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EL ÚLTIMO SAPIENS

Dedicado a las víctimas protagonistas: ¿somos el lector y yo?

José Antonio Ruiz. (Foto: https://www.abc.es/ TANIA SIEIRA).
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José Antonio Ruiz. (Foto: https://www.abc.es/ TANIA SIEIRA).

LA CRÍTICA, 14 MARZO 2023

Por Francisco Ansón Oliart
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No se trata de una novela sino de un ensayo científico, que se lee con el mismo interés que una novela. Su autor, el eminente y mi admirado escritor y periodista, José Antonio Ruiz, con su habitual capacidad de divulgación, en este libro, El último sapiens, sitúa al lector ante un escenario de letalidad aterradora, que el lector convendrá conmigo, es susceptible de convertirse en una novela negra o una película o serie televisiva de cine noir, pero que en este caso no tiene nada, absolutamente nada, de ficción y sí de realidad, (...)

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de datos y descubrimientos científicos que demuestran la posibilidad cierta y un grado de probabilidad que José Antonio Ruiz, por honestidad profesional, no quiere concretar, pero, como digo, que no sólo demuestra la posibilidad de que ocurra sino que, con un desconocido margen de probabilidad, cabe que ya haya comenzado a ocurrir.



Hasta ahora los ciudadanos vamos conociendo y usando, sobre todo, tecnologías físicas externas: la inteligencia artificial (IA), Inteligencia de enjambres, Robótica evolutiva, Deep learning, SIRI, CORTANA, Big data…; su superioridad sobre el hombre en todos los juegos en los que ha intervenido (damas, ajedrez, jeopardy, póker, go,…); los sistemas autónomos y robots inteligentes de tierra, mar, aire, espacio -incluidos viajes a otros planetas- y ciberespacio; perturbadores deep faces, si nos utilizan a nosotros como reproducciones, hablando y haciendo cosas que ni hemos dicho ni hemos hecho; los altavoces inteligentes; el Chat GPT, el Bard; el 5G de nuestros teléfonos móviles y con él, el internet de las cosas (IoT) y el fin de nuestra intimidad; hemos oído hablar del blockchain y la progresiva desaparición de los Bancos; el 3D y el salto cuantitativo que, por su incremento de poder exponencial, se torna en cualitativo, de la cuántica, que supone, entre otras cosas, el descifrado en pocos segundos de todas las claves y encriptaciones del planeta, desde nuestros ordenadores y las claves de nuestra cuentas bancarias, hasta las del Pentágono de los Estados Unidos; nos enteramos, con motivo del Mobile World Congress 2021 celebrado en Barcelona, lo que el Presidente de la Compañía Telefónica, afirmó: “un 40% del tráfico de Internet no es humano, sino que está generado por máquinas que hablan entre sí”; los deepfakes y las suplantaciones digitales de la personalidad, que como las dep faces terminarán imponiéndose sobre el universo verídico hasta hacer irreconocible la existencia misma de la palabra “real”; la Realidad Virtual (RV), la Realidad Aumentada, la Mixta, el Metaverso; y un largo etcétera.



Pues bien, nuestro autor considera que, a pesar de estos portentosos avances, conviene pensar con Miguel Nicolelis, profesor en la Universidad de Duke, que asegura en su libro El verdadero creador de todo, que la llamada inteligencia artificial no es ni inteligente ni artificial, como quiera que está concebida con simples códigos creados por seres humanos. En cambio, no se debe olvidar que la biología atraviesa por una situación tan revolucionaria, que es preciso atenderla por encima de esos otros avances.



