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CARTA ABIERTA SOBRE GIBRALTAR (XLIII)

Hostigamiento británico

Las patrulleras británicas HMS Pursuer y HMS Dasher con base permanente en Gibraltar.(Foto: El Estrecho Digital).
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Las patrulleras británicas HMS Pursuer y HMS Dasher con base permanente en Gibraltar.(Foto: El Estrecho Digital).

LA CRÍTICA, 8 ABRIL 2022

Por Enrique D. Martínez Campos
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Queridos amigos: Como os decía en mi carta anterior, tras el fracaso de las negociaciones Unión Europea / Gran Bretaña en su quinta ronda, los gibraltareños y británicos han reaccionado de la peor manera posible.

Un nuevo incidente marítimo se produjo el 12 de febrero por la tarde. Un barco español de Salvamento Marítimo, la “Salvamar Denébola” acudió a prestar auxilio al velero “Spetes” cerca de Punta Europa tras quedarse este sin gobierno. La legislación internacional de auxilio en el mar es clarísima en este aspecto. Pero ya estaba allí también una patrullera de Aduanas española con el mismo propósito prestando asistencia al “Spetes”.

De forma brutal, estúpida e imprevista llegó también un patrullero británico que comenzó a hostigar al patrullero español, incluso llegando a impactar varias veces contra él cuando auxiliaba al velero averiado. Fue la “Salvamar Denébola” la que finalmente pudo remolcar el velero hasta Algeciras. (...)

... No acabó ahí la cosa. El día 4 se producía un nuevo incidente marítimo. Sobre las 11:20 horas se supo que el patrullero británico “HMS Pursuer” con base en Gibraltar, estaba haciendo ejercicios de tiro sin aviso de ningún tipo a unas cinco millas al este de Punta Europa, es decir, en aguas de absoluta responsabilidad española. La Guardia Civil activó la patrullera “Cartuja 21” y cuando llegó al lugar de los hechos, el “HMS Pursuer” puso rumbo al puerto de la colonia militar británica. Por supuesto, en la Capitanía Marítima de Algeciras nada se había comunicado sobre estos ejercicios de fuego real.

Por tanto, estos tres últimos incidentes –el primero de ellos lo incluí en mi carta anterior– se produjeron fracasadas las negociaciones de la quinta ronda. Una magnífica reacción británica frente a la UE y, sobre todo, contra un país que se dice aliado y amigo de GB. Eso sí, fuentes diplomáticas españolas no hicieron comentarios al respecto –quizás para no irritar a los británicos– aunque indicaron que estos incidentes serían tratados por los “cauces habituales”. ¿Los de sumisión, cobardía, negligencia y colaboracionismo?

El 5 de febrero más noticias sobre contrabando de tabaco. La Policía Nacional intervino en la Línea 27.000 cajetillas alijadas en la playa por las organizaciones de delincuentes. Fueron detenidas 10 personas. Y la pregunta sigue siendo la misma: quién o quiénes están tras este negocio en Gibraltar. Y por supuesto también al otro lado de la Verja.

El día 7 un funcionario de la Comisión Europea declaró que el acuerdo entre la UE y GB está aún lejos de lograrse. Se trata de un importante actor en las negociaciones, Stefan Fuehring, quien aseguro que “es muy complicado” llegar a un acuerdo. Recordó que, en contra de lo que sucede entre las dos Irlandas, donde esencialmente se trata de mercancías, en Gibraltar también y, además, del control de personas. Por tanto “estas negociaciones (sobre Gibraltar) son muy complejas y estamos aún lejos de decir que vamos a alcanzar un acuerdo”. Este hombre, en mi opinión, dice la verdad sin complejos, sin medias tintas, ni mentiras. Es evidente. El problema esencial en la zona Schengen –que es lo que desean los ratoncillos en la jaula de la colonia militar– es el de las personas. ¿Quién controla a las personas que no pertenecen a la UE? ¿Cómo? ¿Quiénes pueden y deben hacerlo? ¿Durante cuánto tiempo? ¿En qué condiciones?

Naturalmente ni británicos ni gibraltareños quieren ni Verja ni controles y, menos aún, si estos son ejercidos por agentes españoles en puerto y aeropuerto de Gibraltar. Tampoco o menos aún lo quieren los militares británicos o norteamericanos que recalan en la colonia militar y que desean pasar a “Corea del Norte” para divertirse un rato. Quieren ser libres como los pájaros para hacer lo que les dé la real gana. ¿Zona Schengen? ¿Qué es eso? En resumen, quieren lo que no se les puede dar por muy hijos de la GB que sean. Este es el problema, el de siempre con los británicos. Lo quieren todo por casi nada. Y los gobiernos de España mirando al tendido y sin exigir lo que tienen que exigir. De pena.

En la conmemoración de la subida al trono de Isabel II hace 70 años, el 6 de febrero el llamado gobierno gibraltareño felicitaba efusivamente a su Reina en el jubileo de platino diciendo que “Gibraltar está orgulloso de ser una pequeña parte de la gran familia de naciones británicas”. ¡Cómo mienten! Esta gente manipula a los medios en el Peñón casi como lo hace el PSOE en el resto de España. ¿Que por qué?

