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Esto puede significar que el túnel sea reabierto en un plazo superior a lo previsto o que, por el contrario, no se reabra. Que se traduce en la mayor o menor productividad de la planta desalinizadora del túnel. Si se desestimara su reapertura, la producción de agua potable para Gibraltar quedaría reducida a mínimos, con lo que el agua necesaria seguiría siendo proporcionada desde España.
De modo que tenemos una colonia militar en suelo español –la única en Europa– que además de depender de España para que puedan beber agua, tiene una planta eléctrica nueva que necesita cada dos por tres de grupos electrógenos españoles para que la colonia militar funcione; que la colonia militar precisa de los 10.000 trabajadores españoles que, como rehenes, mantienen viva la ciudad de los ratoncillos que viven en la colonia; que tienen una base naval en la que se reparan buques de las navieras españolas y con ello se mantiene en buena medida la economía de esa base; que disponen de un aeródromo construido en el istmo que le fue robado a España; que la colonia militar cuenta con una serie de colaboracionistas españoles de todo tipo que aplauden enfervorizados su permanencia a costa de la integridad territorial de nuestro país; que el contrabando procedente de Gibraltar cubre gran parte del presupuesto para que los ratoncillos que viven en la colonia militar puedan ser ricos; que desde hace 40 años, los gobiernos de España del PSOE y del PP, con sus políticas de partido han facilitado a GB la permanencia de la colonia militar desde la estupidez de sus políticas sobre este asunto; que… ¿no es de vergüenza –vergüenza nacional– lo que debemos soportar los españoles con este “colaboracionismo” estúpido?
Porque, de momento, España seguía proporcionando agua al Peñón, para beber y para regar. A base de unos 600.000 litros diarios. Al margen de que los españoles lo están pasando muy mal, cerca de Gibraltar, con graves restricciones. Lo de “Spain first” (como el “América first” del presidente Trump), aquí sería tachado de locos, de xenófobos, de fascistas, o vaya usted a saber de qué por todos esos listos que son tan buena gente y colaboran tan bien con los que nos humillan una y otra vez, sin concesiones. Y esperemos que estos tíos, a la larga, no se hagan con las disponibilidades del agua que pueda tener la Mancomunidad de municipios del Campo de Gibraltar. Ojo, porque lo pueden conseguir con tanto colaboracionista en nuestras filas.
El 4 de agosto se cumplieron 318 años desde que Gibraltar fue tomado por una imponente flota anglo-holandesa al mando del almirante George Rooke que navegaba a las órdenes del príncipe de Hesse-Darmstadt y que luchaban dentro de la coalición de naciones para que el Archiduque Carlos de Austria se hiciera con el trono español en la guerra de Sucesión de nuestro país. Lo hacían frente a otra coalición que luchaba a favor del futuro Felipe V de Borbón.
Esa flota, por tanto, actuaba en nombre de los intereses del aspirante austriaco, no a favor de Gran Bretaña. Con unos 900 cañones de sus barcos, conminaron a los 80 soldados y 100 milicianos en tierra al mando del Sargento Mayor Diego de Salinas, que disponía de unos 80 cañones para defender Gibraltar, para que se rindieran. Lo pidieron en nombre del Archiduque Carlos. Pero Salinas no se rindió para defender el pabellón de Felipe de Borbón. Era el 1 de agosto de 1704.
Después de un intenso bombardeo de la ciudad, unos 3000 hombres desembarcaron en el istmo (robado años después a España) para tomar la plaza. Los defensores minaron el castillo y volaron un lienzo de la muralla que, al desplomarse, aplastó a unos 150 soldados enemigos y a varias barcazas. Cuando solo quedaban 30 soldados y unos 300 vecinos, Salinas se rindió al Archiduque Carlos, no a los ingleses, el 4 de agosto.
Fue entonces cuando los ingleses decidieron actuar como lo que muchas veces han sido, como piratas. La propia Enciclopedia Británica en su tomo 10 de 1879, define así la toma de Gibraltar: “Un acto de piratería contrario al honor de Inglaterra”. Porque Rooke en lugar de tomar Gibraltar para el Archiduque Carlos, lo hizo para la reina Ana de Inglaterra. A pesar de oponerse a tal bellaquería el príncipe Hesse-Darmstadt. Desde entonces, los piratas británicos siguen en Gibraltar. Gracias, en gran medida a la estulticia y falta de sentido de Estado de los políticos españoles, especialmente en estos últimos 40 años. Un triste y penoso aniversario.
El 4 de agosto pasado, el ayuntamiento de Gibraltar daba cuenta de que, a partir de la media noche de ese día, dejaría de importarse agua de España, al activarse la cuarta planta de la desalinizadora cuando se le añadió una tubería que le proporcionaba agua salada. No obstante, las restricciones de agua, de momento continuarán hasta que Aquagib pueda reponer los niveles de existencias en sus depósitos. Pero de los daños que se han producido en el túnel, ni palabra.
