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EL SALAFISMO YIHADISTA (4)

El estado islámico de Irak y de Levante

Abu Musab al-Zarqawi (1966-2006), fundador del ISIS. (Foto: www.cnbc.com)
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Abu Musab al-Zarqawi (1966-2006), fundador del ISIS. (Foto: www.cnbc.com)

10 MAYO 2018

Por Ricardo Martínez Isidoro
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(...) es el nombre con el que nace el citado grupo islamista radical, en el año 2006 en IRAK, de la mano de Al Zarqawi...

El título que se presenta no es tan citado como el ISIS o DAESH, porque quizás estas expresiones han sido más recogidas en los medios de comunicación y por los analistas en cuestiones internacionales, pero es el nombre con el que nace el citado grupo islamista radical, en el año 2006 en IRAK, de la mano de Al Zarqawi, y en él se declara una voluntad de extenderse, quizás imperceptible en aquel momento para los expertos que trataban este asunto, mucho antes de que en el 2014 Al Bagdadi declarara en Mosul el Califato, en dirección a la parte fértil de Irán, Irak, Siria, Líbano e Israel(el Crescent Fértil que Isaac Asimov describe en su obra Tierra de Canaán).

Al término de la ofensiva anglonorteamericana en el país mesopotámico, con la derrota del Ejército iraquí y la caída de Sadam Hussein, existía ya en Irak una estrategia de resistencia al invasor que el Mando estadounidense había detectado y transmitido a sus Grandes Unidades Subordinadas a través del CJTF-7(Fuerza Conjunta Combinada establecida en Bagdad), dirigido por el Teniente General Ricardo Sánchez. En el nivel superior se encontraba el diplomático Paul Bremen designado por el Presidente de los Estados Unidos como jefe de estado y de gobierno para la reconstrucción de Irak., quien procedió a la eliminación de todas las instituciones que estaban dominadas por el partido baaz., lo que suponía la desmovilización de las Fuerzas Armadas y Policía, fundamentalmente, error siempre atribuido a Estados Unidos.

El plan de resistencia interior a la ocupación reunía a una parte sensible de las Fuerzas Armadas, Guardia Republicana, Servicios de Inteligencia, etc, que pasan a la clandestinidad con el nombre de Elementos del Antiguo Régimen (FRE,s); ese fue el núcleo inicial y principio de la insurgencia. Dirigidos y financiados por este aparato baazista amalgamaron progresivamente a otras células de extremistas suníes, combatientes extranjeros (FF,s) y a una incipiente Al Qaeda liderada por Al Zarqawi, con fuerza suficiente para provocar los grandes atentados de agosto y septiembre de 2003, donde fallecen, en Bagdad el Representante Especial del Secretario General de las Naciones Unidas, Viera de Melo y el Capitán de Navío español Martín OAR, y en Nayaf el Ayatollah Al Hakin, fundador del Consejo Supremo de la Revolución, de credo chiíta, en una estrategia permanente de enfrentamiento con los suníes.

Se infiltraron los incipientes partidos políticos y corrientes religiosas, en especial las de culto chiíta, se eliminaron los contactos de la inteligencia iraquí con otros servicios ,incluidos los españoles (que pagaron caro esta parte del plan), se atacaron las comunicaciones, se procedió a atentar contra los líderes religiosos, imanes y sacerdotes, contra los jueces, se procedió a suministrar armas a la insurgencia, del mercado negro y de los múltiples depósitos mal vigilados que existían en todo el territorio, y se lanzó un banderín de enganche para todos aquellos que desearan defender Irak de la Coalición.

Pronto la crueldad de Al Zarqawi se hace insoportable para Al Qaeda y su entorno, y es criticado también por los propios extremistas suníes que ven en la afluencia de combatientes extranjeros un desajuste para los fines del país mesopotámico. No obstante la relación de fuerzas dentro de la insurgencia, una vez detenido Sadam Hussein, se torna cada vez más favorable al terrorista jordano, quién se separa progresivamente de la tutela de Bin Laden y crea el Estado Islámico de Irak y de Levante, ya con vocación de califato, a pesar de correr los años terribles para las tropas de Estados Unidos por la dureza de sus pérdidas.

La llegada del General Petraeus al mando de las fuerzas norteamericanas en Irak( Fuerza Multinacional-MNF 1), con nuevas ideas de combate y más fuerzas ( “surge” de cerca de 25000 efectivos de personal, equivalente a cinco Brigadas adicionales), endereza la situación y el bando suní sufre defecciones a favor de la estabilización; las Milicias del Despertar, hartas ya de la intromisión de los combatientes ajenos a Irak, y financiados por Estados Unidos, reducen la situación en la provincia de An Ambar, donde la insurgencia era más fuerte; a esas alturas, Al Zarqawi ha sido abatido por la aviación norteamericana.

Ni que decir tiene que un gran número de cuadros baasistas de las antiguas Fuerzas Armadas iraquíes y Guardia Republicana, así como altos cargos del entorno de Sadam Hussein(las cartas de la baraja), estaban integrados en la insurgencia citada, de ahí la eficacia de sus acciones y la eficiencia de los canales de financiación.

