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EN EL CENTENARIO DE LA MUERTE DE GALDÓS

Galdós: de Doña Perfecta a La desheredada

El cadáver de D. Benito Pérez Galdós expuesto en el Ayuntamiento de Madrid. (Foto: https://lacorrientedelgolfo.wordpress.com/)
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El cadáver de D. Benito Pérez Galdós expuesto en el Ayuntamiento de Madrid. (Foto: https://lacorrientedelgolfo.wordpress.com/)

LA CRÍTICA, 20 ENERO 2020

Por Fidel García Martínez
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Hace un siglo, el día 4 del mes de enero, moría ciego y consumido por la arterioesclerosis el gran novelista del XIX –junto con Clarín–, Benito Pérez Galdós. Republicano convencido (...)

... y con cierta tendencia al maniqueísmo literario entre conservadores y progresistas, (algo que después de un siglo sigue de máxima actualidad tanto en el mundo de la ideología como en el de la política), lo que no impidió que SM Alfonso XIIII lo nombrara capitán general con mando en plaza.

La narrativa de Galdós se caracteriza por una evolución que va desde el realismo más moderado al naturalismo más crudo, según la influencia del padre del naturalismo francés E. Zola. En La desheredada, cruda por su temática y por su estilo, queda atrás la novela de tesis como puede ser Doña Perfecta, en la que desde una perspectiva excluyente y maniquea plantea el tema de la intolerancia.

En Doña Perfecta, con una visión muy parcial, nos ofrece dos formas de ver la sociedad: una tradicional, representada por la propia doña Perfecta y su mundo social, y la progresista representada por Pepe Rey, el alter ego literario del propio Galdós. Ambos personajes son antitéticos y excluyentes. Si doña Perfecta se muestra radicalmente intolerante como el mundo social de Pepe Rey, este se manifiesta con igual intolerancia con el mundo de doña Perfecta. Es decir, Galdós plantea un maniqueísmo excluyente entre buenos y malos: Tradición e Ilustración. Una especie de guerra entre dos fanatismos: uno progresista y otro conservador. Doña Perfecta y Pepe Rey (religiosidad vs ilustración y progresismo). No es de extrañar que esta novela suscitara una fuerte polémica que aumentó la fama de Galdós de novelista iconoclasta radical, y de excelente escritor.

En La desheredada Galdós agudiza la crítica naturalista y desencarnada de la sociedad de su tiempo. La historia de una bella muchacha, Isidora, que víctima de su ambición y de una vida familiar desgraciada –su padre, Tomás, muere loco en un manicomio– pretende casarse con un personaje fantoche, el marqués Saldeoro, lo que no logra y, víctima de toda clase de injusticias, desesperada, se arrojará a la vida pese a las advertencias de su padrino Relimpio y su amigo Miquis.

El tono moralizante de La desheredada es evidente. Nos ofrece un retrato literario del Madrid de su tiempo, de gran exactitud: calles, ambientes, usos y costumbres y lugares. Sin duda un excelente documento para conocer el Madrid de Galdós. Además para Galdós en esta novela lo importante no es el estilo por sí mismo sino que está en función del contenido. Se puede captar un eco de la ironía cervantina. Para muchos estudiosos actuales de la narrativa galdosiana, La desheredada es una de las novelas más importante, después de Fortunata y Jacinta, mientras que en su tiempo no tuvo especial resonancia.

Fidel García Martínez Doctor Filología Románica Catedrático Lengua Literatura

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