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Pero la relación del actual presidente con los Kennedys viene de lejos. Biden pertenece a una generación de senadores Demócratas con ancestros irlandeses y católicos, millonarios de la Costa Este, vinculados al clan Kennedy (los tres hermanos John, Robert y Edward Kennedy, Daniel Patrick Moynihan, John Kerry, Chris Dodd, Ed Markey, Chris Coons, Jack Reed, Bob Casey, … muchos de ellos aspirantes a la presidencia) con un electorado sindical, de la clase obrera y de las minorías étnicas, todos embobados por la presunta “magia” o “mística” kennedianas.
El presidente JFK, aunque moralmente detestable en su vida privada, representó una imagen de centrista, pero a partir del senador RFK (por su alianza con el radical César Chávez), y especialmente con el senador “Ted” Kennedy, el clan comenzó a girar hacia la izquierda. El punto culminante fue el apoyo entusiasta al candidato socialdemócrata o socialista Barack H. Obama (frente a la candidata del clan Clinton, Hillary) en un mitin celebrado en Boston durante la campaña de 2008, protagonizado por el último senador Kennedy y su sobrina Caroline, la hija del presidente asesinado.
Durante las primarias de ese año, Biden fue candidato (nunca superó un 1% del voto en las encuestas) y se refirió a su competidor Obama en un tono más bien racista. Sin embargo el clan Kennedy, mediante la hija de JFK, Caroline Kennedy (encargada de la selección después del mitin en Boston), impuso a Biden como vicepresidente en la candidatura del afroamericano.
Tras fracasar por incompetencia su propia candidatura como senadora de New York, Obama nombró a la sosa Caroline embajadora en Japón, y ahora Biden la ha nombrado también embajadora en Australia.
Si el presidente JFK representó el modelo ideal (el soñado “Camelot”) para el clan político católico-irlandés, el presidente Biden es el anti modelo, la degeneración, la incompetencia y corrupción en todos los aspectos, paradójicamente elegido (si las sospechas de fraude no fueran ciertas) con el récord de votos en toda la historia americana, incluso con más votos que el propio Obama.
RFK Junior sigue el ejemplo de su padre RFK Senior de competir en las primarias del partido Demócrata contra un presidente en el cargo de su propio partido (respectivamente, contra L. B. Johnson en 1968 y contra J. Biden en 2024), algo que también hizo “Ted” Kennedy (frente a J. Carter en 1980).
No soy precisamente un simpatizante del clan Kennedy pero me parece muy bien que RFK Jr. haya presentado su candidatura contra Joe Biden, probablemente el peor presidente de la historia americana, provocando toda clase de contradicciones internas en el partido Demócrata (y en el propio clan y familia Kennedy), cuya degeneración actual comenzó, irónicamente, con la elección presidencial de JFK en 1960.
La familia Kennedy, una vez más, no ha desaprovechado la ocasión –como ocurrió tras la trágica muerte del presidente Kennedy– para crear confusión, manipulando a la opinión pública. Ahora, un hijo de la sosa embajadora (la que eligió, como dije, a Biden para vicepresidente de Obama), el niñato Jack Schossberg-Kennedy ha criticado duramente la candidatura de su tío RFK Jr. (según él, “proyecto de vanidad”… “ruina del legado Kennedy”), argumentando que Biden es comparable a su abuelo JFK y lleva camino de ser el mejor presidente progresista de la historia americana.
No es el único en la familia que alza la voz en defensa del Establishment corrupto actual del partido Demócrata. Aparte de su prima, la sosa embajadora Caroline, un sobrino del candidato, Joe Kennedy III, es también el embajador especial del presidente Biden para el Norte de Irlanda.
RFK Jr. tiene razón en denunciar las censuras y la campaña contra él por parte del partido y la administración Biden. Yo no comparto sus ideas sobre las vacunas pero sí ciertas críticas a las políticas del gobierno al respecto, durante la pandemia del coronavirus chino. Sobre todo comparto su denuncia de la censura a la libertad de expresión y las sucias insinuaciones de antisemitismo contra él, proferidas precisamente por algunos judíos –como la idiota Debbie Wasserman-Schultz– del partido Demócrata, que han sido incapaces de enfrentarse al antisemitismo real en su seno, por ejemplo, del grupo de mujeres radicales (la infame“Squad” de Ilhan Omar, Rashida Tlaib y compañía).
Sin embargo es totalmente falso, como dijo en el townmeeting el pasado 25 de Julio, invitado por Sean Hannity de la cadena Fox, que el partido Demócrata no es el partido de la guerra (recuérdese la actuación de los presidentes Wilson en la I Guerra Mundial, FDR en la II Guerra Mundial, Truman en la de Corea, JFK y Johnson en la de Vietnam, Clinton en la de los Balcanes… y ahora Biden en la de Ucrania).
No creo que sea atractiva la idea de un tándem Trump-RFK Jr., como ha insinuado el trumpista Greg Kelly en Newsmax. Pero sería muy interesante que, con debate o sin debate en las primarias del partido Demócrata, este candidato “maverick” crítico aprovechara la presente campaña para denunciar la degeneración y corrupción del partido Demócrata desde 1960:
- Exigiendo una investigación definitiva sobre los presuntos fraudes electorales en 1960 (contra Nixon) y en 2020 (contra Trump). En el primero de los casos aclarando el papel y responsabilidad de su padre como “manager” de la campaña de JFK.
- Sin recaer en hipótesis paranoico-conspiratorias, exigiendo también una investigación pública y objetiva, que desclasifique los miles de documentos todavía declarados “top secret” sobre los asesinatos de JFK y de RFK Jr., revelando toda la verdad sobre la actuación del FBI y la CIA (en los orígenes del “Deep State” contemporáneo), con las posibles responsabilidades de su padre como “Attorney General” (ministro de Justicia de JFK).
- Criticando las desviaciones izquierdistas, algunas anticatólicas (por ejemplo, en favor del aborto) y otras antiamericanas (por ejemplo, en favor del socialismo), de los candidatos presidenciales de su propia familia: su padre y su tío Edward “Ted” Kennedy; y de otros candidatos vinculados al clan Kennedy: Mario Cuomo, John Kerry, Chris Dodd, Joe Biden, etc.
- Exigiendo depurar responsabilidades de los burócratas como Anhony Fauci y muchos otros, incluyendo las élites financieras, en la pandemia del Covid-19.
- Finalmente, exigiendo asimismo una investigación rigurosa de la presunta y clamorosa corrupción del presidente Biden y su familia.
Manuel Pastor Martínez
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