Después de un periodo de disminución apreciable de la actividad terrorista, merced a la eficacia de la nueva estrategia del Mando americano, se produce, en el año 2009, la firma entre Estados Unidos y el Gobierno iraquí del Primer Ministro Maliki, chiita impenitente, del Tratado sobre la Retirada de Fuerzas Norteamericanas y Organización de las Actividades de su Presencia en Territorio Mesopotámico, tratado que más tarde sería asumido por el nuevo Presidente Obama, cuyo propósito era salir de Irak a toda costa. Por este tratado, el 31 de diciembre del 2011 no habría ninguna presencia americana en Irak ni tampoco habría fuerzas de combate en ciudades y pueblos más allá del 30 de junio del 2009.

Ni que decir tiene que la acción política del Primer Ministro Maliki, sin apenas interés de mantener al país unido y con gran partidismo en dirección al mundo chiíta, además de no cumplir su pacto con las Milicias del Despertar, favoreció enormemente la recuperación de la insurgencia suní, la corrupción en general y la descomposición del Ejército, cuya combatividad se situó bajo mínimos; la ausencia de tropas norteamericanas, merced al citado tratado, descontroló totalmente la situación, y por ello no fue una sorpresa la proclamación del Califato por Al Bagdadi en 2014, quien con una buena planificación se había hecho también con gran parte del territorio de Siria, en especial la zona fértil bañada por el Eufrates, los pozos petrolíferos y la frontera con Turquía, a través de la cual realizaba sus tráficos ilícitos para armarse y financiarse, fijando su capital en Raqqa.

Siria fue una presa fácil debido a su grave problemática interna, en la que el régimen de Al Assad se enfrentaba a una oposición sin unión, moderada en algún caso y terrorista en su mayor parte (El propio Daesh y Al Qaeda). El líder sirio contó desde el primer momento con el apoyo de Irán, que envió a la Fuerza de élite Al Kud , con Hesbollah, y con el apoyo de Rusia, político inicialmente y militar después, en especial a través de un potente dispositivo aéreo.

El Daesh es producto de la evolución de una situación de descontrol de la problemática iraquí primero y siria más tarde, atribuibles, en parte, al reducido papel que quiso jugar Estados Unidos de la mano del Presidente Obama en la zona.

Proclamado el Califato, Al Bagdadi , contó, desde su retauración, con una vocación expansiva, utilizando la yihad como medio y con proyección universal. Su territorio que compartía tanto las zonas citadas de Irak y de Siria, como las retaguardias de los países occidentales, en las que sus ciudades, rodeadas de verdaderas “banlieues del Islam,” se agrupaban los inadaptados y socialmente marginados musulmanes fruto de varias generaciones de inmigración, que por otra parte en ocasiones se sentían orgullosos del despertar protagonizado por el Daesh.y querían participaren la lucha.

La ideología salafista, la rígida interpretación de la sharia, las primeras y rotundas victorias sobre el Ejército regular iraquí, la claridad de su mensaje, la inmejorable técnica con la que propagaban su relato, con ayuda de la tecnología, la buena administración ante el caos anterior, la presión de los salvajes castigos a los prisioneros, disidentes y traidores, los buenos salarios , etc, atrajeron a miles de combatientes extranjeros, incluso de los países occidentales, que engrosaron las filas de Daesh, llegando a contar en torno a 50000 combatientes.

Armados con el armamento obtenido del Ejército iraquí, con un excelente tráfico de armas financiado por fondos de importantes países suníes, al menos al principio, aprovechados de la venta del patrimonio artístico de la zona ocupada, utilizando el contrabando de petróleo a través de la frontera con Turquía, obteniendo recursos de los secuestros , imponiendo altos tributos a los residentes, etc, el Califato obtuvo rentas cercanas a los 2000 millones de dólares mensuales en los periodos más florecientes de su economía, lo que les convirtió también en una de las amenazas globales a tener más en cuenta en los análisis estratégicos de los países más importantes, incluida España.

Aunque tarde, Estados Unidos puso en marcha una coalición contra el Estado Islámico que llegó a alcanzar cerca de 60 países, en especial con colaboraciones aéreas no excesivamente fructíferas debido a un problema de identificación de objetivos, cuestión difícil dada la diferente etiología de las fuerzas terrestres a las que se tenía que apoyar, normalmente milicias de diferente signo y fuerzas regulares sin adiestramiento adecuado; la dispersión sobre la actuación en Siria, donde no había consentimiento de actuación, complicó todavía más el ritmo rápido de las operaciones.

No obstante, la entrada de la Federación Rusa a favor del régimen sirio, por sus intereses en la zona, junto con el trabajo de adiestramiento del Ejército iraquí llevado a cabo por países fundamentalmente occidentales, entre ellos el de España, el corte de los recursos de financiación del Daesh, la destrucción de sus infraestructuras y cuadros, etc, terminó por recuperar los territorios de los terroristas, aunque no pudieron impedir golpes en occidente por sus “lobos solitarios”, como en Francia , Bélgica, Alemania, Dinamarca y España, así como en Egipto, Túnez, Nigeria, etc.

Si algo se puede añadir, a pesar de la brevedad de este relato, es que no se ha terminado con el Daesh, aunque sus recursos hayan sufrido una gran minoración, queda la ideología subyacente y los problemas que ostentan los musulmanes inadaptados, potenciales futuros radicalizados. También es patente una cierta desinvolucración de occidente, cuya tendencia a “no poner botas sobre el terreno” ha alargado esta guerra contra los terroristas y causado enormes pérdidas de vidas humanas civiles, en especial por el planteamiento de una guerra lenta, en especial por Estados Unidos, cabeza de la Coalición.

Ricardo Martínez Isidoro

General de División (R) 2º Jefe de la División Multinacional CS en Irak (2003-2004)

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