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¡FELIZ NAVIDAD!

La Gran Noche de la Esperanza

Adoración de los pastores, de El Greco. (Museo del Prado, Madrid).
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Adoración de los pastores, de El Greco. (Museo del Prado, Madrid).

LA CRÍTICA, 23 DICIEMBRE 2021

Por Íñigo Castellano Barón
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Desde la sección Historia y Cultura venimos desde hace algunos meses publicando variados contenidos y relatos teniendo siempre como eje central grandes hitos o personajes de la historia española. Unos relatos que se identifican con la gloria de una España incontestable, aunque puedan tener sus luces y sombras, matices o sutilezas. Lo cierto es que los relatos hasta ahora publicados, y a punto de terminar el año, resumen bien el generoso y glorioso espíritu español.

Hoy, en víspera de otro hito mundial como la Natividad del Niño Dios pienso como católico que no lo deberíamos dejar de recordar aunque en todo momento desde el más profundo respeto hacia otros credos o hacia cualquier postura agnóstica e incluso contraria a una fe. (...)

... Ese hito tuvo una especial significación en una Hispania pagana que pasó de la dominación romana al cristianismo, siendo este el que en un determinado momento actuó, sirviendo como amalgama para iniciar la reconquista con el signo de la Cruz. Un signo que aglutinó a las tribus cántabras bajo el mando del duque Pelayo frente a la nueva religión del Islam.

Setecientos años después, finalizada la reconquista, se inició el desarrollo de la España más profundamente católica, con un fervor mariano manifestado en Vírgenes como la de Covadonga, del Pilar, del Rocío y otras muchas advocaciones que continúan siendo veneradas por el pueblo español. La religiosidad se extendió, impregnando nuestra cultura de ritos procesionales, devociones, catedrales, iglesias, monasterios, arte, literatura y todo ello junto a un sinfín de comportamientos humanos de santos, místicos y soldados, que conformaron la tipología nacional que permitiría ser lo que en la actualidad somos, aunque modulados por los nuevos tiempos.

Cierto es que cualquier suceso histórico está sujeto a matizaciones, interpretaciones y estudio de las distintas fuentes escritas u orales. Pues bien, de aquella Gran Noche de la Esperanza también tenemos fuentes escritas y orales y como en todo análisis observamos la relación de causas y efectos, pues sin duda alguna la Natividad tuvo sus efectos de un alcance inimaginable.

El hito que mañana celebramos los cristianos, con independencia de nuestra fe, mayor o menor, o poco robustecida, es la esperanza que nos da nuestro credo en una vida eterna. Considero oportuno que si habitualmente en las líneas periodísticas recordamos multitud de efemérides, conmemoraciones y recuerdos, es coherente rememorar la noche de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo, pues traspasa el mero hito que la cristiandad celebra, –dos mil cuatrocientos millones de personas, aproximadamente– o fiesta no laborable de los también millones de no creyentes, para ir más allá de las creencias al convertirse en el referente necesario para comprender y analizar los dos últimos milenios de nuestra historia.

La Natividad supuso un nuevo orden mundial en los hemisferios entonces conocidos, y desde aquella Gran Noche el mundo cambió. Es incuestionable y ajeno a las creencias de cada uno. Ciertamente no es una efeméride más, creer lo contrario supondría la simplificación de un hecho que cambió la civilización occidental. Un hecho que, por supuesto, este escribidor no relata por no ser objeto de estas reflexiones, pero que sí recuerda con emoción por su importancia y comentada universalidad.

Por ello deseo muy de corazón un feliz día de Navidad a todos mis amigos y no amigos, conocidos y que desconozco, y en definitiva a los muchos miles de millones de personas de buena voluntad que creen que la Paz siempre es posible además de deseable.

Iñigo Castellano y Barón

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