No acostumbro a compartir enlaces a otros medios ni siquiera cuando coinciden con mis planteamientos, pero si esto ocurre y además el escrito está hecho con el corazón encima del teclado como es el caso de Mario Conde, no me queda más remedio:
https://confilegal.com/20170928-ignacio-pelaez-una-buena-persona-mario-conde/
Controvertido Ignacio, pero solo para aquellos que no entienden que la JUSTICIA se escribe con mayúsculas y de que no todo vale en el teatrillo procesal. Por algunos será recordado por haberse llevado por delante a jueces mediáticos o defender a ricos –sí, muy ricos– pero otros lo recordaremos por intentar hacer justicia en las más altas instancias del Supremo a pobres –sí, muy pobres– que nunca pudieron hacer frente a una provisión de fondos para defenderse. “Ya nos comeremos un cocido maragato cuando todo acabe” –decía.
Tengo que coincidir plenamente con Mario en que la indudable valía de Ignacio Peláez como jurista se queda eclipsada por su calidad humana. Juez, Fiscal de la Audiencia Nacional y últimamente abogado en ejercicio no dudaba en coger el coche y hacerse de inmediato cuatrocientos kilómetros para visitar a un detenido pues entendía que, además de la defensa jurídica, lo que más necesita un encarcelado –mucho más cuando se considera inocente– es el apoyo humano y contacto directo con su abogado.
Ignacio, amigo. Simplemente buena persona. Nos queda pendiente un cocido maragato, siempre que para entonces, con tu sentido de justicia universal, no andes metido en líos recurriendo al Supremo de Todos Los Supremos luchando por las injusticias incomprensibles aquí abajo, como la de llevarse a alguien en la flor de la vida.
Lenny Flames