Consecuencias a esperar del confinamiento por Covid-19

Lo de los abogados.

No me refiero a las demandas muy floreadas y más o menos imaginativas que la mayoría de los partidos políticos ya están afinando contra todos los demás, por lo que están haciendo, por lo que no están haciendo, por cómo lo están haciendo y por cómo no lo están haciendo; eso dará de comer a abogados y periodistas durante años, será entretenido, pero aburridamente previsible.

Sí que me refiero a la oleada de demandas de divorcio que serán daños colaterales de encerrar a familias enteras en casa, durante semanas, con los niños subiéndose por las paredes, abuelos metiéndose en todo y los cónyuges justamente ansiosos por la situación sanitaria y por la económica y la televisión siempre hablando de lo mismo: coronavirus trufado de telebasura.

Y a veces lo del divorcio no es lo peor que se puede esperar, pues los malos tratos y violencias diversas florecen con fuerza en estas situaciones, sobre todo si el terreno está ya sembrado de patologías mentales y/o morales.

Es de esperar que, a la vez, disminuyan un poco otras patologías sociales, como los robos y atracos a domicilios, pero el panorama no invita a ser optimista.

El otro problema que se nos viene encima, a muchos les parecerá algo positivo, pero recaerá en un sobreesfuerzo sobre el personal sanitario, que quizá todavía no se haya recuperado del agotamiento que arrastren de la pandemia (por cierto, ¿cómo es que todavía nadie ha propuesto darle al personal sanitario de todas las categorías un sobresueldo por estas fechas? A lo mejor es la única sonrisa que tendrían en meses).

Me refiero a que, para estas próximas navidades (más o menos), es de esperar un importante repunte de partos.