... de sólidos nutrientes políticos que la lleva a bailar al son que más le conviene –a ella y a sus áulicos consejeros–, viniendo a sustituir con presencias mediáticas su falta de presencia en el Congreso de los Diputados.
Pero claro, esas presencias mediáticas tienen un alto precio al venir de la mano de cuestionables pactos o aproximaciones o melindreos con fuerzas políticas o coaliciones contra natura de la propia razón de ser del otrora partido político nacional: Ciudadanos.
Bien alimentada y bien descansada tras no sé cuántas semanas o meses –parir es lo que tiene–, Inés Arrimadas vuelve a lomos de un corcel sin riendas al primer plano político español, ante la atónita mirada de los que solemos mirar este panorama desde la barrera que nos dejan, siendo que nuestra mirada abarca también un toro con dos buenos y afilados cuernos dispuesto a embestir cuando le toque.
Habiendo saltado a tiempo fuera del ruedo Albert Rivera, ¿será Inés Arrimadas la destinada a hacer caer de bruces a su partido? ¿A convertirlo en un bello y amargo sueño como lo son hoy otros intentos de centrar a los españoles que en un pasado no tan remoto han sido?
Suerte en el escenario, Doña Inés.