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Nochebuena

La Nochebuena que El Greco pintó para después de su muerte

LA CRÍTICA, 24 DICIEMBRE 2025

24/12/2025@08:31:58

A finales de 1612, cuando el invierno caía sobre Toledo con esa mezcla de cuchillo y silencio que solo conoce la ciudad del Tajo, un anciano pintor trabajaba en una tela desmesurada. Se llamaba Doménikos Theotokópoulos, pero España lo conocía, desde hacía casi medio siglo, como El Greco. Su pincel ya no tenía la velocidad eléctrica de la juventud, pero seguía poseyendo algo más raro: una mirada capaz de atravesar las cosas. Pintaba despacio, como quien escribe su propia memoria.

Aquellos meses fríos, en su casa-taller del barrio de San Torcuato, la actividad era intensa. Los discípulos iban y venían moliendo pigmentos, preparando lienzos, atendiendo encargos menores. Pero en un rincón del estudio, el maestro guardaba para sí un proyecto secreto: un cuadro que no iba destinado a iglesia alguna ni a patrón poderoso, sino a su propia muerte. Lo había decidido tiempo atrás: cuando llegara su hora, la pintura que debía velar su descanso sería una Adoración de los pastores, pero distinta a todas las que había pintado antes. (...)

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