Cierto es también que, aunque la línea imaginaria del Meridiano de Greenwich no coincida exactamente con los límites geográficos de la Comunidad Catalana, hoy día resulta raro verla al Este de esta marca salvo en las escasas instalaciones que el Estado mantiene allí por el momento. Sea por la presión de ayuntamientos separatistas, “movimientos ciudadanos”, miedo o por la dejación de funciones del propio Gobierno, lo cierto es que el rojo y el gualda, o amarillo y bermellón si ustedes quieren, resulta difícil de ver salvo alineado en las franjas de la Senyera.
Sin embargo algunos empresarios catalanes –y no me refiero a inversores advenedizos sino a auténticos catalanes descendientes de familias con raigambre que superarían la prueba de los ocho apellidos y que aman a Cataluña (tal vez sea por esto)– han mantenido desde siempre la bandera española ondeando junto a la catalana en sus instalaciones. No son muchos ciertamente pero recuerdo con cariño a las Bodegas Freixenet a las que tuve la suerte de ser invitado a una visita guiada allá por los ochenta cuando el cíclico movimiento separatista rebrotaba de nuevo. Me impresionó una soberbia bandera española que franqueaba el límite del aparcamiento. Esa bandera junto a la europea, la catalana y alguna otra adorna en la actualidad la entrada del edificio de las Bodegas Freixenet como se puede ver en la foto.
Viene esto a cuento porque no paran de llegarme al whatsapp y al email mensajes virales de boicot a los productos catalanes basándose en no sé qué listas que algún descerebrado se ha preocupado en confeccionar y en las que he visto a Freixenet. Lo que les cuento de las banderas podía ser anecdótico si no fuera porque el actual Presidente de Feixenet Sr. Bonet no hace ni siquiera un año que fue presionado y boicoteado por políticos catalanistas por el simple hecho de haber brindado por “100 años más de unidad con España”.
Hay que tener mucho cuidado con los mensajes virales. No dudo que haya algún empresario catalán –los menos– que busque “desconectarse” del resto de España, allá ellos, tal vez usted conozca alguno, pero generalizar hace pagar a justos por pecadores. De momento ya tienen ustedes información suficiente para saber lo que tienen que hacer.
Ahora, como homenaje a Freixenet –lo siento por otros que no conozco y tal vez se lo merezcan–, me pongo una copa de excelente Carta Nevada y brindo por que esta bodega, que mima sus cavas haciendo de ellos un referente mundial, siga siendo uno de los buques insignia de las exportaciones catalanas y por lo tanto españolas. Y al igual que el Sr Bonet, brindo por que la bandera española siga ondeando al menos otros 100 años al Este del meridiano de Greenwich. Mejor nos irá a todos
¡Chin, Chin!