... Esta singular adversidad hacia las personas que poseen bienes y dinero, complica enormemente el juicio político de la ciudadanía, alentado por radio, prensa y televisión, con oscuros intereses y torcidas intenciones. Todo ello está financiado por quienes tienen intereses contrarios, pues no son precisamente ignorantes ni tontos quienes así lo publicitan.
Y digo que complican el juicio de los votantes, cuya inmensa mayoría posee escasos recursos, metiéndoles en la cabeza que “Los Ricos” son los verdaderamente culpables de su situación precaria.
Con esta argumentación, tan pobre como falsa, se introduce por parte de las izquierdas en el caletre de las clases menos pudientes, que son las más numerosas, que votar a las derechas no traerá a España más que nuevas y mayores calamidades económicas. Con ello el liberalismo capitalista, está plena y rigurosamente desacreditado para gobernar. Y todo a pesar de haberse demostrado reiteradamente desde tiempos inmemoriales, que solo la riqueza, reinvertida y bien administrada, es la creadora del bienestar social.
Debería de organizarse un movimiento inteligente y capaz, que tomase las riendas de diarios, emisoras y T.V. (al igual que lo hace la izquierda) poniendo de manifiesto simplemente la historia, tanto la reciente, como la menos reciente. Con este simple proceder, se demostraría que en aquellos países en los que las izquierdas han gobernado largamente, se han hundido en la miseria económica, como es el caso de la Cuba actual, o de aquellas naciones que tras la Segunda Guerra Mundial, cayeron tras el llamado Telón de Acero Soviético, cuyo credo principal era acabar con la propiedad privada, poner todos los bienes, capitales y riquezas en manos del Estado y que este administrara la nación, prescindiendo, o mejor dicho reprimiendo, todo intento de iniciativa privada, ya fuera industrial, comercial o agraria.
Hoy en día, parece ser que un nuevo comunismo al estilo del soviético, ya no es posible, pese a ciertas pequeñas excepciones. Pero, sin embargo, una intervención estatal, cada vez más furiosa y más eficiente, en la vida privada, económica y social de los ciudadanos, está tomando caracteres de cierto parecido con el colectivismo pasado, aunque ciertamente limitada a una inclemente presión fiscal sobre “Los Ricos”.
Por eso no conviene ser rico, ya que se expone uno al fisco inclemente y tampoco conviene ser pobre, porque la pobreza es la frustración de todas las posibilidades de disfrute de la vida…
Entonces el lector se preguntará: ¿Si no soy pobre ni rico, qué seré?
Pues la respuesta es muy simple: todo lo contrario, como reza el título del presente escrito. ¿Y qué es “todo lo contrario”?, pues la respuesta es también muy fácil: Político…
Hágase usted político, amable lector, pero político de los que mandan de verdad, y se acabarán todas sus preocupaciones. Vivirá usted de los ricos y de los pobres. Nadie le mirará con odio por ser rico, ni con lástima por ser pobre. Vivirá sin quebrantos ni dificultades, se ocupará de sus propios asuntos, y cuando se termine su mandato, el papá Estado le asignará un sueldo más que suficiente y acaso, si es de los más importantes, un despacho, un par de secretarios, un coche, un chofer. Y si ha sabido administrarse durante su vida activa, vivirá en una lujosa mansión, pero si ha sido poco cuidadoso con sus dineros no se preocupe demasiado, porque, le quedará lo suficiente para tener un buen piso, con todas las comodidades indispensables…
Y se dará usted cuenta de que la vida es para quienes, como usted, han sabido aprovechar bien todas las oportunidades que ofrece el actual sistema.
Fernando Álvarez Balbuena