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Desde 1916 ambos países tienen un tratado de pesca que fue renovado para otros cuatro años de colaboración. Destaca ahora la faceta marítimo-investigadora que ofrecen los rusos, con programas de largo alcance en la zona atlantico-marroquí. Se propone así ampliar la cooperación marítima con la posibilidad de utilizar el nuevo astillero que se está construyendo en Casablanca para reparación y mantenimiento de los buques pesqueros rusos que operen en esta zona del atlántico central africano. Hay que señalar que anteriormente estos pesqueros tenían su base para reparaciones en el puerto de Las Palmas, que ahora abandona por ser un puerto europeo que necesita de las relaciones exteriores de la UE con las dificultades actuales.
Todo ello ha sido explicado ampliamente por el Jefe de la Oficina Rusa de la Agencia Federal de Pesca en Marruecos, señor Tarasov, quien ha destacado los intereses económicos que la industria pesquera puede fomentar y otras exportaciones, pero lo que más interesa es la instalación del compromiso en tierra de una actividad industrial marítima en la costa atlántica de Casablanca, zona próxima al estrecho de Gibraltar.
La ampliación del interés estratégico de Rusia hacia el Atlántico oriental africano ofrece una dimensión hasta ahora poco considerada por los estrategas políticos enfrascados en el Mediterráneo.
Marruecos está abriendo una ventana estratégica en el Atlántico al ocupar el territorio saharaui frente al archipiélago canario, abriendo una nueva zona de interés estratégico.
Gonzalo Parente