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La ingratitud de los EE. UU.

La ingratitud de los EE. UU.
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LA CRÍTICA, 18 NOVIEMBRE 2022

Por Juan Ángel López Díaz
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He leído con tristeza la declaración del presidente Biden del pasado 7 de octubre del presente año. En la misma, realza la proclamación del Columbus Day, y la única mención que hace al hecho del Descubrimiento de América es que las naves zarparon del puerto de Palos de la Frontera bajo los auspicios de los Reyes don Fernando y doña Isabel. Me produce extrañeza que el presidente de los EE. UU. tenga una idea tan alejada de la realidad de lo que fue la expedición que descubrió el continente americano. Que Cristóbal Colon, fuera o no italiano, que sigue habiendo dudas, pues no se conoce un solo escrito del Almirante en esa lengua en toda su vida, no deja de ser una anécdota. (…)

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El descubrimiento de América fue el acontecimiento que dio paso a la Edad Moderna en la Historia universal y a partir de que Urdaneta descubre el tornaviaje y con el galeón de Manila, empieza la llamada globalización y con la llegada de enormes cantidades de oro y plata a Europa, empieza el capitalismo. Así que la expedición española, cambió el mundo. Y los italianos no tuvieron nada que ver.

Estados Unidos tiene en sus venas la cultura española por partida doble. Por un lado, debido a la población nativa que ya habitaba en estados como Nuevo México o Florida cuando se integraron en la unión y por otro por la cantidad de inmigrantes hispanos que han elegido el país de las barras y estrellas para comenzar una nueva vida. Hoy, hay más hispanos en Estados Unidos que españoles en España, estimándose que casi 60 millones de hispanohablantes viven en el país norteamericano.

Territorios españoles en los actuales EE. UU. bajo la corona española. (Thespanishlegacy.com)

El legado español no siempre fue cuidado por las autoridades americanas. No fue hasta los años sesenta cuando el presidente Johnson instauró la Semana de la Herencia Hispana como reconocimiento de la importancia creciente de esta comunidad. El presidente Ford emitió una proclama en 1974 que instaba a las escuelas y a las organizaciones de derechos humanos a participar de lleno en esa semana. Pero fue durante el mandato de Reagan cuando la semana se convirtió en un mes de celebraciones para reivindicar la identidad hispana y su contribución al desarrollo del país. Reagan, antiguo gobernador de California, un estado con gran esencia española necesitó ganarse a la comunidad hispánica, para lograr llegar a la Casa Blanca. Aunque esta comunidad se hallaba más cerca de los demócratas en aspectos económicos y sociales, ideológicamente se sentían atraídos por los valores tradicionales, especialmente la religión y la familia, que los republicanos predicaban. Reagan realizó durante sus mandatos una serie de declaraciones recalcando la importancia del legado español en Norteamérica, una asignatura pendiente en unos EE. UU., tradicionalmente controlados por las élites anglosajonas. “La gesta del Descubrimiento fue solo la primera de las muchas contribuciones culturales y económicas de España al Nuevo Mundo”, además, “compartimos con nuestros países vecinos de habla española esta herencia y nuestra deuda de gratitud hacia España”. Las declaraciones de Reagan iban en parte dirigidas al dictador Fidel Castro, que había calificado de “crimen histórico” la llegada de los españoles. Reagan repitió el mensaje en apoyo de la Hispanidad en septiembre de 1987, con motivo de la visita del Rey Juan Carlos a la Casa Blanca. Reagan reconoció la obviedad, aunque no tanto en un país que considera a Colón patrimonio de los italianos, que, sin el apoyo de España, el navegante no hubiera podido realizar su viaje del descubrimiento de América.

Son muchas las huellas que el Imperio español dejó en Estados Unidos y entre ellas y para no ser exhaustivo, destaco: los mitificados jinetes llamado los dragones de cuera, cuyo atuendo fue copiado por los ‘cowboys’, estos jinetes peninsulares tenían por objetivo proteger las fronteras desde el siglo XVI. Su estampa recuerda mucho a las que se ven en la Romería del Rocío. Portaban grandes sombreros y chalecos de cuero. Tampoco hay que olvidar el origen hispano del símbolo del dólar que se encuentra entre las más famosas del legado español.

