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EL SALAFISMO YIHADISTA (2)

La expansión del "wahabismo saudí"

Arabia Saudí destina miles de millones de euros a la propagación del wahabismo.
Arabia Saudí destina miles de millones de euros a la propagación del wahabismo.

3 MAYO 2018

Por Jesús Argumosa Pila
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(...) El wahabismo ha sido la fuente de inspiración para muchos grupos del salafismo yihadista, entre los que se encuentra el Estado Islámico...

El wahabismo es una rama del salafismo yihadista que aparece en el siglo XVIII de la mano del reformador religioso Mohamed Ibn Abd al-Wahab (1703-1792), nacido en la península arábiga, que era adepto a la escuela jurídico-doctrinal hanbalita y a los escritos de Ibn Taymiyya (1263-1328). Este reformador y predicador vivió en un contexto histórico de decadencia del imperio turco e incicio del proceso colonizador de las tierras del Islám por parte de las potencias occidentales.

Como reacción a esta realidad, Abd al-Wahab estableció una corriente islámica dentro del salafismo yihadista que predica una vuelta al purismo religioso poniendo especial énfasis en el cumplimiento de la Sharia. Pretende limpiar el Islám de las prácticas que, en su mentalidad, han ido contaminando a esta religión. Utiliza como fuente la escuela de interpretación religiosa Hanbali - fundada por el imán Ahmad Ibn Hanbal (780-855) -, la más radical y puritana del Islám, de naturaleza especialmente rigorista y dogmática.

Esencialmente, Al Wahab era un fundamentalista que quería “purificar” al Islám remitiéndose a los principios básicos de la fe. Pronto encontró refugio en Mohamed Ibn Saud, jefe de una de las más importantes tribus de la región, con quién firmo el Pacto del Nejd (1744). Con este pacto se sentaron las bases para gobernar en gran parte de la península arábiga. Ibn Saúd se comprometió a apoyar a Al Wahab política y militarmente a cambio de que Al Wahab diera legitimidad religiosa a Ibn Saud.

Tras un periodo oscuro después de haber sido aniquilados por los turcos en 1814, entre 1902 y 1932 Abadelaziz Bin Abderrahman Al Saud, fundador del reino saudí, llevó a cabo una serie de campañas militares apoderándose de la mayor parte de la península arábiga, incluyendo a las ciudades santas de Medina y La Meca, hasta establecer definitivamente el reino wahabita con capital en Riad. Durante dichas campañas, los Saud se apoyaban en el wahabismo y lo interpretaban a su manera para justificar que cualquier abuso para imponer su poder sobre otras tribus procedía de la religión.

Tras el encuentro histórico, el 14 de febrero de 1945, entre el rey de Arabia Saudí, Abdelaziz, y el presidente estadounidense, Franklin D. Roosevelt, a bordo del USS Quincy, en el Gran Salado de Egipto, se estableció una alianza entre ambos países de tal manera que los EEUU proporcionaría garantías de seguridad a Arabia Saudí, incluyendo el derecho a conservar y expandir su visión del Islám, a cambio del libre flujo de los recursos petrolíferos saudíes, descubiertos en 1938, a los mercados internacionales.

Desde los años 60 del siglo pasado, tanto Arabia Saudí como Qatar, los dos países donde impera el wahabismo, con los enormes ingresos obtenidos anualmente de la exportación de petróleo y gas, han exportado esta doctrina radical islámica más allá del mundo musulmán, incluyendo las comunidades islámicas en Occidente, construyendo y manteniendo mezquitas, escuelas coránicas - madrasas - y centros culturales musulmanes por todo el planeta.

Especialmente Arabia Saudita pretende expandir el wahabismo a todo el mundo - gracias al papel de patronazgo del Islám que desempeña el Reino - dedica su dinero no solo a las construcciones anteriormente mencioanadas sino también a la formación del clero islámico, ya sea en Arabia Saudí o en los propios países donde se hallan los clérigos, en su interpretación del Islám, materializada en la doctrina del wahabismo para, posteriormente predicar en los centros de oración de todo el mundo.

A modo de ejemplo, entre 2011 y 2013, Arabia Saudí ha enviado a miles de clérigos a Pakistán y a India, además de 250 millones de dólares para asentar en dichos países mezquitas y escuelas coránicas. Asimismo, en abril del año pasado, Bangladesh aprobó la construcción de 560 mezquitas en su territorio financiadas por Riad con un coste de casi 1.000 millones de euros.

De acuerdo con un informe del Think thank británico Henry Jackson Society, de julio de 2017, el Gobierno saudí financia programas educativos en escuelas islámicas, en el Reino Unido, que usan los mismos libros que la educación rigorista saudí. El contenido de estos libros de texto es tan radical que en 2014 el Estado Islámico los adoptó como libros de texto oficiales para las escuelas del califato.

El wahabismo ha sido la fuente de inspiración para muchos grupos del salafismo yihadista, entre los que se encuentra el Estado Islámico, que se han creado a partir de los años cercanos al comienzo de siglo, dando lugar a la ejecución de un gran número de atentados terroristas de extrema crueldad y violencia contra todos aquellos que se oponen a su doctrina.

En general, su extrategia de expansión - al fatah en los orígenes del Islám - consiste en penetrar en las sociedades fundando escuelas, universidades, abriendo grandes mezquitas, apoyando determinadas publicaciones y líneas editoriales al objeto de crear identidades con un aspecto diferencial como vestimenta, comportamiento público o apoyando servicios esenciales o centros asistenciales donde no llega el Estado.

Arabia Saudí ha conseguido la expansión del wahabismo por todo el mundo islámico, no sólo por el mundo árabe y Oriente Medio, por África, por el sudeste asiático y por las antiguas repúblicas soviéticas. En Europa se ha introducido llenando el espacio para la religión del que no se ocupa el Estado. Todo ello va a permitir difundir una forma, práctica y naturaleza del Islám que incrementa poderosamente la influencia de la doctrina del wahabismo en la comunidad internacional.

La propagación de esta doctrina afecta directamente a la estabilidda y seguridad internacional. En caso de que no se detenga esta expansión, se pondrán en peligro los principios de la democracia, de los derechos humanos, del respeto a las minorías, de la libertad y de la tolerancia en que descansa Occidente. ¿Estamos dispuestos a correr ese riesgo?

Madrid, 13 de abril de 2018
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