... otros con ínfulas de haber comido a hurtadillas antes de la fiesta (el señor Urkullu) y los más con un kikiriki tasado previamente en cinco minutos que, como saben ustedes, da para mucho además de las fotos para su personal posteridad.
En la trastienda, vicepresidentes y ministros del Gobierno, vicepresidentes también y consejeros autonómicos, y un largo etcétera de hijosdalgos y asimilados que, junto a los representantes de los medios de comunicación privilegiados, hacen de esta conferencia fiesta mayor en tiempos de prohibición de tales fiestas mayores -según parece- en todo el territorio nacional y por el momento.
Pena da, señores, contemplar el desvarío de tantas normas y de su falta por las que han de regirse los españoles en situaciones tan graves como la que hoy se vive en España consecuencia de la pandemia y de su gestión. Pena da contemplar la falta de autoridad del Gobierno de España incapaz de sentar en una mesa a todos los representantes máximos del Estado en las Comunidades Autónomas. En esta España al revés, es el Gobierno de España el que tiene que comprar la asistencia de alguno de estos representantes, decididamente antiespañoles, a su llamada. A un precio desconocido pero que habrán de pagar todos los españoles, mas en todo caso precio contra natura.
Son tiempos de profundo cambio hacia no sabemos dónde. En la economía, en la convivencia, en la cultura, en la religión, en la historia... en todos los elementos personales y sociales que configuran al individuo y a la sociedad, incluso a la sociedad global en la que llevamos décadas incursos. Se nos vienen encima modelos a seguir o a imponer. Unos nuevos y otros viejos compartiendo ambos como objetivo el fin de nuestro tiempo.
En LA CRÍTICA somos optimistas. Las sociedades en el pasado han superado todas las pruebas y los cambios incluso desapareciendo. Como tales sociedades. Y de estas últimas siempre surgieron otras: unas más débiles y otras más fuertes; unas mejores y otras peores. Nos satisface la convicción también hoy de que de todo este barullo saldremos bien parados.
Y en caso contrario, siempre nos quedará el pasado, nuestro pasado...