Tras las tragedias de Isabel Carrasco y Denise Thiem, la detención de Lucio Vallejo en el Vaticano vuelve a poner en el ojo del huracán a esta ciudad leonesa, magnífica en sus cualidades históricas y culturales y modelo de convivencia.
El protagonismo de la ciudad de Astorga en hechos de suma gravedad y lógica repercusión mediática, como son los asesinatos de la presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco, el 12 de mayo de 2014, y el de la peregrina norteamericana Denise Thiem, desaparecida el 5 de abril de este año y cuyo cadáver todavía está en las dependencias forenses de Ponferrada, llenan de desazón a sus habitantes.
Cuando todavía Astorga sigue inmersa en las noticias que a diario vinen descubriendo los pormenores del caso Denise, viene a sumarse como un aldabonazo la detención de monseñor Lucio Vallejo en la Ciudad del Vaticano. Esta detención es un capítulo más de los que viene protagonizando Vallejo desde hace años y, más que sorpresa, lo que temen los astorganos es que sea el principio de una asonada que puede inundar los medios de comunicación, de dentro y de fuera, durante una temporada, con los efectos negativos para la ciudad derivados de estar nuevamente en el ojo del huracán.