... Hasta ahora solo habíamos conocido la presencia en escena del consejero-gurú Iván Redondo, una especie de jesuita laico (escuela de Deusto) con ínfulas de maquiavelista demoscópico, que le calentaba la oreja al Doctor Fraude. Entre Redondo y Cuadrado van a conseguir algo insólito: la cuadratura del círculo, la contradicción en los términos, el oxímoron, el contradiós de una investidura anti-natura y anti-española del presidente sociata Sánchez con un gobierno de coalición socialcomunista (PSOE-Podemos) apoyado por grupos anti-constitucionales republicanos, separatistas y golpistas.
Nunca la frágil democracia española había caído tan bajo. En realidad todo ello confirma mi hipótesis sostenida durante ya más de una década de que la de España es una democracia fallida o de muy baja calidad.
No es la Nación, ni el Estado, ni la Monarquía, los que han resultado fallidos. La verdadera historia de España es un registro de los éxitos de estas entidades, con sus más y sus menos como en todos los países. Lo que ha fallado hasta ahora, repetidamente, es la Democracia. Falló el primer intento (Segunda República, 1931-1939, Guerra Civil por medio, con la Constitución de 1931), y hasta ahora ha fallado el segundo intento (Monarquía Parlamentaria, desde 1976, con la Ley para la Reforma Política de 1976, y la Constitución de 1978). En este último caso, como dije, no ha sido un problema de la Monarquía, sino del sistema parlamentario, es decir, de una democracia no consolidada y corrompida. En otras palabras, como es notorio, no tenemos una democracia sino una partitocracia mayoritariamente corrupta, sin que funcione debidamente el Imperio de la Ley.
Durante algún tiempo confié en la defensa de la Constitución por el Rey como Jefe del Estado y por el Poder Judicial. Tales esperanzas por ahora han resultado vanas. El sanchopanzismo (materialismo vulgar y picaresco) conformista e ignorante de la clase política y judicial, con la anuencia -siento decirlo- de una gran parte de los votantes españoles, de momento no tienen remedio. En este contexto es inevitable que surjan personajes pícaros como Dimitri Cuadrado, cerebros maléficos de las soluciones más disparatadas, letales y destructivas para una democracia de bajísima calidad como la nuestra.
¿Quién es realmente Dimitri Cuadrado? Algunos bien informados opinan que es la misma persona que Iván Redondo en su expresión políticamente “esquizoide” jugando peligrosamente a la ruleta rusa. Pero otros también con conocimiento aseguran que es un agente “incubado” por George Soros en el Palacio de La Moncloa después de la enigmática audiencia, la primera de todas (nunca explicada a la opinión pública) que Sánchez concedió al famoso especulador financiero inmediatamente tras ganar la moción de censura. El millonario judío húngaro, nacionalizado estadounidense, que cambió su apellido real –Schwartz– por el menos judaico de Soros, tiene la mala fama, según extendidos rumores, de ser promotor a través de sus fundaciones (Open Society Iniciative, Acorn, MoveOn.org…) de movimientos de protesta, a veces violentos, como Antifa, Black Lives Matter, War on Cops, Occupy Wall Street, ¿Tsunami Democràtic?,… ¿movida “Greta Thunberg”?, etc. Espero que no estemos cayendo en la paranoia de imaginar una conspiración judeo-masónica y que se nos acuse de “antisemitismo”.
Dimitri Cuadrado –presunto “alter ego” de Iván Redondo– según malas lenguas periodísticas, tras leer mi artículo anterior (“Ni Don Quijote ni Sancho Panza”, La Crítica, 4 Diciembre), e intentando demostrar que el quijotismo es compatible con el socialismo, habría propuesto para estas Navidades la imagen de un belén alternativo, laico, muy castizo español empleando motivos cervantinos: un Don Quijote-Pedro Sánchez un poco más flaco con un Sancho Panza-José Luis Ábalos un poco más gordo y una Dulcinea-Adriana Lastra un poco más bella. Pero la idea se había desechado por provocar los celos de Carmen Calvo (no está claro si ésta se habría postulado como Dulcinea o como una feminista travestí de Sancho Panza). Cuadrado/Redondo al final habría sugerido como solución imparcial que todos ellos figuraran en un belén plurinacional e igualitario como “caganers”, en un gesto de amistad y complicidad multicultural hacia los “indepes” catalanistas.
¡Felices y cristianas Navidades, amigos lectores!
George Soros, ¿Dimitri Cuadrado?