... Con el fin de la calima parece despejarse también el ánimo y espíritu de tantos catalanes españoles sometidos por años al desaire de tanto majadero, capaces de borrar del mapa su historia –que es la nuestra– por un sobrado puñado de monedas que, al fin y al cabo, es lo que para ellos cuenta.
Bienvenida sea esta deriva aunque formalmente no se note todavía al estar el poder absoluto entre sus zarpas, permitiéndole al virrey Aragonés escurrirse de la foto con su jefe.
Es de esperar que pasito a pasito democráticos más pronto que tarde esta gente se vuelva a sus charadas y nos dejen vivir sin sobresaltos, en paz y con orgullo.
¡Un brindis en desagravio a Casanova! El de todos nosotros, que nunca fue se esos que llevan años mancillando su recuerdo.