“El Ejército de Tierra pone en marcha los estudios para el diseño de un modelo de Brigada para hacer frente a los nuevos entornos en los que se desarrollarán las operaciones militares en los próximos años”.
Este preámbulo de noticia aparecía el pasado mes de mayo en el periódico “TIERRA” que edita nuestro Ejército.
Con ello vemos que son fundamentales todos los estudios que se están llevando a cabo por los órganos pertinentes del Ejército de Tierra para definir con éxito todos los aspectos de: Personal, Combate, Técnicos, Inteligencia, Fuegos, Protección, etc., que deben conformar la futura Brigada 2035, en la actualidad denominada BRIEX 2035 (Brigada Experimental), que ha de constituir, sin duda una vez definida y experimentada en su totalidad, la Fuerza del futuro en el Ejército de Tierra.
Esta Gran Unidad, la Brigada, seguirá siendo el elemento fundamental para generar fuerzas operativas terrestres y, por ello, el primer paso para determinar esta Fuerza futura es su definición: un sistema integral de combate que habremos de adquirir como una capacidad completa.
Esta Brigada estará basada en la innovación, será reducida de personal, tecnológicamente avanzada, contará con capacidad para actuar en todo el espectro del conflicto, estará especialmente capacitada para el combate urbano y para actuar en los tres dominios –terrestre, aéreo y cibernético- y dotada con la adecuada protección, movilidad y capacidad de detección y ocultación.
Este nuevo modelo, la definición de las tecnologías a integrar, la organización, las tácticas o los procedimientos para el combate, requieren, como se ha comentado, de un proceso de experimentación. Para ello se ha designado a la Brigada “Rey Alfonso XIII”, II de La Legión, como Brigada Experimental (BRIEX) 2035, responsable de ejecutar las actividades de experimentación que faciliten el diseño de la Brigada de ese año.
La característica principal de la Brigada 2035 será su tecnología, lo que le permitirá disponer de una mayor potencia de combate con menor número de personal –unos 2.800 militares aproximadamente-, cifra considerablemente inferior a la que constituyen las plantillas de destino de las Brigadas existentes en la actualidad.
Pero esto no es indicativo de una menor importancia del elemento humano en los combates o misiones del futuro. El elemento esencial para alcanzar con éxito el futuro seguirá siendo el combatiente, centro de gravedad de nuestra Institución. El soldado del año 2035 deberá tener una formación multidisciplinar que le prepare para afrontar situaciones nuevas y cambiantes y que, bajo el mando de unos líderes ejemplares, mantengan los valores que caracterizan al soldado español: valor, disciplina y disponibilidad permanente. El combatiente futuro habrá de ser capaz de continuar operando en un ambiente electrónicamente degradado en el que, ante la ausencia de órdenes y directrices, sea capaz de cumplir la misión asignada interpretando inteligentemente el propósito de sus mandos.
Expuesto lo anterior, que en definitiva son los objetivos que persiguen todos los estudios que está llevando a cabo el Ejército de Tierra en esa definición de su Fuerza del futuro, está sin duda como uno de los principales la disminución del número de combatientes necesarios en este tipo de Gran Unidad, no sólo provocado por el aumento de las tecnologías de todos los sistemas de armas con lo que conseguiremos una mayor eficacia en el cumplimiento de todas las misiones encomendadas, sino también provocado por la gran problemática demográfica en la que se encuentra inmersa España y el mundo occidental, que nos obliga a ser imaginativos y dotar a nuestros soldados con todos los medios tecnológicamente avanzados que nos permitan estar a la vanguardia en las organizaciones de nuestras Unidades de combate.
Pero, con todo ello, no nos cabe duda de que el ministerio de Defensa a propuesta de los Ejércitos, y más concretamente del Ejército de Tierra, deberá estructurar un nuevo modelo de tropa profesional, fundamentalmente en las exigencias de las cualificaciones que se deben tener para optar a la condición de tropa profesional y, además, una vez encuadrado en las Unidades del Ejército de Tierra, éste preocuparse constante y permanentemente de su completa formación estableciendo los programas de instrucción acordes a esas nuevas tecnologías que serán pieza importantísima en el funcionamiento de la Brigada 2035.
Dadas esas exigencias tecnológicas debemos ser rigurosos a la hora de completar nuestras plantillas destino fundamentalmente de las Unidades de la Fuerza y establecer internamente los períodos de instrucción y formación necesarios para que las ventajas que nos ofrecen las nuevas tecnologías no se vean afectadas por la falta de preparación en el personal que engrosa esas Unidades.
Este diseño de futuro, a medio y largo plazo, constituye un nuevo reto organizativo en nuestro Ejército de Tierra, que debe estar permanentemente en un continuo proceso de actualización y modernización para evitar ser sorprendido por los avatares de los nuevos tipos de conflictos.
Como conclusión, es justo decir que por parte de nuestro Ejército se han constituido los necesarios grupos de trabajo con componentes de contrastada experiencia y preparación del Estado Mayor del Ejército (EME) y de las correspondientes Direcciones del Mando de Apoyo Logístico (MALE) y del Mando de Adiestramiento y Doctrina (MADOC) que, con el resultado de sus estudios, se podrá dar sin duda el correcto enfoque que nos permitirá tener la Fuerza que España demandará en el futuro.
Pedro Berzal Fernández
Coronel de Infantería DEM (R).