... Ha sido un triunfo muy personal de Ayuso y de todo su equipo a pesar de toda la oposición y el poder del gobierno socialcomunista instalado en la Moncloa, de la casi totalidad de medios de comunicación comprados al servicio de ese gobierno, de unos sindicatos de clase aburguesados que no representan a nadie sino a ellos mismos e, incluso, a pesar de una parte del PP influida por un pasado de trágica memoria responsable de la situación en que hoy nos encontramos.
¿Qué herencia política dejó el PP de Mariano Rajoy al PP de Pablo Casado? ¿No nos acordamos ya de las manifestaciones multitudinarias que pastoreaba el señor Rajoy en Madrid y otras capitales y a las que acudíamos con toda ilusión padres, hijos y nietos para echar al “bobo solemne” de la Moncloa? Y, conseguida la mayoría absolutísima del señor Rajoy, ¿qué hizo desde el punto de vista político con ella? Mantener toda la ingeniería legislativa y política del “bobo solemne”.
¿Fue aquélla la derecha que deseaban los españoles? ¿O, como mínimo, el centroderecha? Aquello fue una tomadura de pelo colosal. A Rajoy no sólo le sobraban los conservadores y los liberales, sino que se ciscó en millones de personas que esperaban de él que acabara con el legado político socialista, en especial con el desastre que se desarrolló entre 2004 y 2011. Y no lo hizo. A estas alturas no me interesa el porqué. Pero me prometí que el PP no volvería a burlarse de mí mientras no cambiase radicalmente de actitud e ideología.
Éstas fueron las razones esenciales por las que algunos valientes del PP se escindieron de él para crear VOX. Porque consideraron que el PP no representaba a la derecha española, a millones de personas. Porque consideraron que aquel PP se había situado en el centro central para intercambiar favores y compadrear con el PSOE, el partido que desde su creación en 1879 ha sido el que más problemas ha causado siempre a España, el que ha participado en tres golpes de Estado y el que, sin ningún género de dudas, nos condujo a la Guerra Civil. Y hoy, asociado, o apoyado, o vinculado de forma vergonzosa con comunistas, separatistas y herederos de los asesinos de ETA para mantenerse en el poder.
De modo que, después de la victoria personalísima de Ayuso en Madrid, ¿quién representa de verdad a la derecha en España? ¿El PP de Casado o el partido VOX de Abascal? Ése al que, por odio visceral, llaman fascista.
Quizás los dos partidos –no de izquierdas- son necesarios. Uno de centro(o derecha modosita y con complejos) con ánimo de mantener el statu quo actual, el sistema corrupto, carísimo y prácticamente ingobernable de las malditas Autonomías (que hace muchos años debieran haber desaparecido) y que conducen a la disgregación de la unidad nacional española. Ese PP que asume las leyes socialistas y del Frente Popular actual más aberrantes, apoyándolas o absteniéndose cuando llegan al Congreso. El otro, sin complejos y de derechas, enfrentándose a quienes pretenden, por encima de todo, la destrucción de España, su balcanización.
Son los hechos los que cuentan. Y estoy convencido de que ese PP de Casado:
-seguirá defendiendo la España de las dichosas, corruptas y carísimas Autonomías;
-mantendrá la Enseñanza en sus manos;
-dejará que la Sanidad también sea de ellas;
-permitirá no poder hablar español en toda España;
-dejará que las prisiones sean suyas;
-manoseará el Poder Judicial;
-mantendrá intacta la Ley del Aborto para seguir desapareciendo de nuestro país la población española, perdiendo así su identidad;
-es muy posible que no se atreva a eliminar la ley socialista de la eutanasia;
-no tocará la Ley de Memoria Histórica ni la que se nos viene encima de Memoria Democrática impulsada por esa cab…, no, egabrense, vicepresidenta del gobierno, Carmen Calvo;
-no se opondrá radical y frontalmente a los deseos y privilegios de los separatistas catalanes y vascos;
-necesitará este sistema autonómico para "colocar" en él a sus políticos, asesores, amigos…, para mantener su estado de bienestar, no el de los españoles;
-no planteará siquiera debate alguno sobre los regímenes forales decimonónicos de siglos pasados de Vascongadas y Navarra;
-no intentará que las Fuerzas Armadas españolas adquieran un nivel de disuasión efectivo para apoyar con eficacia la política exterior de nuestro país;
-planteará la cuestión de Gibraltar -si la plantea- partiendo de débiles premisas, como la cosoberanía de García Margallo;
-no se sabe cómo actuará frente a la inmigración ilegal por tierra, mar y aire;
-dirá ¡basta ya! a personas del partido que intenten fortalecer su ideología, como lo intentó Cayetana Álvarez de Toledo;
-mantendrá las subvenciones a partidos políticos, sindicatos, patronal, ONG del más variado pelaje y los chiringuitos que vayan creando las izquierdas;
-no se atreverá a desmontar la dictadura de la ideología de género impuesta por esas izquierdas;
-no interpondrá el menor obstáculo a los matrimonios del mismo género y la adopción de menores por ellos;
-se sentirá tan orgulloso o más que los del famoso Orgullo, ésos que hacen demostración pública ostentosa de sus instintos más íntimos;
-permitirá que el lobby gay ocupe cada vez mayores parcelas de poder;
-no promoverá, por interés del partido, una nueva ley electoral;
-etc., etc., etc.
