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Como ciudadano pregunto a mis compatriotas

(Foto: https://www.psoe.es/el-socialista/la-espana-que-queremos/).
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(Foto: https://www.psoe.es/el-socialista/la-espana-que-queremos/).

LA CRÍTICA, 21 ENERO 2022

Por Íñigo Castellano Barón
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Como ciudadano pregunto a mis respetados compatriotas, ¿de qué manera hemos sido resarcidos por la ilicitud de los actos inconstitucionales que el gobierno de Sánchez llevó a cabo durante la pandemia? En lo económico, las pérdidas producidas por cierres de negocios y confinamientos ilícitamente decretados, pienso que no va a ser posible resarcirlas, quedando solo el plano político y en este, ¿hay dimisiones, disculpas, etc.? ¡nada de nada!, ¿merecemos este trato?, ¿qué podemos hacer? (...)

... Les pregunto sobre si podemos estar in albis acerca del vuelo de la vicepresidenta de la dictadura venezolana que vino cargada de maletas y entró en España en contra de la norma comunitaria, siendo recibida por el gobierno socialcomunista. ¡Las explicaciones in extremis fueron mentiras y más mentiras!, perdieron la vergüenza política y el rubor personal para ofrecernos distintas versiones cada cual más incoherente con la anterior.

Como ciudadano les pregunto, si merecemos en este ya tercer milenio que cumple Occidente, en el que según nos dicen gozamos de una “democracia avanzada”, que tenga que suscitarse bajo este gobierno sanchista un debate sobre la propiedad privada de las viviendas y tener que desarrollar normas que permitan desocupar a los okupas. ¿Qué podemos hacer?

Pregunto a mis respetados compatriotas si además de tener que defender nuestra propiedad evocando los westerns hollywoodienses, vamos a tener que aceptar que el gobierno socialcomunista pretenda una ley para administrar nuestra vivienda en alquiler (siempre que consigamos mantenerla en una posesión pacífica), fijando sus precios y otras intromisiones en esta “democracia avanzada”.

Como ciudadano les pregunto, si entienden que España siendo una nación y como todas, con soberanía, unidad territorial y una sola política exterior, ¿cómo parte de nuestros territorios españoles pueden estar desarrollando otras políticas exteriores fuera de nuestras fronteras con la complicidad necesaria del gobierno sanchista? ¿Qué podemos hacer?

Pregunto, si podemos soportar la prohibición de rotular nuestro comercio del que vive la familia en castellano, lengua materna hablada universalmente y consagrada en nuestra Constitución, o llevar al colegio a nuestros hijos y expresarse en castellano, sin ser señalados y sometidos a un proceso inquisitorial, además de no contar con el respaldo del gobierno socialcomunista mientras le paga impuestos en esta “democracia avanzada”.

Como ciudadano pregunto a mis respetados compatriotas, si estamos dispuestos a entender el llamado progresismo de izquierda, como progreso industrial, económico y social de una España unida, o por el contrario somos conscientes de lo que la izquierda radical, filoterrorista y socialcomunista, llama progresismo para disfrazar sus dislates y su vacía legislatura de todo signo que el desarrollo define como progreso. ¿Qué podemos hacer?

Les pregunto, si entenderían razonable que los fondos europeos que llegan, no fueran a ser repartidos con equidad, criterios poblacionales, de contribución del PIB de cada región o autonomía a las arcas comunes o que sirvieran para estructurar y aminorar nuestra deuda pública que lastra ya a varias generaciones o para ayudar a consolidar los fondos de pensiones, etc. En definitiva, para capitalizarse y hacer rentable esta extraordinaria financiación, en vez de caer en gastos y satisfacciones derivadas de las necesidades políticas del voto secuestrado o en rescatar empresas quebradas como Plus Ultra para agradecer favores.

Como ciudadano les pregunto, si les parecería bien que a la administración de Justicia, uno de los pilares básicos del Estado de Derecho, no se la dotara de mayores recursos para que los justiciables –como diría el que fuera mi ilustre profesor de derecho procesal– tuviéramos una justicia en tiempo debido que hiciera eficaz muchas de sus sentencias, en vez de destinar los siempre escasos dineros a atender chiringuitos de nula transparencia dedicados al desarrollo y estudios de temas y contenidos que causan rubor a cualquier respetado compatriota. ¿Qué podemos hacer?

Les pregunto a mis respetados compatriotas, si nos compensa que nuestros escasos o medianos recursos, se destinen a pagar diecisiete autonomías, Diputaciones, Ayuntamientos, Entes públicos, la Administración Central por excelencia, y demás organismos, consejerías, direcciones generales, asesorías y un largo etcétera, mientras la zozobra y la preocupación de una gran parte de la clase media que se creara en los años sesenta y siguientes, ven caer el esfuerzo de toda una vida de trabajo y ahorro, entretanto los políticos con una mediocre formación, con excepciones, y otros muchos sin ninguna, han encontrado el maná que esperaban tanto en los fondos europeos, como en el dinero que pagamos por múltiples vías impositivas.

Como ciudadano les pregunto, si nos parece razonable una legislatura socialcomunista y secesionista, que ampara las exaltaciones y homenajes a los asesinos etarras, dedicada a la ruptura entre españoles, regresando a los tiempos de los buenos y los malos, o al análisis de si somos hombres, mujeres, o ambas cosas. Un tiempo legislativo dedicado a la sustantivación de las palabras y conceptos y en permanente orgía de pronombres y adjetivos que pervierte el mismo lenguaje hasta llegar a lo esperpéntico, digno de un sainete. Un gobierno abstraído en su propia inoperatividad y secuestrado en su ignorancia que cubren con objetivos surrealistas que conforman los titulares que nos dejan perplejos. En definitiva, una legislatura que legisla en vacío y fallida en sí misma.

Les pregunto si como a mí, no les gustaría seguir comiendo carne y de vez en cuando cacahuetes y no al revés, aunque los sanchistas decidan los alimentos que, nosotros, el pueblo soberano deberíamos ingerir, mientras ellos comen a mandíbula batiente solomillos y lubinas.

Soy consciente de que la pandemia ha asolado el planeta y que todo gira a su alrededor. Es como un sol negro que no proyecta luz sino sombras, pero que nos hace indefectiblemente movernos en las órbitas que nos traza. Especialmente los poderes públicos que no quieren pese a las tinieblas perder su posición orbital y salir al espacio exterior. Así es más cómodo y no hace falta nada, más que seguir la fuerza centrífuga del sol pandémico para continuar en su ruta astral. Pero los ciudadanos, los de a pie, ¿dónde estamos? o ya nos hemos convertido en basura sideral…

Sinceramente, respetados compatriotas, sé que la mayor parte de los españoles sabemos lo que hay que hacer, y conocemos dónde se encuentra el sentido común. Nuestro amor a España y a nuestras futuras generaciones nos sugiere que la palanca del cambio y la respuesta no está en el viento que cantara Bob Dylan o como le plagiara respecto a nuestro dinero, el “premio nobel” y presidente socialista Zapatero, la respuesta se encuentra en las SIGUIENTES ELECCIONES con nuestro voto cargado de gran fuerza vitalizadora llena de razón patriótica, sentido común, inteligencia práctica y alejado del comunismo que ya cayó con el muro de Berlín y que ahora el PSOE en íntima unión con el comunismo trasnochado intenta reinventar, con lo esotérico de los viejos tiempos medievales.

Vamos a hacer, lo que siempre hicimos, una y siempre España.

IÑIGO CASTELLANO BARÓN

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