Porque ese gobierno de Gibraltar atribuye al gobierno del Peñón lo que no dijo.
Porque atribuye a la Reina títulos que no ostenta.
Porque atribuye al Peñón ser territorio perteneciente a la Commonwealth, cuando no ha pertenecido nunca a ella.
Y porque atribuye a Gibraltar es estatuto de nación, cuando es solo una colonia militar –la última en Europa– y es simplemente Territorio Británico de Ultramar.

Como vemos, una sarta de mentiras en una corta frase para engañar a los ratoncillos en su jaula, por ahora con la puerta abierta de par en par.

Según Noticias Gibraltar, el 8 de febrero, el gobierno gibraltareño exigirá a todos los transportistas de la UE, incluidos los españoles –que son la mayoría de ellos– un permiso especial para entrar y salir del Peñón a partir del 1 de marzo próximo para regularizar su situación. Esta decisión la ha adoptado el ayuntamiento de la ciudad como consecuencia de que a los conductores de vehículos comerciales registrados en Gibraltar, para pasar a España, necesitarán un contrato de trabajo en la península a partir del 1 de marzo, exigencia impuesta por la UE.

Por tanto, como “política de reciprocidad” Gibraltar exigirá a los vehículos para poder operar en el Peñón un permiso especial. Quien no lo tenga deberá descargar la mercancía en la “frontera” para que otro vehículo registrado en Gibraltar la entregue en su destino. ¡Mira que si se lo exigen así a los cientos de camiones españoles que transportan tierras y áridos para ampliar el territorio del Peñón a costa de las aguas jurisdiccionales españolas! Pero en fin, cuantas más pegas mejor.

En Gibraltar hay 13 empresas de transporte por carretera con unos 320 empleados. De ellos 230 son ciudadanos de la UE o españoles. De modo que se origina otro problemita más para un posible acuerdo UE/GB, lo que supone para quien esto escribe un nuevo aliciente. Porque estoy convencido de que ante todo y sobre todo –dejado de lado por los gobiernos de España– es reivindicar nuestra soberanía sobre esa colonia militar y exigir su descolonización.

Se escuda también ese gobierno gibraltareño en que “ha estado en contacto con los operadores y organizaciones empresariales de Gibraltar desde la salida de GB de la UE para informarles de la situación”. En este sentido que no se preocupen demasiado. En cuanto haya alguna dificultad para el tráfico fluido por la Verja, surgirán las voces de los colaboracionistas españoles para que las dificultades exigidas por la UE sean subsanadas y el tráfico fluido y sin problemas continúe. Se aceptan apuestas.

El 10 de febrero el gobierno gibraltareño emitió un comunicado para advertir a los ratoncillos del Peñón que existe la posibilidad de un no acuerdo entre la UE y GB sobre el GIBEXIT. Este es el segundo aviso que publica ese gobierno sobre tal posibilidad e incluye en él diversos temas, desde el movimiento de mercancías a la sanidad.

Está claro que cunde el pánico entre los ratoncillos que viven en la colonia militar. Especialmente entre los políticos, con Picardo a la cabeza. Y es de suponer que también en el gobernador del Peñón, asiduo visitante de Sotogrande. Quizás por ello, el empresario colaboracionista linense, Lorenzo Pérez Periañez, ha declarado que “la economía del Campo de Gibraltar y de la Línea no puede sufrir más golpes que agraven en gran medida esta situación ya de por sí bastante maltrecha”, refiriéndose a los permisos que se van a requerir a los transportistas. Y añadió que “la retención por parte del Consejo de Europa de una ampliación de la extensión de una legislación que se venía aplicando hasta este momento, puede causar efectos devastadores en la economía de ambos lados…”. Y de forma velada relacionó este tema con las pensiones de jubilación de los trabajadores españoles en Gibraltar. Esto es, si tú me pones pegas en el transporte, las pensiones pueden reducirse. Ya dije que aceptaba apuestas.

En ese comunicado del 10 de febrero se plantea la siguiente situación que se presenta a las 30.000 personas que viven dentro de la colonia militar británica en España. Por eso Gibraltar está advirtiendo a su gente por si no hay acuerdo UE/GB. Y por ello hay quien dice que pueden regresar los tiempos en que la Verja fue cerrada. Por desgracia no sería para tanto, pero se le aproximaría algo.

En la guía que recoge ese comunicado se pretende preparar a la población para que estén listos para soportar largas colas en la Verja: “Estos retrasos serán peor durante las horas punta. Los nuevos controles incluirán el sellado sistemático de pasaportes, revisión de número de días que se pasan en el espacio Schengen y consultas que podrían conducir a un interrogatorio más exhaustivo por parte de los guardias fronterizos. Ante esta eventualidad es importante que los miles de personas que cruzan la Verja a diario tengan en cuenta estos retrasos esperados…

Respecto a los trabajadores españoles que viven en España y trabajan en Gibraltar, se aconseja que, aquellos que no estén cubiertos por el llamado Acuerdo de Retirada deben asegurarse de tener sus pasaportes listos. Los amparados por dicho Acuerdo, deberán demostrarlo a diario.

Para paliar en parte estos inconvenientes, Gibraltar está pidiendo al gobierno de España que se puedan ampliar las instalaciones en la Verja para agilizar el paso por la misma. En resumidas cuentas, que Gibraltar se está preparando para superar el peor escenario, el no acuerdo.

Y entonces me pregunto ¿Y así hasta cuándo?

¿Hasta cuándo España seguirá sin exigir lo que en primer lugar tiene que exigir?

Un abrazo a todos

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