¿o me equivoco, señores del PP?
Pues bien, es a todo este maremagnum, a esta falta de sentido común, a este gasto desbocado, a la división y enfrentamiento entre españoles, a la generalizada ausencia del sentido y sentimiento de la unidad nacional española, al mantenimiento de discriminaciones en función del territorio en que se nazca, etc., a lo que la derecha sociológica representada por VOX se opone. Por eso son fascistas.
El triunfo personal y merecidísimo de Ayuso en Madrid no es ningún triunfo del PP a nivel nacional, que en octubre del pasado año rompió toda relación con VOX en el Congreso. Porque al PP de Casado le molesta VOX, esa ultraderecha.
¿Nos acordamos de lo que fue la UCD de Suárez? ¿Aquella Unión de Centro Democrático? ¿Cómo acabó? Desapareció. ¿Y la AP de Fraga? En 1990 tuvo que entregársela a Aznar para que, refundada, AP se convirtiera en el PP. Aquellas diferencias ideológicas y coyunturales entre UCD y AP las pagamos los españoles padeciendo el felipismo durante casi 14 años.
No creo que el PP desaparezca. Prefiero, naturalmente, que lo haga el PSOE, como ha sucedido en casi todos los países europeos con el socialismo. Por eso creo que VOX es la única derecha en España. Porque con todos los asuntos relacionados anteriormente se puede mantener una ideología de centro socialdemócrata que es la que ha predominado en el último PP.
VOX es hoy la tercera fuerza política en el Congreso de los Diputados. Allí dice tales verdades que la práctica totalidad de los medios las ocultan. Como ocultan su trabajo diario, su oposición frontal y sin complejos al gobierno socialcomunista, separatistas y filoetarras.
Y cuando dice, por ejemplo, que es imprescindible que el gobierno reduzca el gasto público, ése que paga aquél, el otro, el de más allá, usted y yo, ¿qué dice o hace el PP? ¿Qué dice o hace cuando VOX pide que se eliminen organismos y entidades que nos cuestan a todos un ojo de la cara? Decir que es un partido de ultraderecha.
A ver si de una vez, los españoles abren los ojos, mandan a paseo sus corruptas, ingobernables y carísimas Autonomías para que su dinero se emplee en otros menesteres más sociales o se quede en sus bolsillos. ¿Es éste el programa del PP?
Y menos presumir de lo que no consigue: ganar las elecciones en Galicia o en Madrid, conseguido el triunfo por dos personas de ideas casi opuestas o, al menos, muy diferentes, pero no asumir el batacazo en Cataluña donde, por cierto, VOX es ya allí la primera fuerza realmente constitucionalista.
¿Dos derechas en España? En absoluto. Un centro central tendiendo puentes hacia la otra orilla cuando le conviene, con una serie de “barones” con sensibilidades políticas diferentes o, incluso, opuestas, y una sola derecha que no tiende esos puentes porque le repele el hedor que procede de la otra orilla e intenta poner en evidencia y sacar a relucir todas sus vergüenzas. Sin complejos ni ataduras.
Y, además, cumpliendo lo que promete. Al menos de momento.
Enrique Domínguez Martínez Campos
Coronel de infantería DEM (R)