... Después de haber vivido el cambio de siglo y milenio, momento muy especial que nos llenó de alegría y nuevas esperanzas, propias de los grandes acontecimientos de la Humanidad, ya en el primer año fuimos sorprendidos por los terribles atentados terroristas en Nueva York y Madrid, y los consiguientes conflictos bélicos de Oriente Medio que nos hicieron sospechar que las guerras, de una u otra forma continuarían sucediendo en el desarrollo de la vida humana.
En aquel tiempo dos grandes estrategas americanos publicaron El Choque de las Civilizaciones (Huntington) y El Fin de la Historia (Fukuyama). Tengo que reconocer que muchos aceptamos estas dos teorías, en tiempos del fin de la Guerra Fría y la disolución del bloque soviético, la URSS y el Pacto de Varsovia; parecía que estos dos americanos que proclamaban un nuevo orden internacional estaban en lo cierto. Así fue durante dos décadas, aunque la nueva situación internacional se vio pronto afectada por otros conflictos alejados de los países más avanzados europeos y americanos.
La segunda década del siglo XXI nos ha traído una situación que cumple con los moldes establecidos para una paz internacional global. Pero de pronto, una serie de fenómenos que afectan cada vez a mayores grupos humanos, como fue la pandemia, parece que todavía están dando los últimos coletazos. Pero lo que no esperaban los ciudadanos de este mundo global era la invasión ocurrida en el continente euroasiático. Una guerra de invasión a un país europeo como Ucrania, sumida en un tiempo que se creía ya superado. Así, estamos viviendo el fin de lo que se conoce como la Globalización, un desconcertante fenómeno geopolítico que rompe la tendencia global económica y nos sumerge en una situación de retroceso en lo político y en lo social, tal como lo estamos padeciendo.
Un nuevo orden geopolítico ha sido capaz de reunir en Bruselas a tres organizaciones internacionales como la UE, la OTAN y el G-7, para establecer las bases de un nuevo orden internacional de paz. Ya veremos.
Gonzalo Parente