De hecho, ya en la entrevista que le hizo Adrián Cordellat, para webconsultas.com, el 12 de julio de 2022, junto con el profesor Gullén, quedó claro que la manipulación genética está a las puertas de cambiar la especie humana tal y como la conocemos. “Por primera vez en la historia de la Humanidad el hombre está en condiciones de alterar deliberadamente el curso de su propia especie. No es ciencia ficción, es ciencia”. Sobre los beneficios, riesgos y dilemas éticos que supone esa posibilidad y sobre las implicaciones que el inicio de la manipulación genética en embriones humanos podría tener para nuestra especie, declara que “si mediante la manipulación genética empezamos a crear una estirpe diferente al homo sapiens, el homo sapiens comenzará inevitablemente a ser una especie en proceso progresivo y paulatino de extinción”. Pese a ello, Ruiz, es partidario de no poner más límite a estos avances –por su potencial médico a la hora de erradicar enfermedades– que la dignidad humana. No obstante, no coincido con José Antonio Ruiz en alguna de sus otras consideraciones éticas, de las que he dejado constancia en los artículos publicados en este periódico sobre bioideologías, transhumanismo, poshumanismo,…



El ser humano evolucionó de Homo sapiens, hace algo más de 300.000 años, a Homo sapiens sapiens de los actuales humanos. Al parecer el Homo sapiens, convivió con otras cinco especies o subespecies del género Homo: el Homo erectus que vivió casi dos millones de años y se extinguió hace poco más de cien mil años; el Homo luzonensis, desaparecido cuando el Homo sapiens llegó a Asia; el Homo neardenthalensis con el que nos cruzamos como demuestra nuestro genoma; el Homo denísovano, cuya hibridación con el Homo neardenthalensis también ha quedado confirmada en su ADN; y el Homo floresiensis, cuya desaparición se había estimado que ocurrió hace doce mil años, pero en la actualidad se piensa que fue hace unos cincuenta mil años, coincidiendo con la expansión del Homo sapiens en la zona en la que habitaba. Existen distintas opiniones sobre la causa de la desaparición de éstos ”Homo”, alguna, no ajena a la intervención letal del Homo sapiens. De manera que el hombre actual habita en la Tierra, como único Homo, un máximo de cincuenta mil años, el tiempo más breve del género y subgénero Homo.



Ahora bien, dado que en la actualidad el hombre dispone de los conocimientos y los medios para alterar su genoma, lo que constituiría una alteración irreversible, “decimos adiós a la selección natural y a la mutación al azar… Estamos viviendo un momento trascendental para el devenir de la humanidad. Llegará el día en el que tengamos que decidir (la sociedad en su conjunto, no los científicos) si actuamos o no sobre las células inmortales (el espermatozoide y el óvulo), sabiendo como sabemos que, si finalmente damos el paso, la decisión no tendrá marcha atrás, porque el cambio será para siempre, ya que habremos alterado el rumbo natural de la evolución… Ya no dependemos del azar, ni de la evolución, ni de la mutación, ni de la selección natural. Hoy dependemos de nosotros mismos, para bien y para mal;… El Homo sapiens es una especie en peligro de extinción. Empeñarse en negar la evidencia incontestable de los hechos sólo conduce al desengaño, a la hipocresía o la frustración,… La secuenciación del genoma humano va a marcar un antes y un después en la historia de la evolución humana que no admitirá marcha atrás… Es un secreto a voces que no podrá permanecer oculto por los siglos de los siglos: el advenimiento de una nueva especie “post sapiens” ha iniciado la cuenta atrás,… El sueño de poder gestar versiones avanzadas/mejoradas de la especie humana ha dejado de ser una phantasmagorie… El alumbramiento del “Nasciturus” es sólo cuestión de tiempo, si es que no se ha producido ya a escondidas,…” en alguno de los lugares en los que no se respeta la ética. En efecto, hacer experimentos con cobayas humanas, pudiendo producir seres humanos infradotados o verdaderos monstruos, demuestra tal ausencia de ética, con relación a la dignidad del ser humano, que parece propia de una mentalidad enferma o criminal. Sin embargo, si gestamos un ser humano superior a nosotros, ocurrirá lo sucedido con las otras cinco especies de Homo: que desapareceremos. De hecho, ya se han conseguido ratones mutantes, es decir, mamíferos, “¿alguien duda de que tarde o temprano sucederá algo parecido con un humano (si es que acaso no ha sucedido ya)?”.



