... Afirmaba con su lucidez habitual:
«primero fue la modernidad, y después como no podía ser menos llegaría la postmodernidad, empeñada en arrancar cualquier raíz del pasado y eliminar responsabilidades hacia el futuro, dejando el presente a la intemperie y vacío. La intención era tan absurda como desproporcionada y altanera».
A desmontar intelectual y pastoralmente los mitos de la postmodernidad dedicó gran parte de su intenso y extenso oficio de pastor. Desde su experiencia creyente se situó en la frontera del pensar filosófico y de la búsqueda teológica. Frente al pensamiento débil y líquido sostenía que, sin huir de la realidad y de su inevitable ambigüedad, ya es tiempo de escuchar viejos relatos de una Presencia que no se impone, de un Misterio que ilumina poderosamente la noche y que alienta nuestra marcha bajo el sol del desierto.
Quizá podemos así recomponer nuestros compromisos éticos, mientras seguimos por el camino: A vueltas con Dios
Fidel García Martínez
Catedrático - Doctor en Filología