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AMAR ¿ES PARA SIEMPRE?

AMAR ¿ES PARA SIEMPRE?

Abril 2016

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AMAR ¿ES PARA SIEMPRE?

Mira que nos lo advirtieron claramente al cambiar el título de “Amar en tiempos revueltos” por el de “Amar es para siempre” cuando los desacuerdos de Producciones Diagonal con TVE hicieron que pasaran a emitirla sus amigos de Antena Tres. No quisimos creerlo pero la elección del nombre de este culebrón no era nada casual. Era premonitorio. Estaba previsto que la serie se perpetuase eternamente adaptando el contenido y los guiones a los deseos del grupo AtresMedia.

Ya nos contaba Eulogio López, gran conocedor de los intríngulis mediáticos, en su artículo para Hispanidad “Quien manda en España” el poder inmerecido ganado a golpe de talonario que tienen los dos imperios mediáticos A3M y Mediaset. (El día que la UDEF o una fiscalía independiente –¿pero en realidad existe eso?– entren a saco en la maraña de empresas filiales, holdings, concesiones de licencias y demás nos llevaremos alguna sorpresa). Solo entre estos dos grupos manejan más del 60 % de los contenidos de los medios de comunicación de masas incluyendo casi toda la televisión privada, emisoras de radio, periódicos, revistas, libros y, sobre todo, la publicidad a todos los niveles.

En el mundo publicitario no se menea nadie sin el consentimiento de los dos grandes. Resulta chocante que si cambias de canal intentando huir de los más de seis minutos seguidos de publicidad con la que te bombardean a cada dos por tres te encuentras con que las otras cadenas del grupo, incluso de la “competencia” (puesto entrecomillado pues en realidad no es tal ya que en el mundo de sus filiales de producción las participaciones son frecuentes y tienen intereses comunes) están poniendo los mismos anuncios. Estos MEDIOS DE MANIPULACION DE MASAS, que no de comunicación, son insaciables. Ya no les basta con manipular nuestra voluntad de manera blanda con publicidad convenciéndonos de comprar algo que seguramente ni nos conviene. Acostumbrados a cambiar ministros a su antojo y presidentes si llega el caso para seguir forrándose, llegan a la osadía de manipular hasta nuestra manera de pensar con los propios contenidos de series, programas e incluso concursos.

El culebrón de la siesta al que, a falta de vueltas ciclistas ideales para planchar la oreja en el sofá, llegas huyendo del cansino Jordi Hurtado no podía librarse de ello. Así, intentando ambientarse en su temporada actual en un Madrid de mediados los sesenta ha llegado a caer en un asqueroso PASTELEO hijo de memorias históricas y otras memeces (no sé si en ello tendrá algo que ver que la productora actual y sus subordinadas son catalanas). Digo ahora lo de pasteleo no en su acepción usual de elaborar un producto que no amargue a nadie. No. Lo digo en su sentido del caló, caliente o jerga delincuencial en la que algo de “pastel” es absolutamente falso.

Mucho me temo que el equipo de guionistas (más de media docena según los créditos… sin contar los negros) no se ha documentado adecuadamente. A ver, señores, en el año 1965 la Guardia Civil no tenía competencias en Madrid donde está ambientada la serie, poco más allá de la protección de los edificios oficiales. Vale que el verde quede mejor en pantalla que el gris o que anden escasos de vestuario –no sería de extrañar porque el pobre Capitán y el Sargento no se quitan el uniforme ni para dormir– pero eso no es razón para poner a la Benemérita a coger chorizos y delincuentes por el centro de la ciudad. De eso se encargaba la Policía compuesta por los “grises” de la Policía Armada y la “secreta” del Cuerpo General de Policía.

Pero no es mi intención plasmar errores y anacronismos difíciles de tragar como el mencionado o el de que en 1965 un médico de unos 45 años magníficamente interpretado por Toni Cantó –nada menos que el cardiólogo de Franco– haya sido en su vida anterior un doctor nazi de los que exterminaban judíos, a menos claro está que por licencia literaria consideremos que se licenció en medicina en las juventudes hitlerianas a los 17 o 18 años; o como que se haya colado en la Guardia Civil, nada menos que de capitán un espía ruso. Pues menuda es la Benemérita para estas cosas. Errores de este tipo hay muchos que serían fácilmente solucionables si los guionistas dedicaran a la documentación tanto tiempo como a buscar giros inimaginables en la trama que enganchen al televidente al menos algunos anuncios más.

Volvamos al pasteleo. La falta de ingenio o el ánimo de manipular ha convertido los argumentos en un vulgar juego de buenos y malos, en un maniqueísmo tan obsceno como el de temporadas anteriores. Porque ¿saben quiénes son los buenos buenísimos que además son guapos y se mantienen jóvenes hasta el punto de que la abuela y la nieta podían ir de fiesta juntas sin desentonar? La familia del bar Asturiano que son la trama central desde hace mucho tiempo y de la que las últimas generaciones están simpatizando con el clandestino partido comunista. Quieren mejorar la sociedad y dar un futuro de libertad a los oprimidos de la época. Por eso son buenos. ¿Adivinan quiénes son los malos? Esta claro: Las “Fuerzas del Orden”. Hay un tal Comisario Parrado, que además de gordo como un tonel, es un perfecto hijo de puta que hace la vida imposible a los buenos, los detiene varias veces y los tortura hasta el punto de que una jovencita pierde el niño que esperaba. Menos mal que en el capítulo de hoy ha aparecido muerto, ya veremos por quién. Le ha sustituido un Inspector que no tiene mejor pinta pues parece igual de mal encarado y casi tan obeso como el anterior –quizás los guionistas lo hagan engordar más cuando ascienda– y esta vez sí acompañado de unos grises.

Pero el verdadero malo de la película es el Sargento Perona de la Guardia Civil decentemente interpretado por Juanma Lara, al que no le va el personaje en absoluto pues Juanma tiene una cara de bueno que no puede con ella y por aquello de ser gordo tiene que interpretar a un malo malísimo que es lo peor en todo: chorizo, extorsionador, traficante de armas, torturador, asesino, parricida, falso.

El resto del argumento, más de lo mismo, algunos cuernos, infidelidades, amores y desamores. Se salvan la música de cabecera, la mayoría de actores con una buena dicción y los excelentes decorados si le quitamos alguna lámpara y perchero que no son de época.

¿Con qué nos sorprenderán en los próximos capítulos? Visto lo visto no les extrañe nada que un colega del Cardiólogo de Franco, el Doctor Martos, junto con alguna monja amiga de la enfermera, interpretada por Lola Herrera, se despachen con venta de recién nacidos o nos aparezca algún cura pederasta. Todo por vendernos algo. A los guionistas les pido que tengan piedad de nosotros, que no nos castiguen con ese maniqueísmo de pasteleo de buenos y malos. Ya sufrimos por añadido los anuncios. De lo contrario los espectadores haremos que amar no sea para siempre.

Lenny Flames
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