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ECONOMÍA DIGITAL

(Ilustración: http://www.queland.es/)
(Ilustración: http://www.queland.es/)
Por Francisco Ansón Oliart
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Hace poco más de un mes, se me acercó una persona, mientras yo hablaba con dos amigos, y me preguntó si le reconocía. Ante mi negativa, se me presentó como Alberto, un entrañable compañero de tienda en las Milicias Universitarias de La Granja, cuando los dos éramos todavía “malditos”. Me pidió el teléfono porque me anunció que, quizá, me llamaría. Así lo ha hecho. Pero me he encontrado en esa llamada “metido” en una tertulia de siete personas que estaban tratando “Los populismos y la economía”. De los siete tertulianos, cinco de ellos, poseían webcam y skype y los otros dos, un simple teléfono como yo; hecho que les desilusionó, porque, no cabe duda, que la comunicación fluye mejor cuando nos vemos y más en este caso que, salvo a Alberto, ni me conocían ni los conocía.

Naturalmente, les hice referencia al Documento de Trabajo de José Luis Feito, LOS POPULISMOS MARXISTA E INDEPENDENTISTA. RAÍCES Y MECANISMOS DE PROPAGACIÓN COMUNES, que acaba de editar el Instituto de Estudios Económicos. Pero el diálogo se desvió, al punto que se quedó en que se trataría el tema de los populismos y la economía en otra tertulia, cuando uno de los tertulianos, Bastia (supongo que se llamará Sebastián), hizo un comentario tan peyorativo sobre los videojuegos, que me pareció injusto.

Aduje, que los videojuegos facturan 5 veces más que todo el cine de Hollywood y en España por valor de 1.067 millones de euros, a lo que hay que agregar que las personas solas o con importantes limitaciones físicas, incluidos los parapléjicos y los tetrapléjicos, que les impiden la vida de relación, mediante el avatar que se construyen conforme a su ideal, obtienen parte de lo que la sociedad les niega, normalmente mediante una relación, bastante enriquecedora, con otros avatares. A tal punto es esto cierto, que, según los que saben de estos temas, los videojuegos, en sus distintas modalidades, constituyen hoy la industria cultural más importante de nuestro planeta.

Como digo, a partir de aquí, empezaron a aportarse, por los tertulianos, numerosos datos y comentarios de lo que no dudaron en llamar economía digital: número y cuantía de transacciones por Internet, no sólo en España sino en Europa y Estados Unidos, así como sus espectaculares incrementos anuales; las crecientes inversiones publicitarias en Internet; las empresas que seleccionaban a sus futuros empleados desde sus currículos en las redes sociales… Al llegar aquí, el citado Bastia, afirmó que estaba leyendo, estudiando, un Informe de la Asociación Española de la Economía Digital, que acababa de publicarse, titulado, Formación, empleabilidad y nuevas profesiones en España, que explicaba el porqué no se cubrían miles de puestos de trabajo en nuestro país. Quedamos (dado que a mí me incluyeron en la tertulia), en estudiarlo todos y que fuera la próxima cuestión a tratar.

Pero el objetivo del presente artículo es -a la vista de la noticia (publicada en este periódico), filtrada por Bloomberg, sobre la nueva plataforma tecnológica blockchain, que permite crear “dólares digitales” sin necesidad de estar respaldados por dinero físico y en la que han trabajado, durante más de dos años, un nutrido grupo de expertos informáticos con el fin de crear esta red de dinero virtual-, emplazar a D. Federico Sáenz de Santamaría para que, con su estilo incisivo y casi agresivo, tan apropiado para tratar estos temas, nos comente, por ejemplo, qué repercusión puede tener sobre el mercado financiero la creación (en el caso de que el Sr. Sáenz de Santamaría piense que lleguen a crearse) de estos “dólares virtuales”, así como su sistema de transacciones o su influencia en el patrón oro o en la inflación…

En efecto, parece necesario tratar de la Economía Digital, porque las tres primeras empresas del mundo en importancia, con clientes en casi todos los países, son tecnológicas: Apple, Alphabet(Google) y Microsoft; y por su valor en la Bolsa, igualmente son las tres primeras a las que hay que añadir, Amazon y Facebook en el sexto y séptimo lugar, al que han ascendido después de ocupar en 2014 los puestos 43 y 20 respectivamente. Por tanto, la conclusión es clara: dominan las empresas tecnológicas, con una clara dimensión digital, sobre las empresas energéticas, de consumo, bancos, petroleras, etcétera.

Francisco Ansón Oliart

Investigador y escritor; licenciado y doctor en Derecho (Universidad Complutense de Madrid); doctor of Philosophy and Psychology (K-University, California); licenciado en Ciencias de la Información (Universidad Complutense de Madrid); doctor en Ciencias de la Comunicación (Universidad Camilo José de Cela)

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