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Una encuesta a la que se podría aplicar de forma satisfactoria el cálculo de probabilidades, sería aquella en la que si toda la población española se nombrara en bolas y éstas se introdujeran en un bombo, del que se fuera extrayendo, de manera absolutamente aleatoria, cada bola – que además no se repusiera en el bombo- y así se continuara hasta obtener el número previsto para componer la muestra de la encuesta o sondeo, en este caso se estaría ante un muestreo aleatorio simple sin reposición, que permitiría determinar el margen de error de los resultados.

Dada la dificultad de utilizar, salvo para determinados universos o poblaciones, este procedimiento, nuestro CIS, ha diseñado una muestra que constituye un acierto. El ámbito de la misma es nacional y el universo los mayores de 18 años. Como, naturalmente es muy posible que un ciudadano que viva en un ciudad de varios millones de habitantes responda a determinadas preguntas de manera diferente que el que vive en un pueblo que no llega a los trescientos vecinos, o que ocurra lo mismo con un joven de 18 años respecto de uno de 70, y así en una serie de variables, el muestreo se ha realizado teniendo en cuenta éstas y otras variables significativas. La aplicación del cuestionario se ha realizado de forma que, en lo posible, se conserve la aleatoriedad hasta las unidades últimas, esto es, los individuos. Pues bien, dado que el tamaño de la muestra es de aproximadamente 2500, encuestados, con un nivel de confianza del 95,5%, en el supuesto de un muestreo aleatorio simple o sin reposición, se puede afirmar que el margen de error para el peor de lo casos es de ±2,0%, esto es, que si una cuestión sólo se puede contestar con un “Sí” o con un “No” y esas respuestas le dan un 50% al “Sí” y el otro 50% al “No”, los verdaderos porcentajes para el total de la población española oscilarán entre el 48% y el 52%.

Resulta obligada la anterior aclaración para valorar los resultados publicados por el CIS, el sondeo más importante de España, al margen de la “cocina” a la que hayan sido sometidos antes de esa publicación, que a mí no me consta y sí en cambio conozco el riguroso control que llevan del trabajo de campo. Pero, sobre todo, que el detalle expuesto permite dibujar, con carácter aproximado, el perfil de los votantes de cada partido político y dado que los sondeos dan vencedor al PP, sin perjuicio de realizar esta operación con otros partidos, se comienza el análisis con este partido.

El Catedrático Javier Elzo ya ha realizado un laborioso y exhaustivo estudio sobre los cinco grandes partidos y, quizá, una primera sorpresa para muchos es a quien votan los parados. Pues bien, según este estudio, la mayoría de los españoles que están en paro votarían al PP, si bien esa mayoría no llega al 20 %. Tal vez no llame tanto la atención, que cerca del 90% de los españoles que se consideran infelices se encuentran entre los votantes de Podemos, por contraste con el PP, entre cuyos votantes apenas existen los españoles infelices. (http://noticias. lainformacion.com/politica/ jovenes-parados-Radiografia-completa-electorado_0_923008018.html). En cambio (las siguientes variables se deducen directa o casi directamente de la publicación del CIS), no sorprenderá que más del 90% de los votantes del PP se considere católico y que, igualmente, la gran mayoría de esos votantes sean los de mayor edad y en consecuencia pensionistas o jubilados. Por lo demás, si se exceptúan las grandes ciudades, los votantes del PP son urbanitas.

También puede sorprender que el porcentaje de los españoles con estudios superiores que votan a IU, sea más del doble que los del PP y que los votantes de clase alta o media-alta que votan a Ciudadanos, IU y Podemos sea mayor que los que lo hacen al PP.