… Tras varias sonadas e injustas destituciones de altos cargos que no agradaban al socialismo y comunismo (Pérez de los Cobos –con la dimisión asociada de Laurentino Peña– José Antonio Nieto, Fernando Santafé, Manuel Sánchez Corbí, Hernández Mosquera, etc.), tras poner en compromiso a las fuerzas de seguridad apoyando la patada en la puerta con lo del COVID, tras no apoyar la completa equiparación salarial, tras humillar constantemente a sus subordinados, tras acercar subrepticiamente a los etarras, tras promover la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana que deja vendidos a los policías, tras cambiar a su antojo el ministerio modificando leyes de rango superior para colocar a comisarios políticos, tras recientemente dejar los casos de terrorismo en manos de las policías autonómicas ¿las convertirá en federales con capacidad para actuar fuera de las Comunidades Autónomas? ahora se despacha la Secretaría de Estado de Seguridad, pieza clave de su ministerio, con una instrucción relativa al registro de torturas y violaciones de derechos humanos que lanza más oprobio sobre nuestros defensores públicos pues les hace sospechosos de torturadores. ¿Y no será para ellos que la tortura es el propio Marlaska?
Como si no tuvieran bastante nuestros servidores policiales con el Código Ético, Código Penal, con la Ley Orgánica que les regula, con su régimen disciplinario –el más estricto y duro de nuestro entorno– con las ordenanzas y códigos militares que afectan a la Guardia Civil y con otras instrucciones anteriores sobre la materia de esa propia Secretaría de Estado, ahora se crea este 10 de febrero la Oficina Nacional de Garantías de Derechos Humanos encuadrada en la Inspección de Personal y Servicios de Seguridad (IPSS) dentro de la recién creada Dirección General de Coordinación y Estudios.
Todo apunta a que esta Oficina Nacional de Garantías de Derechos Humanos es un chiringuito más donde colocar a los fieles al socialismo y, desde luego, una cesión a Podemos y otros socios de gobierno de Sánchez. En el preámbulo –como todos los preámbulos, plagado de buenas intenciones- de esta Instrucción se apunta a que es una garantía más para la Policía y la Guardia Civil (al resto de policías autonómicas se las despacha con un “podrá” aplicarse) sin embargo, en el desarrollo queda claro que cualquier denuncia, incluso las anónimas ante el Defensor del Pueblo, dejará indefenso a cualquiera que sea denunciado por malos tratos, invirtiendo la carga de la prueba. En la Instrucción se constata la creación de una aplicación informática para grabar y centralizar estas denuncias, aunque este registro ya se hacía desde hace 10 años.
De la factoría de “Lenin”, el comisario político del PSOE
Esta Instrucción que firma el Secretario de Estado de Seguridad Rafael Pérez Ruiz viene indudablemente de la Dirección General de Coordinación y Estudios, encargada de elaborarla y órgano superior de la Inspección de Personal.
Esta Dirección General, creada expresamente como medio de control político del ministerio, está ocupada por José Antonio Rodríguez González, “Lenin”, que fue nombrado por el Consejo de Ministros (https://boe.es/diario_boe/txt.php?id=BOE-A-2021-3845). Sánchez ha tenido que hacer malabares para este nombramiento:
Antes, sus competencias las desempeñaba el Comisario “Lenin” desde el Gabinete de Coordinación que había ido absorbiendo otros gabinetes y cada vez con más funciones. Aquel Gabinete tenía la categoría de Subdirección General y según la Ley 40/2015 de Régimen Jurídico del Sector Público debía ocuparlo un funcionario en activo. Mira por donde, “Lenin”, el Comisario Político del “Ministerio de la Verdad”, acababa de cumplir 65 años y tenía que jubilarse como Comisario de Policía, por lo que fue necesario que el ministro Iceta, remodelara todo el Ministerio del Interior y por Decreto de 9 de marzo de 20212 creara esta Dirección General, (https://boe.es/diario_boe/txt.php?id=BOE-A-2021-3840) modificando la Ley del Sector Público, no siendo ya necesario que el titular fuera funcionario en activo.
Por supuesto a la recién creada Dirección General se le asignaron nuevas competencias y funciones –eso sí “sin incremento del gasto público”- (participación en el Comité Permanente de Desinformación, Comité de Situación del Departamento de Seguridad Nacional, reuniones del CNI, coordinación de las FCSE, coordinación con Policías Autonómicas, con Aduanas, Instituciones Penitenciarias, Oficina Nacional de lucha contra Delitos de Odio, Fondos Reservados, Formación Policial, Frontex, Infraestructuras Críticas, Personal, estrategias, estadística, Unidad Nacional ante la Unión Europea (CEPOL)), ciberseguridad, desaparecidos, Centro Permanente de Información (CEPIC), Servicio Central de Violencia de Género, etc.) pudiendo decirse que, de facto, el director General que la ocupa tiene más poder que el mismísimo ministro y es serio candidato a sustituirle en cuanto la cuerda floja se tambalee un poco.
Si hay alguien fiel al PSOE desde que entró como Inspector en, por el entonces Cuerpo Superior de Policía, es José Antonio Rodríguez González, apodado “Lenin” en los papeles de Villarejo que recientemente ha tenido que acudir a declarar en la Comisión de Investigación en el Congreso pues era el encargado de librar los fondos reservados en la “Operación Kitchen” para espiar a Bárcenas.
Este Comisario recién jubilado también apodado “Rodrigof” por sus compañeros, siempre ha contado con las simpatías del partido socialista y, aunque nunca ha estado en unidades operativas, ha ocupado cargos de alta responsabilidad en el Ministerio del Interior cuando ha gobernado el PSOE, principalmente desde el Gabinete de Coordinación y Estudios tanto con Belloch, como con Rubalcaba. Llegado Rajoy al poder, le defenestraron “castigándole” como agregado de Interior y consejero de embajada a Pekín, con ámbito en todo el sudeste asiático, donde cobraba la nada despreciable cantidad de 24.000€ mensuales. Al mes siguiente de que Sánchez liquidara a Rajoy en la moción de censura era llamado de nuevo como pieza clave de todo el entramado socialista.
Además de su fidelidad al socialismo, es indudable la valía de este personaje y buena prueba de ello es que es incombustible. Lástima que de vez en cuando se despache con instrucciones como esta sobre derechos humanos que no ha gustado nada a los agentes.