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Reflexiones más allá de la exhumación

Sepulcro de Francisco Franco en la Basílica del Valle de los Caídos.
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Sepulcro de Francisco Franco en la Basílica del Valle de los Caídos.

LA CRÍTICA, 21 OCTUBRE 2019

Por Juan Diego García González
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(...) En opinión de muchos, estamos viviendo un momento histórico en el que exhumaciones y elecciones copan el primer plano de la vida política. Todo apunta a que en los próximos días se exhumarán los restos de Franco ...

Políticas del pasado para abandonar el presente.

En opinión de muchos, estamos viviendo un momento histórico en el que exhumaciones y elecciones copan el primer plano de la vida política. Todo apunta a que en los próximos días se exhumarán los restos de Franco y resulta gracioso, permítanme, por contradictorio, que se hable de histórico en una época que el célebre sociólogo Zygmunt Bauman caracterizó de “líquida”; esto es, en el que la “realidad sólida”, las tradiciones, valores y prioridades heredadas de nuestros mayores se han visto relegadas a favor de un mundo marcado por la provisionalidad. Una época que, creo, se ha convertido en la mejor aliada de un gobierno - que puede hacerse extensivo a gran parte de la clase política - sin virtudes aparentes.

El gobierno sanchista ha pensado que no los viernes sociales sino la exhumación de Franco será lo que a la postre le permitirá pasar a la historia. Y el caso es que sí lo hará, aunque de un modo burdo, forzado y cruel; porque un debate sosegado nos permitiría pensar que una acción como esta podría haberse abordado de manera diferente. Burda por el oportunismo revanchista, forzado por el unilateralismo de un ejecutivo que gobierna por decreto y cruel porque la disputa generada, al fin y al cabo, tiene lugar sobre un cadáver.

Quizás haya que atribuir a este hecho otras finalidades más cortoplacistas. Más acordes con la política actual. ¿Ha pasado desapercibido el caso marea, la sentencia de los ERE, las listas de espera de la sanidad andaluza o la reciente investigación en torno a la compra de votos destapada por ABC? ¿Ha pasado desapercibido que la exhumación de Franco es al PSOE, lo que la estelada a CiU?

En caso afirmativo, si nos sería posible encontrar una causa que justifique estas actuaciones, pero ninguna remite al interés general de la cosa pública. Lo triste de todo esto es, que de nuevo, estamos los españoles resignados esperando a ver a cuanto asciende la factura esta vez. Poco parecemos haber aprendido de la crisis pasada cuando nuevas tribulaciones se ciernen sobre nosotros.

La política ha pasado a ser el escenario en el que, el sentido común parece haber sido desterrado a favor de una corrección política que, aparentemente, actúa a favor de causas revestidas de una moralidad incuestionable. Una moral que nos obliga a todos y que, tan solo cuestionarla, te sitúa al otro lado de la frontera, en la otredad. Y es aquí donde encontramos el hecho siniestro: tienes el derecho a disentir, pero al ejercerlo, te estas señalando.

No deberíamos olvidar que cuestionar es criticar, y la critica es una de las principales características de una sociedad políticamente madura y avanzada. Es siniestro pensar nuestra clase dirigente es el principal escollo para el avance de la sociedad, pero son ya demasiados los indicadores que apuntan hacia esa dirección. Quizás, al final de todo, se trata de que no critiquemos, de aunar a las masas en las que se ha de ahogar el individuo bajo una política de efectos especiales, vacía, vacua y patibularia con el discrepante.

Al final, por sacar algo positivo, puede que esta política de la nostalgia muestre de una vez por todas la incapacidad de algunos dirigentes políticos para gestionar el presente y, fruto de ello, la necesidad que tienen de moldear un discurso sobre el pasado que haga un presente a su medida, minimizando con ello en última instancia los errores de su gestión. En cualquier caso, algo huele a podrido, y me temo que no es el finado de Cuelgamuros.

Juan Diego García González

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