Al observador de la actualidad le gustaría conocer los entresijos de la elección del investigador Carlos Martínez Alonso, por parte de la Diputación de León, como elemento central del Día de la Constitución Española, cuestión tan política como poco científica, justo seis años después de su fulminante cese como Secretario de Estado de Investigación en el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Misteriosa destitución cuyas causas aun pertenecen al secreto del sumario.
Seis años después de su misteriosa destitución siguen siendo de interés las declaraciones de Carlos Martínez Alonso a ABC, que reproducimos:
JOSÉ MANUEL NIEVES | MADRID
Actualizado Viernes , 04-12-09 a las 23 : 21
La decisión ha sido repentina e irrevocable. Hace apenas unas horas, el Gobierno ha cesado a Carlos Martínez Alonso como secretario de Estado de Investigación, cargo al que accedió hace poco más de un año y medio. El cese fue hecho efectivo por el Consejo de Ministros, que también ratificó la sustitución de Martínez por el hasta ahora director general de Política Universitaria en el Ministerio de Educación, Felipe Pétriz Calvo. La vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, agradecíó, en la rueda de Prensa posterior al Consejo de Ministros, «el extraordinario trabajo» realizado por Carlos Martínez y dijo que «en estos momentos la ministra y él han considerado que va a seguir trabajando en otra área pero dentro de lo que es su extraordinaria competencia en el mundo de la ciencia e investigación». Sin embargo, en una entrevista concedida a ABC.es, Carlos Martínez asegura que desconoce las razones que han llevado a su destitución, y niega que la ministra Garmendia le haya ofrecido algún cargo concreto.
¿Han sido sus diferencias con Cristina Garmendia el motivo de su repentino cese al frente de la Secretaría de Estado?
- He sido siempre un arduo defensor de tener unos presupuestos dignos para hacer buena investigación en España. Mi salida es fruto de una decisión de la ministra, que quiere realizar un giro en la política científica hacia un rumbo que desconozco. Y para eso ha elegido a una nueva persona.
¿Estaba entonces usted en desacuerdo con el recorte en los presupuestos para la investigación planteados por Cristina Garmendia?
- Éstos son unos presupuestos para un momento de crisis. Lo que se ha hecho es adaptar los objetivos a los presupuestos existentes, y no los presupuestos a los objetivos, que habría sido lo deseable y lo que se hace en otros países.
¿Ha sido ése el principal motivo de sus desavenencias con la ministra de Ciencia?
- No he tenido ninguna desavenencia con la Ministra. Ni en público ni en privado. Siempre he dado mis opiniones y he expuesto mis ideas, que podían o no coincidir con la política científica planteada por Cristina Garmendia. Pero nunca ha habido desavenencias. La política científica la decide la ministra, y el resto de los funcionarios tienen la misión de cumplir esa política.
¿Cuáles cree entonces que han sido las razones para su destitución?
- Lo ignoro. No se me ocurre ninguna razón. Mi estancia en el Ministerio ha estado siempre asociada con éxitos.
Con quien sí que ha habido siempre una dura pugna es con el Ministerio de Educación. ¿Es la designación de Pétriz una victoria del Ministerio de Educación sobre el de Ciencia?
- Cuando se creó el Ministerio de Ciencia la idea inicial era incorporar también la Universidad. Después se cambió de idea y se pensó que era mejor reubicar las Universidades bajo Educación. Es todo una cuestión de modelos, y los modelos han ido cambiando durante este año y medio. Estoy seguro de que Pétriz cumplirá a la perfección en el cargo y con los objetivos para los que ha sido designado.
La comunidad científica critica duramente las políticas del Ministerio de Ciencia. ¿Cree que se puede hablar de un fracaso de la política de Cristina Garmendia?
- No se puede generalizar. Para hablar de fracaso hay que especificar de qué tipo de proyectos se está hablando. Es muy difícil emitir un juicio global. Hay situaciones mejores y otras que son más lentas y caminan más despacio, según los sectores. Lo que sí que es cierto es que los proyectos del Ministerio han cambiado.
Antes habló usted de éxitos durante su gestión. ¿A qué se refería?
- A varias cosas. Por ejemplo, a la puesta en marcha de la Dirección General Internacional dentro de la Secretaría de Estado. Eso ha llevado a una apertura de la Ciencia española en el extranjero como nunca se había conocido en este país. Me refería también al modelo de cooperación que hemos abierto con Japón, una fórmula que está mereciendo los elogios de muchos países por su claridad y transparencia. También hemos abierto las relaciones con la American Science Fundation, una de las instituciones científicas más importantes del mundo. Y también me refería al tremendo impulso que hemos conseguido darle a las energías renovables. En este sentido, hemos conseguido poner en marcha un ambiciosísimo proyecto junto a las empresas privadas.
La vicepresidenta primera ha hecho alusión a algún tipo de cargo dentro del Ministerio para que usted continúe trabajando en el campo de la Ciencia. ¿Le ha hecho Garmendia alguna oferta concreta?
- En absoluto. Ninguna oferta. Al contrario, estoy abierto a las ofertas que reciba a partir de este momento. Soy funcionario público en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y allí será, por ahora, donde me reintegraré. Aunque como toda esta situación se ha precipitado mucho, quiero darme unos días para valorar algunas cosas que tengo sobre la mesa y decidir sobre los pasos que daré en el futuro.
¿Sería planteable su regreso a la presidencia del CSIC, cargo que ya ocupó anteriormente?
- No, no, de ninguna manera. El CSIC ya tiene un excelente presidente. Ni me han ofrecido el CSIC, ni tampoco se ha planteado esa posibilidad. Y aunque así fuera, yo no lo aceptaría, ya que un regreso a la presidencia del Consejo no forma parte en ningún momento de mis ideas. Esa fue una etapa que ya cumplí y es un caminosin retorno.
¿Cuáles son, entonces, sus planes a partir de ahora?
- Desde luego, seguir vinculado a la Ciencia, a la que nunca, nunca, nunca, he renunciado. Creo en la función pública, creo en la Ciencia y en la necesidad de divulgarla, independientemente de dónde esté y del cargo que ocupe. Y esos serán, sin duda los elementos principales de mi próxima actividad profesional y de toda mi carrera futura, hasta que me jubile.