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El adolescente

Foto: https://wecareon.com/psicologia-do-adolescente-coaching-psicodramatico/
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13 FEBRERO 2018

Por Manuel Yebra Fernández
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(...) En los pueblos primitivos el niño pasa a adulto, directamente, sin transiciones. Nosotros, por el contrario, tenemos esa figura indeterminada, que cada vez empieza antes y termina mas tarde...

La figura del adolescente es un fenómeno típico de las sociedades occidentales. En los pueblos primitivos el niño pasa a adulto, directamente, sin transiciones. Nosotros, por el contrario, tenemos esa figura indeterminada, que cada vez empieza antes y termina mas tarde. Es un individuo con apariencia física de adulto, con desarrollo de características sexuales, pero con mentalidad de niño. ¿Como debemos de tratar a esta persona? Desde el punto de vista criminal se ha creado la Ley de Responsabilidad Penal del Menor que abarca desde los catorce a los diecisiete años, quedando impunes las conductas de los que no alcanzan esta edad y respondiendo como mayores los que superan la última. La cuestión legal queda resuelta, pero queda abierta una responsabilidad mas trascendental, a mi modo de ver: la de los padres. Una responsabilidad no solo económica, que la hay, sino, sobretodo, moral, en el comportamiento de estos menores. ¿Que esta sucediendo en la educación familiar para que, cada vez con mayor frecuencia, la conducta de estas personas entre en confrontación con la sociedad? Ser padres en la actualidad es difícil. Quizás nunca antes ha sido tan complicado. Vivimos en una sociedad muy compleja, donde cuesta mucho adaptarse a los cambios incesantes, sobretodo los que pertenecemos a generaciones anteriores y que nos toca hacer de padres. Nuestros hijos nos superan muchas veces en el conocimiento de las nuevas tecnologías y tenemos impresión de que no podemos controlarlos.

Un hijo es una responsabilidad tremenda, la confección de ese nuevo ser adaptado a la vida y a la sociedad requiere un esfuerzo continuado desde que nacen (cada vez se tiene mas clara que las personalidades se forman en edades tempranas). Una responsabilidad que no permite el desfallecimiento, ni el abandono. ¿Pero quien no se cansa de un trabajo tan exigente y durante tanto tiempo? Normalmente empezamos con mucho brío en las edades tempranas, pero poco a poco, vamos cediendo. Nos vamos haciendo mayores. Cada vez tenemos nuestros hijos mas tarde y ahí confluye la tormenta perfecta. El niño se hace adolescente y descubre un mundo nuevo que quiere experimentar, por que así se lo transmite la sociedad de las nuevas tecnologías. No se debe de esperar, todo tiene que ser ya, y a los padres nos pilla con la guardia baja y, aveces, hacemos dejación de nuestra responsabilidad de padres, como no sabemos que hacer no hacemos, en el típico comportamiento de la avestruz.

El adolescente es una persona todavía incompleta, esta necesitada de apoyo, sus comportamiento deben ser controlados por el padre-madre, no se les puede dejar como si fueran adultos: porque no lo son. El acceso a Internet debe de ser supervisado, las actividades de ocio, los consumos de sustancias o bebidas, controlados. Los amigos y sus padres deben conocerse. Comprobemos si realmente va estar en casa de ese amigo/amiga. Debemos estar vigilantes. Es muy importante lo que tenemos entre manos. Si se nos va es muy difícil de recuperar. Si se pierde es probable que no vuelva. No podemos caer en la trampa de que todos lo hacen. El problema cuando surja va a ser nuestro: él es nuestro hijo, no de los demás. Pero no todo debe de ser control y vigilancia, tiene que existir comunicación entre el adolescente y sus padres. Los chicos en estas edades suelen aislarse en casa. Es mas cómodo no hablar, no dar explicaciones, por eso son los padres los que tienen que tomar la iniciativa e intentarlo siempre. Siempre hay que hablar. Es la mejor forma de sacar al adolescente de su aislamiento. No he dicho que todo esto sea fácil, pero hay que hacerlo.

Solamente que queda lo mas importate: el amor. El amor es la mejor medicina en todas las relaciones humanas, y entre padres e hijos fundamental. Cuando he hablado con muchos de estos chicos, muchos de ellos, me han manifestado que no se sienten queridos, por eso no basta con sentirlo hay que demostrárselo, a pesar del rechazo hacia a las muestras de cariño. El adolescente aunque parezca lo contrario sigue necesitando sentirse querido, como todos nosotros.

Manuel Yebra Fernández. Licenciado en Psicología Clínica

Manuel Yebra Fernández

Licenciado en Psicología Clínica

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