Si el lector ha tenido la paciencia de leer algunos de mis artículos, publicados hace ya años, en este mismo periódico, lo que adelantaba sobre transhumaismo y poshumanismo (que escribía sin “t “, por cuanto el resultado final del transhumanismo podría ser un ser tan superior o distinto que ni siquiera perteneciera al género Homo), parecía una posibilidad que recordaba la ciencia ficción, ahora, José Antonio Ruiz nos presenta esa posibilidad, ese poshumano que, con un cierto grado de probabilidad desconocido, ya se esté gestando.



Supongo que ese paciente lector convendrá conmigo que desde estos descubrimientos científicos se puede escribir una novela negra, especialmente real y verídica. He tenido ocasión de leer novelas y ver películas y series de televisión de género negro, cuyo punto de partida y desarrollo se basaba, únicamente, en algún reciente descubrimiento científico. Concretamente, hace unos días he visto una serie en televisión, “La identidad desbloqueada”, que partiendo de los conocimientos científicos y técnicos que existen sobre los teléfonos móviles, sin modificar en absoluto las posibilidades que hoy y ahora ofrecen los datos de la ciencia y la realidad de esos aparatos, desarrolla un argumento que concluye avisando al espectador, que la terrible situación que ha pasado la protagonista, nos puede ocurrir a cualquiera de nosotros, y no creo que haya ningún espectador que niegue esa posibilidad (hago esta aclaración, porque me dolería que José Antoni Ruiz, pensara que estoy disminuyendo la categoría de su libro y sus numerosas aportaciones, al centrarme, sólo, en un aspecto y éste vincularlo a la novela negra).



Termino, sabiendo que no he hecho justicia al autor, señalando otro peligro para nuevas posibles víctimas: el lector y yo mismo; porque si tenemos alguna variación en nuestro genoma por razón de la edad, la etnia, el lugar donde hemos nacido o vivido: “¿Cuántos investigadores a sueldo de espurios intereses (terrorismo biológico al servicio de los proyectos más abyectos de los que quepa recelar orquestados por gobiernos o por sociedades secretas) están trabajando en la creación de rotavirus personalizados a la medida de perfiles genéticos predeterminados, convertidos en objetivos y víctimas potenciales, a quienes ni se les ha pasado por la cabeza el truculento pensamiento de que alguien ha firmado ya su sentencia de muerte a la espera de que otro ordene una ejecución colectiva?” (no cito la página porque lo he leído en Kindle).



El lector habrá comprobado que no se ha exagerado en el título. Corremos tres peligros: la gestación de un Homo tan superior a nosotros, que decida, como lo más conveniente, eliminarnos; que los que mandan económica, política y científicamente incorporen esos avances a sus personas y también a su genoma, con el mismo resultado; y que los que tienen el poder y el dinero, consideren que hay que suprimir a una parte de la población humana y nosotros estemos incluidos en esa parte.



Repito que el libro no tiene desperdicio porque, naturalmente, José Antonio Ruiz, trata otra serie de temas y posibilidades beneficiosas, apasionantes y sobrecogedoras, sobre nosotros y nuestra descendencia, especialmente las que se refieren al aumento del tiempo y calidad de nuestra vida, así como a la erradicación de una serie de enfermedades, que hacen del libro, además de una lectura que cuesta interrumpirla, un medio para estar actualizados y conocer mejor los signos de nuestro tiempo.



Francisco Ansón

Francisco Ansón Oliart

Investigador y escritor; licenciado y doctor en Derecho (Universidad Complutense de Madrid); doctor of Philosophy and Psychology (K-University, California); licenciado en Ciencias de la Información (Universidad Complutense de Madrid); doctor en Ciencias de la Comunicación (Universidad Camilo José de Cela)

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