Después del incendio y de sus efectos sobre la desalinizadora, la calidad del agua en Gibraltar no es buena. Los llanitos se quejan de esa calidad del agua que reciben en sus casas. Lo comenzaron a hacer a partir del 5 de agosto. Esa gente no debe entender que el cloro en el agua, su olor y sabor, no es el mismo que el agua procedente de un río o un pantano. Al parecer los ratoncillos preferían la que procedía de España. Y no consiguen que el agua que ellos producen se le parezca.
Porque conseguir, lo que se dice conseguir, consiguen poco si no es con la ayuda del vecino del norte. Ese mismo día, viernes, se produjo el segundo apagón de luz en una semana que afectó al centro de la ciudad. Pero no hay problema tampoco en este aspecto. Para eso están las empresas españolas que proporcionan grupos electrógenos –incluida base naval y aeródromo– para solventar la vida a los que están en la jaula y a los que mandan en la jaula.
Mientras, Juan Franco, alcalde de La Línea está haciendo cábalas. Desde que en marzo pasado presentaron sus alegaciones para que su pueblo pudiera convertirse o no en “ciudad autónoma”, ni la Junta andaluza ni el gobierno de España han dicho ni pío. Por eso, el alcalde ha solicitado de los servicios jurídicos del ayuntamiento cuáles son los efectos del “silencio administrativo” que guardan los gobiernos citados. Es la ausencia de respuesta a la solicitud de Juan Franco lo que pone en duda si ese “silencio administrativo” pueda considerarse positivo para la pretensión de este alcalde.
Me estoy temiendo lo peor. Y lo peor es que ni la Junta ni el gobierno de España se atrevan a llevarle la contraria no ya a Juan Franco, que preside una pequeña formación política independiente llamada “La Línea 100x100”, sino que lo que no desean es decir no a quien está deseando que La Línea, a medio plazo, sea absorbida como “ciudad autónoma” por Gibraltar a través de un corto proceso político, algo con lo que los colaboracionistas españoles estarían encantados. ¿Y quién más? Fundamentalmente los británicos. Y por supuesto los ratoncillos encerrados en su jaula, que verían que sus horizontes se ampliarían de forma extraordinaria.
Ojalá me equivoque. Ojalá tenga que reconocer que ambos gobiernos –central y autonómico– ponen toda la carne en el asador y frenan la barbaridad que pretende el alcalde de La Línea. Pero el uno por mantener el poder y el otro por ser de centro central moderadísimo, son temibles en sus decisiones políticas y en sus silencios. Temibles, claro, para defender con uñas y dientes los grandes intereses de España y de los españoles.
El 8 de agosto, un medio de Gibraltar entrevistó al nuevo jefe de las fuerzas británicas de ocupación en el Peñón. Tom Guy parece pretender esconder lo que está a la vista. Añadió que Gibraltar es una base logística avanzada para GB. ¿Solo eso? El Peñón es un centro de inteligencia militar que controla el Estrecho con la colaboración de los EE. UU.; un centro de comunicaciones y una base de aprovisionamiento, reparación y municionamiento de buques y aviones. Además de que las instalaciones militares británicas en Gibraltar ya vimos que están repartidas a lo largo, ancho y alto del Peñón. Están por todas partes.
Fue relevante el dato que dio sobre el movimiento de tropas en Gibraltar. El pasado año, unos 1600 soldados procedentes de GB habían estado en el Peñón para conocer la colonia militar, sus instalaciones y sus túneles, haciendo allí ejercicios militares. Lo cual significa que una vez al mes, los soldados que deambulan por las calles de Gibraltar, parte de ellos son los que llegan desde GB. Gracias Comodoro por la aclaración.
Dijo, además, que en las negociaciones GB/UE, la Defensa (en Gibraltar) no está en discusión. Por tanto, los militares británicos que vivan o lleguen al Peñón (y los de EE. UU.) que deseen pasar a zona Schengen (España) desde una colonia militar en suelo europeo, podrán hacerlo sin problemas, al parecer. Y por supuesto, la soberanía británica ni se pone en cuestión, según él. Porque no se ven cambios ni en este asunto ni en la “frontera·. ¿Y si quitan la Verja? Pues ellos mantendrían la valla, sin duda, aunque no fuera más que por la seguridad del aeródromo de la RAF.
En resumidas cuentas, el Comodoro Guy sigue las mismas y permanentes directrices políticas y militares que le señalan desde el ministerio de Defensa británico. No hay cambio alguno. Y los gobiernos de España de vacaciones pagadas y pidiendo a gritos que se comparta lo que sea con estos tipos. De verdadera pena por un lado y de humillante vergüenza por otro.
Un abrazo a todos.