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Ciudadanos españoles de los que excluyo aquellos que, como afirmó, no le dejan dormir, y eso como se demuestra es muy insano para el cuerpo y la mente; me estoy refiriendo a sus socios filoterroristas, comunistas y radicales de extrema izquierda con los que pasa su vigilia nocturna en perjuicio de su propia salud y de la de España.
La salud suya es ajena al interés de la mayoría, pero la de España afecta a todos y a cada uno; a mi generación y a las siguientes. Usted está en ese puesto que le pagamos, tras filigranas que le llevaron abandonar y desaparecer de su partido en aquel mes de octubre que bien recuerda, tras lo que reapareció tras una tourné en la que desplegó todas sus dotes de falsas promesas y mentiras que la hemeroteca implacablemente denuncia día a día pues siguen impresas para la historia de nuestra nación.
Usted ha convertido al PSOE, al que nunca he votado aunque lo considere políticamente necesario, en el siniestro espectro de su admirado Largo Caballero. Un PSOE que quiso, bajo el presidente González, virar hacia la social democracia y que usted ha convertido, apoyado por los que hoy representan al partido, en la poltrona donde descansar y alcanzar los más abyectos recovecos de sus mentes. Nunca pudieron imaginar que pese a su escasez y sequedad académica pudieran detentar tanto poder.
Le cuestiono algunas interrogantes sobre las que imagino ya ha pensado y le importan un comino: ¿No tiene usted alguna línea roja que limite su irrefrenable deseo del poder y del estar; no ha analizado que es posible que en un futuro que deseo inmediato, el PSOE se vea obligado a refundarse; no percibe cuando allá por donde se desplaza en su “contaminante” falcon la gente le pita, le abuchea desde hace ya algunos años, incluso aunque recurra a sus palmeros cuando ofrece alguna que otra patética entrevista; no observa que en contra de su acólito y bien pagao CIS, las encuestas del resto de los medios le auguran una pérdida de escaños más que considerable, por cierto a lo que está usted acostumbrado, y sin embargo persiste usted en su personal supervivencia manteniendo el inestable poder, apoyado por la izquierda más marginada que representa: el aborto, la eutanasia, la pederastia (delito), el género excluyente del sexo, una supremacía de “su Estado” sobre la autoridad moral de los padres respecto a sus hijos menores de edad; la tributación más grande de Europa, necesaria para el mantenimiento de sus paniaguados y redes clientelares, la no creencia en España y su unidad territorial, la deslealtad y traición al territorio Saharaui, como igualmente a Marruecos y a cualquiera que pueda ser en un momento determinado útil a sus amos los chavistas, quienes llevaron a una nación poderosa y rica como Venezuela, a la ruina?
Traicionaron el espacio Schengen violando las normas comunitarias, permitiendo con representación de su Gobierno, satisfacer los oscuros y secretos manejos de unas maletas procedentes de Venezuela. Recuerde, Presidente, sus dos confinamientos condenados por el propio Tribunal Constitucional. Nos encerró a todos mientras promulgaba decretos y todavía ni una excusa. Recuerde cuando proclamó públicamente que la Fiscalía del Estado dependía del Gobierno y como bien se ha visto a su servicio, y por qué no recordar las actuaciones de la Abogacía del Estado, y para seguir, la no ejecución de las sentencias que viene obligado por el Tribunal Supremo y Constitucional en Cataluña. Han manoseado el benemérito Cuerpo de la Guardia Civil a cuyo paso como con la Legión, los españoles nos ponemos en pie para aplaudirles y agradecer sus servicios.
¿Acaso, Presidente, su ambición desmedida no le hace recapacitar que gobierna una nación y no un grupo de amigotes o correligionarios de un partido que viene destruyendo desde que tomó el poder?
Es triste pensar que no tiene ningún referente del tipo que sea que le limite. Su mal hace mal a España. Usted obtuvo mediante una moción de censura el poder para el servicio público. Hoy, no puede pasearse por las calles cualquiera que sea la localidad que escoja. La nación española, en momentos tan turbulentos para el mundo, añade un inmenso problema que es la presidencia del gobierno y sus equipos. ¡Nunca le olvidaremos! Entretanto los españoles: Partido Popular, VOX, socialistas de bien, que son muchos, partidos regionalistas no separatistas, y resto de ciudadanos, seguiremos luchando durante el tramo que nos queda para unas nuevas elecciones y poder devolver la libertad y democracia a España, preservando a nuestros hijos y nietos de las fantasías alienadoras de su Gobierno desnortado que quiere intervenir en todos los planos de nuestra vida cotidiana e íntima.
¡Viva una España libre!
Iñigo Castellano Barón