Importante, urgente, prioritario

... que había parado su coche y se ofreció a ayudar, trataba de reducir una fractura en la pierna del conductor. La mirada que el médico dirigió a la voluntariosa enfermera habló por sí misma. No obstante le dijo en tono imperativo “compañera, por favor, deja eso y échame una mano aquí con el respirador”.

Desgraciadamente el conductor no pudo ser reanimado. Luego, cuando la voluntaria se despedía, escuché al médico que, algo apartado, le daba cariñosamente las gracias y de paso una brevísima pero magistral clase de los protocolos de emergencia que ella no tenía necesariamente por qué saber: En estos casos hay para hacer cosas importantes, además otras que son urgentes y por encima de estas, otras que son prioritarias. De nada nos sirve unas fracturas perfectamente estabilizadas si el paciente no sale de la parada. Ahora lo prioritario era eso. Ya habrá tiempo para hacer otras cosas importantes o incluso urgentes.

Cuando leo algunos comentarios sobre la abstención –que propició la final aprobación– de VOX en el proyecto de ley para la asignación de los fondos europeos, no puedo por menos de acordarme de esta anécdota. Si ese partido considera, por encima de sus propios intereses, que lo prioritario ahora son recursos para reanimar a los sectores y ciudadanos que están a punto de una muerte clínica, no hay por menos que aplaudirle. Ya habrá tiempo de otras cosas importantes o urgentes. Incluso vigilar, como el médico del accidente, que las cosas se hagan bien aunque ello no sea una garantía absoluta para la vida del paciente.