... Esta escapada hacia adelante del presidente del Gobierno, trata de enmascarar una realidad marcada –entre otras ilusiones revolucionarias– por el abandono de las señas de identidad españolas en una parte del territorio nacional, con el ataque inmisericorde a los que no secundan su política. Ataque desprovisto de lógica política y de consistencia histórica que a no tardar se volverá en su contra, como de forma contundente muestran los continuos muestreos de la opinión pública, incluso los de sus más próximos.
¿Qué ocurrirá cuando al presidente del Gobierno no le quede nada que ofrecer al independentismo y estos pongan fin a su mandato o, en su caso, cuando deba abandonar el poder por decisión de las urnas? ¿Llamará a la revolución como sus camaradas Prieto y Largo Caballero? ¿Se retirará a la sombra confortable fabricada durante estos años como sus antecesores más próximos? Lo que es seguro es que verá cómo se desmontan una a una las tropelías en que ha convertido su acción de gobierno, como esperamos una mayoría de ciudadanos, ansiosos por recuperar nuestra condición de españoles dentro de España y el respeto del resto del mundo.
La variopinta estrategia desencadenada por el Gobierno de Sánchez, que va desde las atrabiliarias políticas exterior, energética, de orden público, educativa y de género –por citar solo algunas–, hasta vincular a su oposición política con los execrables crímenes de descerebrados americanos tiroteando a niños indefensos o con los abominables crímenes de carácter “machista” violando y matando mujeres, demuestran que este Gobierno ha perdido el norte definitivamente, llenando gota a gota de votos la mochila electoral en su contra.
¡Urnas, por favor!