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¡Abajo los ricos del mundo!

Foto de archivo 2014 (www.lavanguardia.com)
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Foto de archivo 2014 (www.lavanguardia.com)

LA CRÍTICA, 21 MAYO 2019

Por Fernando Álvarez Balbuena
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Ya sé que serán muchas las voces que se alcen ante la salida de tono (llamémosla así) de Pablo Iglesias Turrión, poniendo verde ayer a Amancio Ortega en un mitin electoral ...

..., pero aunque no es mi costumbre “entrar al trapo” de manifestaciones de este tipo, no me resisto a hacer un breve comentario sobre una conducta tan impropia.

El motivo de su indignación contra el propietario de Zara, es la liberalidad de éste, al regalar a la Seguridad Social aparatos de última generación en la lucha contra las enfermedades malignas.

De paso le reprocha, sin saber cuál es la situación fiscal del Sr. Ortega, que éste pague pocos impuestos, cuando en realidad es un contribuyente importante al que no se le conocen obligaciones ni cuentas pendientes con la Hacienda Pública…

A mí y a millones de españoles, nos parece que el señor Ortega es un ejemplo de laboriosidad, emprendimiento y valentía, asumiendo la dirección de un super negocio que empezó desde el primer escalón, trabajando como un “condenado a galeras” desde muy temprana edad y creando cantidad de puestos de trabajo, gracias a los cuales viven miles de personas y, además, es un exponente muy principal de la llamada “Marca España”, porque no solamente se extienden sus actividades a nuestra Nación, sino que ha abierto y probablemente continuará abriendo sucursales en todo el mundo, gozando en todas partes de merecida fama de precio y calidad.

Sin entrar a valorar cuánto paga al Fisco el Señor Ortega, me parece que su generosidad no se merece otra cosa que el aprecio y el respeto de todos sus conciudadanos, la admiración de grandes y pequeños, porque una conducta así de desinteresada es bastante poco común.

Sé bien que las palabras del Sr. Iglesias Turrión, no están dictadas por la ignorancia ni por otro motivo que hacer una execrable muestra de desprecio hacia el hombre rico, cosa que tanto gusta a sus votantes incondicionales.

Pero me parece mentira que una persona de la cultura de Iglesias Turrión, (que es profesor universitario) no debería de entrar en ese juego descalificatorio y, desde luego, demagógico, para fijar a un rebaño de votantes envidiosos e ignorantes que se creen con derecho a insultar y a odiar a quien, salido de la nada (como ellos ahora) ha llegado a las más altas cotas de la economía comercial española, a base de esfuerzo, sacrificio y, desde luego, trabajo, trabajo y trabajo.

Y no me queda otra cosa que hacer una breve reflexión: Una actitud política basada en el odio, aparte de ser constitutiva de un delito, revela una enorme indigencia moral que excuso analizar.

Sr. Iglesias: Ahora que el conocimiento de la Iglesia Católica y de sus dogmas y doctrinas va cayendo cada vez más en el olvido, me atrevo a citarle una frase de San Agustín rectora de la conducta humana: “Ama y haz lo que quieras”. Vd, ha superado a San Agustín y su enseñanza, parodiando al Padre de la Iglesia podría ser ésta: “Odia y haz lo que yo te diga”.

Fernando Álvarez Balbuena

Fernando Álvarez Balbuena

Historiador. Doctor en Ciencias Políticas y Sociología

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