LA NACIÓN ESPAÑOLA es fuerte y, a pesar de los continuos embates a los que está sometida -peores en estos tiempos por proceder de sus propias entrañas-, resiste gracias a la fortaleza en sus convicciones de la mayor parte del pueblo español.
En el horizonte se adivina un cambio que puede -de momento solo puede-, cambiar el rumbo descorazonador de los últimos tiempos por el que navega España.
Mientras tanto no olviden -como decíamos el pasado año- que las crisis lo son en tanto que tienen principio y fin. Sobre todo fin, que en caso contrario no serían crisis sino algo mucho peor.
Disfrutemos las cosas buenas que nos ocurren cada día y que son muchas. En nuestro caso, seguir con ustedes después de SIETE años, unas veces con más y otras con menos acierto, es un privilegio del que nos seguimos sintiendo orgullosos.
Como también nos sentimos orgullosos de ser españoles y proclamarlo bien alto -más hoy, Día de la Hispanidad- sin poder ocultar la sonrisa que nos produce la desazón que esta fecha se apodera de otros de por aquí y de más allá, que para ellos siguen teniendo con lo suyo.