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Nuestro Rey permaneció serenamente sentado durante esa secuencia respondiendo de este modo a la primera y descortés ofensa pública del nuevo mandatario colombiano a España, que sigue de este modo el camino trazado por Andrés Manuel López Obrador en Méjico o José Pedro Castillo Terrones en Perú, por citar solo algunos de los representantes de la nueva izquierda redentora que paso a paso colorea de rojo el continente americano, con el indigente aplauso de la misma nueva izquierda española.
Los españoles de América, los criollos, que españoles de siglos eran los que se levantaron contra la Monarquía española y no los indígenas protegidos por ella, aprovecharon las adversas circunstancias geopolíticas que enfrentaba España en el cambio de siglo (del XVIII al XIX) para, aliándose oportunamente con sus enemigos declarados (Francia, Inglaterra) o latentes (los Estados Unidos), romper los lazos con España independizándose de ella. Sumiendo, por muchas décadas, a todo un continente en el caos y la desolación, situación que llega hasta nuestros días.
Y como así se escribe la Historia sin remedio, los que para España fueron traidores y sus actos traiciones hoy para el conglomerado de naciones hispanas de América son próceres libertadores. Como Simón Bolívar.
Acto de buena voluntad y respeto hacia el pueblo colombiano el del Rey de España en la toma de posesión de Gustavo Pedro –permanecer sentado–, en lugar de ponerse en pie o abandonar el lugar, que hubiera significado legitimar la nueva Historia o “picarse” por la provocación de un majadero.