... El público salía de las representaciones del Tenorio emocionado y repitiendo versos del drama. Hoy se ha banalizado el Tenorio y se ha prescindido del fuerte tono espiritual-religioso con el que lo pintó Zorrilla, cuando gracias a Doña Inés, la novicia seducida, don Juan proclama arrepentido y convertido: «mas es justo y notorio, que pues me abre el purgatorio, un punto de penitencia/ es el Dios de la Clemencia, el Dios de Don Juan Tenorio».
La dura colonización que sufre España made in USA, como la despótica leyenda negra, ha conseguido que se imponga no solo entre los más pequeños sino en todas las edades, el carnavalesco anticipado Halloween, con toda su parafernalia de calabazas, tridentes diabólicos y cornudas vestimentas en sangre y luto. Estos engendros cadavéricos son una de las aportaciones presuntamente culturales venidas de la otra parte del Atlántico, mientras allí se profanan tumbas y se decapitan estatuas como la del gran evangelizador de Nuevo México y California, padre de los indios, San Junípero Serra.
Pero a pesar de la intensa propaganda cosmética y chabacana del horror y el mal gusto siempre perdurarán los versos de Doña Inés desde la ultratumba:
«Yo mi alma he dado por ti,
y Dios te otorga por mí
tu dudosa salvación.
Misterio es que en
comprensión
no cabe de criatura:
y sólo en vida más pura
los justos comprenderán
que el amor salvó a don Juan
al pie de la sepultura»
Fidel Garcia Martínez