inmediatamente."
Ayer por la mañana convoqué una rueda de prensa para anunciar mi dimisióncomo presidenta del Partido Popular de Madrid. Antes había hablado con el presidente nacional del Partido, Mariano Rajoy, para decírselo en una conversación cordial, como siempre con él.
Las razones de esta dimisión después de más de 11 años al frente del partido favorito de los madrileños son bastante fáciles de explicar y de comprender.
Desde la tarde del pasado jueves, hemos conocido una serie de noticias de indiscutible trascendencia relacionadas con el Partido Popular de Madrid.
Eran noticias de supuestas operaciones llevadas a cabo por Francisco Granados en la época en la que fue secretario general del Partido Popular de Madrid y que señalaban a una presunta financiación ilegal del partido. Por supuesto, que todas estas noticias habrá que confirmarlas, calibrarlas, ya que hoy no tenemos que darlas por ciertas.
La gravedad de estas informaciones, aunque no estén demostradas y puedan considerarse solo sospechas, es lo que me ha llevado a presentar mi dimisión como presidenta del PP de Madrid.
Porque ni a mí, ni a nadie, se nos escapa que, aunque le destituí de ese cargo en 2011, hace ya cinco años, Granados fue secretario general del Partido Popular de Madrid a propuesta mía.
Granados lleva en prisión, ordenada por el juez instructor del caso Púnica, 16 meses, dato bastante significativo de la gravedad que el juez atribuye a sus actuaciones. También hay que saber que, en lo que hasta ahora se conoce del sumario, todavía parcialmente secreto, las acusaciones sobre Granados hacen referencia a actuaciones suyas cuando era alcalde de Valdemoro, antes de llegar yo a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, y cuando él había abandonado sus responsabilidades en la Comunidad de Madrid, después de haber dejado yo la Presidencia, y no a su actividad como secretario general del partido en Madrid.
Sin embargo, las informaciones conocidas estos últimos días sí se refieren a su paso por el Partido Popular de Madrid cuando yo era su presidenta.
Por eso, yo he sentido el deber de asumir mi responsabilidad 'in eligendo' e 'in vigilando'.
Detrás de estas fórmulas jurídicas, se entiende la responsabilidad de haber fallado en la elección y en la vigilancia.
Hay que saber que en el Partido Popular hay un contable, un tesorero, un gerente y un secretario general, encargados de gestionar los asuntos económicos. Como también hay que saber que yo nunca he tenido ni tarjeta de crédito del Partido Popular, ni firma en su cuenta, ni he hecho un solo contrato en su nombre. No hay, por tanto, ninguna responsabilidad directa mía en estas actuaciones que aparecen en la prensa estos días.
Pero sí creo tener responsabilidad política y por eso he dimitido.
He dimitido para que todos los que confían en el PP y que tantas veces han confiado en mí, sepan que yo siempre asumo mis responsabilidades y doy la cara
Siempre que aparecen casos de corrupción, y desgraciadamente en España están apareciendo todos los días y en todos los partidos (sí, sí, también en los nuevos que quieren aparecer como inmaculados), los dirigentes declaramos que la corrupción nos está haciendo mucho daño. Pero yo creo que lo que más daño hace a la confianza de los ciudadanos hacia la política y hacia los políticos es la respuesta que se da a esos casos.
Creo que los militantes, simpatizantes y votantes del Partido Popular están pasando estos días momentos de vergüenza al conocer estas noticias (aunque hay que insistir en que no son dogmas de fe y que necesitan confirmación) acerca del comportamiento de algunos de sus dirigentes. Sé que nadie pone en duda que en mis 33 años de vida política nunca he buscado mi beneficio personal (lo sé, entre otras razones, porque hasta los dirigentes de Podemosme lo reconocen), pero he dimitido para que todos los que confían en el Partido Popular y que tantas veces han confiado en mí, sepan que yo siempre asumo mis responsabilidades y doy la cara.
Como he explicado muchas veces, en mi vida política he sido responsable de unos 200.000 millones de euros y del nombramiento de más de 500 altos cargos. Y las poquísimas veces que ha aparecido alguna irregularidad en la gestión de ese dinero público -que si es de alguien, es de los ciudadanos- por parte de alguna de las personas que yo he nombrado -y me ha ocurrido con dos-, siempre he dado la cara, e inmediatamente.
Como lo he hecho ahora y como lo hice en febrero de 2009, nada más saber que se estaba investigando una trama de corrupción en la que estaban inmersos políticos del Partido Popular.
Ahí empezaba el caso Gürtel, cuyo juicio, por cierto, siete años después aún no ha empezado.