Pero hay otras menos conocidas, como es la huella que dejó la Real Fábrica de Tapices y su contribución a la independencia de los EE. UU. Las fuerzas armadas norteamericanas heredaron casi 45 kilómetros de paño azul y otros 25 Km de paño blanco de nuestros arsenales durante su Guerra de Independencia. De ahí el color de su uniforme. Los Reyes Católicos, verdaderos artífices de la llegada hasta el Nuevo Mundo y, por ende, también hasta Norteamérica, sin embargo, no se les ha reconocido su legado. Sus leyes fueron revolucionarias para la época, y desde 1512 permitieron el matrimonio mestizo, algo prohibido en Estados Unidos hasta el siglo XX. La realidad recuerda en varias ocasiones que aquellos territorios siempre fueron parte del Imperio para España y no colonias. Un error muy extendido. El Día de Acción de Gracias, que se celebra el cuarto jueves de noviembre en los EE. UU., según los norteamericanos, tiene su origen en una celebración que tuvo lugar en Plymouth Rock, Massachusetts, en el año 1621 por unos colonos ingleses junto a nativos americanos de la tribu Wampanoag, en una zona cercana a Boston, tal como se representa en multitud de obras pictóricas, pero nada más lejos de la realidad. Este día es tradición española y no sajona. La primera acción de gracias conocida, es decir eucarística, la ofició fray Antonio Montesinos, famoso defensor de los indios, y sus compañeros dominicos, en San Miguel de Guadalupe, incipiente establecimiento español fundado en 1526 por Lucas Vázquez de Ayllón, probablemente cerca de donde después se fundó Jamestown. No es menor tampoco la influencia española en la introducción en los EE. UU. del caballo.

Faltan palabras para transmitir los hitos relacionados con la España imperial en Estados Unidos. Aunque, puestos a elegir, está la Real Cédula expedida por Carlos II en 1693. Aquella que rompía las cadenas de los esclavos que arribaran a la Florida. Todos los que huyeran de las plantaciones inglesas y holandesas se les considerara acogidos a un santuario. Lo cierto es que la Monarquía Hispánica combatió a brazo partido contra las viejas costumbres esgrimidas por la vieja Inglaterra, aquí llamada la Pérfida Albión, hasta tal punto que el gobernador Manuel de Montiano creó en 1737 el primer asentamiento de negros libres.

Sobre la ayuda española para la independencia resuenan nombres que enardecen como Bernardo de Gálvez o el Almirante don Luis de Córdova, la pesadilla hispana de Gran Bretaña. Este marino consiguió a sus 73 años interceptar un convoy de 54 barcos británicos que se dirigían cargados de mercancías, hacia las Américas para sufragar la guerra contra Norteamérica. Apresó 51 naves, más de un millar de oficiales y tres mil marineros. Si ese convoy hubiese llegado a América, posiblemente habría cambiado el curso de la guerra. No debemos olvidar que la presencia de la marina británica en aguas españolas para defender Gibraltar fue lo que dejó sin defensa las aguas de las 13 colonias y a la postre propició su independencia. Con estas y otras tantas gestas no resulta raro que Thomas Jefferson disfrutara leyendo un pasaje del Quijote a sus hijas todas las noches. Las ciudades españolas ayudaron también a la independencia de las Colonias, y una muestra es la Catedral de Málaga, conocida como ‘La Manquita’ porque le falta una de las torres, debido a que el dinero para levantarla fue destinado a los esfuerzos a favor de la independencia americana. La única verdad, al final, es que Estados Unidos no sería lo que es hoy sin la aportación del Imperio español. Algo que han admitido los presidentes más destacados del país. Desde Benjamín Franklin, hasta John Fitzgerald Kennedy, en su bien conocida frase:

“Siempre he pensado que una de las grandes omisiones de los americanos en este país, en lo que se refiere a su pasado, ha sido el desconocimiento en su totalidad de la influencia, exploración y desarrollo españoles a lo largo del siglo XVI en el sudeste de los Estados Unidos, lo que constituye una historia formidable. Desgraciadamente demasiados americanos piensan que América fue descubierta en 1620 y se olvidan de la formidable aventura que tuvo lugar durante el siglo XVI y principios del XVII en el sur y en el sureste de los Estados Unidos”.

No quiero tocar demasiado la etapa de 1898, ese año turbio en que Norteamérica declaró, injustamente, la guerra a nuestro país para arrebatarnos las últimas posesiones que nos quedaban al otro lado del Atlántico y del Pacífico. Una mancha que no debe borrar lo que las barras y estrellan deben a la rojigualda. Creo que el Sr. Biden no es justo que asocie el 12 de octubre solo a la celebración del día de Colón, olvidando qué nación sufragó y apoyó la expedición y los hechos posteriores que cambiaron la historia de la humanidad. Y, sobre todo, que su país nos debe en parte su independencia.

Juan López Diaz

Coronel de Infantería de Marina /DEM (R)

De la Asociación Española de Militares Escritores (AEME)

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