“–El presente me exaspera, me parece insoportable. Y, es paradójico, la gente repite en cada momento qué es lo que más le agrada. Escupen frases inaceptables como: “vive el presente”, “disfruta tu momento”, “olvida el pasado”, “no sueñes con el futuro, no te hagas ilusiones, castillos en el aire, porque lo que cuenta es ahora”. Ahora… ¿este efímero tesoro de arena que se escapa de las manos…? Son enormes estupideces. Sólo lo que ya pasó es estable. O lo que vendrá, porque se ajusta a nuestro pensamiento y nuestros deseos antes de pudrirse en esta banda de luz; ¡maldición!, en este umbral que estamos viviendo como montados en un tren: el vagón del tiempo. Qué desabrido es avanzar en un recorrido indetenible; ni siquiera se puede acelerar, tampoco frenar… “
Lo anterior es una de las muchas reflexiones del protagonista de Alfil, Los Tres Pecados del Elefante de Alejandro Estivill, (...)
... novela que alcanzó el premio especial del jurado de la Editorial Akron hace unos años. Excelente “thriller” con tintes de novela negra, plagada de cavilaciones de sus personajes y con unos anexos a cada capítulo que, siendo parte fundamental de la trama, forman un estilo narrativo único.
Este pensamiento sobre el paso del tiempo aparentemente choca con el “carpe diem” de Horacio, pero no es así. Los poetas son intemporales en todos los sentidos. Sin entrar en consideraciones sobre el, para mí insondable, modelo matemático sobre el espacio-tiempo, dudo que el presente, tal como lo entendemos, exista. Es una entelequia. Las cosas o no han ocurrido porque forman parte del futuro o, apenas lo piensas, ya son pasado. Da igual que uses como unidad cronológica una millonésima de segundo, siempre hay un antes y un después de ese momento ilusorio.
Si el futuro es también algo intangible sobre el que, seguramente, podamos influir, pero que se escapa a nuestro control, solo nos queda el pasado como algo sólido. Algo que ya fue pero sigue siendo inmutable e inalterable: “Solo lo que ya pasó es estable”. Es sobre el pasado sobre lo que hay que influir para hacer individuos dóciles y manipulables.
Ni Orwell en su calenturienta imaginación se atrevió a tanto como este gobierno socio-comunista con sus proyectos educativos. En “1984” en el Ministerio de la Verdad se manipulaba la historia como método de dominio, pero no se la hacía desparecer de un plumazo. Este gobierno, con su memoria histórica, ya hizo lo primero y ahora han dado un paso más.
Además de eliminar los suspensos, para los estudiantes de bachillerato, la Historia empieza con los nuevos planes de estudio de este gobierno, en 1812. Adiós a más de dos milenios de historia común. Adiós a Romanos, Visigodos, Medioevo, Reyes Católicos, Imperio Español, Austrias, Borbones, etc., etc., etc. La historia empieza para ellos con la democracia. Pobres ignorantes, ni siquiera se acuerdan de Grecia.
Después de la Historia, alterarán la Lengua incluyendo nuevos tiempos verbales que bien pudieran ser pasado ausente, presente ilusorio y futuro feliz.