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Hace ya diez años que el Reino Unido (RU) notificó ante la Unión Europea (UE), sin que conste que nuestro Ministerio de Asuntos Exteriores (MAE) hiciese o declarase nada al respecto, que en lo sucesivo el mar territorial de su colonia en Gibraltar sería de tres millas y ponía así la primera piedra de un futuro conflicto que todo indica será inevitable.
La razón es la siguiente. Hace ya bastante tiempo [1] que España tiene definidas sus aguas jurisdiccionales de acuerdo con las estipulaciones y el mandato de la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982, firmada por nuestro gobierno en 1984 con la correspondiente reserva sobre Gibraltar.[2] Desde entonces, nuestras aguas son de 12 millas de mar territorial y 200 de Zona Económica Exclusiva (ZEE), sin entrar en más detalles para simplificar. Debemos recordar que el mar territorial, según la Convención mencionada es igual, tiene la misma naturaleza que el territorio continental del estado ribereño.
Versión británica del reparto de aguas del Estrecho (El País)
Así se mantuvo la situación desde que nuestras aguas fueron definidas como queda dicho, hasta que, entre las fracasadas negociaciones sobre la soberanía compartida mantenidas en su día por Josep Piqué, las insólitas teorías de algunos españoles que sostienen que Gibraltar tiene el derecho que reclama y no la “costa seca” como le corresponde según el tratado de Utrecht o por la errónea señal públicamente anunciada de que bajo ninguna circunstancia se va a cerrar, de nuevo, la verja instalada por los propios ingleses en 1909,[3] el caso es que el RU notificó ante la UE en el año 2010, como si se tratase de algo que se pudiese hacer de forma unilateral, que el mar territorial del Peñón sería, a partir de entonces, de tres millas, sin perjuicio de ampliarlas en el futuro. Con esta ampliación el RU favorece considerablemente las actividades comerciales de Gibraltar y asegura que el mantenimiento de su colonia le salga gratis, aun con mayor facilidad.
En color verde las aguas reconocidas oficiosamente por España (Imagen de RTVE)
Ante esta realidad, resulta que el Peñón y su franja de tres millas quedan incrustados dentro del mar territorial español y, aunque España terminase reconociendo esa franja como aguas del Peñón, podría legalmente no reconocer el derecho de paso inocente de buques peligrosos, de un modo especial el tránsito de submarinos nucleares averiados o gasolineras flotantes, desde la alta mar hacia el Peñón.
El conflicto está servido. ¿Qué va a hacer nuestro ministerio de Asuntos Exteriores? ¿Qué planes tiene al respecto? Por informaciones disponibles sabemos que los gibraltareños, en nombre de los británicos, se mostraron muy sensibles hasta por el tránsito de un pacífico buque oceanográfico español por nuestras propias aguas, a más de 6 millas al Sur del Peñón. ¿Qué significado tiene esto? A mí me parece que con esta y otras protestas el RU, está caldeando el ambiente para aumentar su mar territorial hasta las doce millas y poder así tener acceso directo al Peñón desde alta mar, y viceversa, sin posible interdicción española.
Pero esto solo podrá hacerse a costa de la ocupación indebida y consiguiente partición de nuestro mar territorial, ante nuestros propios ojos, en un trágala similar al ya practicado por el RU con la usurpación ilegal del istmo en la llamada zona neutral.
Todo está preparado para que la afrenta se produzca, y se producirá en cualquier momento, si nuestro gobierno se muestra obsequioso o demasiado condescendiente. Es muy posible que, de momento, el Brexit y sus complicaciones en Gibraltar frene al RU hasta que todo se aclare, especialmente si todo le sale a su favor, como parece previsible.
Descartada cualquier opción militar por parte española, aunque no así por parte británica, todo indica que a España solo le quedará la opción de cerrar la verja para que el RU se avenga a negociar una solución digna para todos y evitar así lo único que teme: el oneroso coste de mantenimiento del Peñón a verja cerrada, que ya conoce, y la posible y progresiva desafección de los gibraltareños que, para sus negocios, podrían llegar a encontrar suficientemente rentable un buen acuerdo con la nación que ahora desdeñan.
Madrid, agosto 2020
Aurelio Fernández Diz
Capitán de Navío (R)
[1] LEY 10/1977. España reguló con carácter general su mar territorial, donde se fijan doce millas de extensión para dicho mar, ejerciendo el Estado español su soberanía “sobre la columna de agua, el lecho, el subsuelo y los recursos de ese mar, así como el espacio suprayacente” (art. 1).
[2] BOE NÚM. 39, DE 14 DE FEBRERO DE 1997. Instrumento de ratificación de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, hecho en Montego Bay el 10 de diciembre de 1982. España, en el momento de proceder a la ratificación, declara que este acto no puede ser interpretado como reconocimiento de cualesquiera derechos o situaciones relativas a los espacios marítimos de Gibraltar que no estén comprendidos en el artículo 10 del Tratado de Utrecht, de 13 de julio de 1713, suscrito entre las Coronas de España y Gran Bretaña. España considera, asimismo, que la Resolución III de la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar no es aplicable al caso de la Colonia de Gibraltar, la cual está sometida a un proceso de descolonización en el que son aplicables exclusivamente las resoluciones pertinentes adoptadas por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas.
[3] Wikipedia. La Verja está situada en territorio neutral a 800 metros al norte de la Torre del Diablo, el punto más al norte del peñón de Gibraltar, único enclave, junto con el puerto y las fortificaciones originales de la ciudad, cedido por España al Reino Unido por el Tratado de Utrecht en 1713.