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España, Marruecos y el Sahara Occidental

En el centro, Staffan de Mistura, nuevo enviado especial del Secretario General de la ONU para el Sahara Occidental. (Foto: https://moroccomail.fr/).
En el centro, Staffan de Mistura, nuevo enviado especial del Secretario General de la ONU para el Sahara Occidental. (Foto: https://moroccomail.fr/).

LA CRÍTICA, 13 DICIEMBRE 2021

Por Jesús Argumosa Pila
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Gran parte de los medios de comunicación se han pronunciado, desde al pasado 21 de octubre, sobre el acuerdo de Rabat con una empresa israelí para realizar prospecciones de hidrocarburos en una zona al sur de las Islas Canarias entre Dajla -la antigua El Aaiun- y la frontera con Mauritania, al mismo tiempo que ha ampliado los permisos a la italiana ENI y a una entidad catarí para realizar sondeos frente a Fuerteventura y Lanzarote. Es decir, Marruecos está actuando como si el fuera el titular legítimo de las aguas territoriales del Sahara Occidental. (...)

... El Sáhara Occidental es considerado en la ONU como un territorio pendiente de descolonización. Tras enfrentarse a una guerra, Marruecos y el Frente Polisario firmaron un alto el fuego en 1991, con el compromiso de celebrar un referéndum de autodeterminación para el territorio. Sin embargo, la falta de acuerdo ha bloqueado la consulta durante décadas. El alto el fuego se rompió en noviembre de 2020, estallando de nuevo el conflicto armado, aunque de momento a baja intensidad.

El pasado 6 de octubre, el Secretario General de Naciones Unidas (NNUU), Antonio Guterres, ha nombrado como nuevo enviado especial del Secretario General de la ONU para el Sahara Occidental al diplomático Staffan de Mistura. Dicho puesto estaba vacante desde el mes de mayo de 2019 -cerca de dos años y medio- cuando el alemán Horst Köhler renunció al puesto por razones personales.

Tanto Marruecos como el Frente Polisario han dado su visto bueno a dicho nombramiento. En cuanto al Gobierno español, ha celebrado dicho nombramiento y le ha ofrecido su respaldo en la misión de intentar facilitar un acuerdo entre Marruecos y el Frente Polisario. De hecho, España ha puesto a disposición de Staffan de Mistura, el día 7 de este mes, una aeronave de la Fuerza Aérea Española para desplazarse hasta la región cuya soberanía protagoniza la tensión con Marruecos en los últimos meses.

De Mistura, un italo-sueco que cuenta en su currículum con haber sido enviado especial de NNUU para Siria, Afganistán e Irak, toma el relevo del expresidente alemán, Horst Kóhler, con quien el proceso político vivió un nuevo impulso, aunque fracasó al no haber podido conseguir que las dos partes, Marruecos y el Frente Polisario, se sentaran en una misma mesa.

Es verdad que Staffan de Mistura toma el relevo del Köhler con un panorama muy distinto del que dejó el diplomático alemán, desde que se ha reiniciado hace algo más de un año el conflicto bélico entre Marruecos y el Frente Polisario, cuando este último declaró la rotura del alto el fuego, firmado en 1991, a raíz de una letal agresión marroquí a unos soldados y activistas saharauis en el paso de Guerguerat cerca de la frontera con Mauritania.

A esta situación se suma el aumento de las tensiones políticas como consecuencia de que, un mes después de la citada violación del alto el fuego, el Gobierno de Estados Unidos, con Donald Trump como presidente, reconociera la soberanía marroquí sobre el Sahara Occidental.

Pero también es cierto que, el pasado 29 de septiembre, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) tumbó el acuerdo de pesca y agricultura entre Rabat y Bruselas porque no se había consultado de forma apropiada a la población saharaui. Esto ha supuesto un varapalo a las pretensiones de Marruecos de lograr cada vez más apoyos a sus aspiraciones de soberanía sobre el Sahara Occidental.

No se olvide que esta política agresiva de Marruecos responde a la doctrina geopolítica del espacio vital de Ratzel que ejercieron los nazis en su objetivo de apoderarse del Centro y Este de Europa. Y como actualmente lo están haciendo estados autoritarios como Rusia con su intervención en el Donbás ucraniano, China en su actitud agresiva en el Mar de China Meridional o Turquía en su objetivo de anexionarse del Norte de Siria.

En esta ecuación es preciso considerar a Argelia como un actor importante en la región, principal rival geopolítico y estratégico de Marruecos en el Magreb, que se posiciona claramente por el referéndum de autodeterminación del pueblo saharaui en sintonía con las resoluciones de NNUU en torno al Sahara Occidental. Constituye el apoyo fundamental regional del Frente Polisario en su marcha hacia la celebración del referéndum.

Con independencia de su meta última de hacerse con Ceuta y Melilla, la prioridad absoluta de Marruecos es alcanzar la soberanía sobre el Sahara Occidental. Con ello, consigue dos importantes objetivos: por un lado, dominar los grandes recursos que encierra el territorio saharaui; por otro, ampliar sustancialmente su territorio, ocupando una posición geoestratégica muy favorable mirando a Canarias consolidándose como una mediana potencia africana e impidiendo la salida al Atlántico de su principal rival, Argelia.

Marruecos utiliza como arma política la inmigración irregular, sea hacia Canarias o sea en Ceuta y Melilla, así como la violación de aguas territoriales en la costa sahariana frente al archipiélago canario o en las islas Chafarinas, siempre dentro de un escenario de zona gris inmediatamente antes de la llegada al umbral del conflicto. Lo que realmente quiere Marruecos es que España le dé su apoyo en sus aspiraciones de soberanía sobre el territorio saharaui.

La actual situación de tensión argelino-marroquí puede constituir un escenario favorable a nuestros intereses estratégicos toda vez que la pugna entre ambos rivales magrebíes beneficia a nuestra ya vieja postura de seguimiento de la doctrina de Naciones Unidas afirmando que la cuestión del Sahara Occidental es un problema de descolonización que debe resolverse mediante la organización de un referéndum entre el pueblo saharaui que determine el futuro estatus del territorio.

Para España, la aparición de un Estado democrático independiente y sólido, en el Sahara Occidental produce grandes ventajas en la seguridad del entorno geopolítico del Norte de África y África Occidental, ya que constituye un “muro de contención” contra el salafismo yihadista, facilita el equilibrio estratégico de las potencias de la región, así como incrementa la estabilidad de nuestro espacio próximo de seguridad que constituye un interés estratégico nacional.

Siendo el asunto del futuro del Sahara Occidental de interés estratégico para España por sus implicaciones en la seguridad de nuestro entorno geopolítico cercano, es imprescindible tomar la iniciativa, a la mayor brevedad, ya que afecta muy directamente a nuestros intereses nacionales y no ser meramente actor reactivo, y en algunos casos pasivo, ante hechos u acontecimientos que provocan otros actores en beneficio de sus propios intereses.

Junto a esta posición política de alta estatura estratégica, España debiera contemplar en esta crisis con Marruecos, como mínimo, las dos (2) medidas que se relacionan a continuación. En primer lugar, es preciso reafirmar con contundencia su tradicional postura sobre el Sahara Occidental de seguir la legitimidad internacional señalada por NNUU; en segundo lugar, realizar una diplomacia proactiva buscando apoyos en la Unión Europea y especialmente en Alemania, en la actual ambigüedad calculada estadounidense, en la Unión Africana o en varios países temporalmente pertenecientes al Consejo de Seguridad de NNUU. No sería un tema menor que se instituyera en el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación un equipo “ad hoc” multidisciplinar exclusivamente dedicado a este tema.

De este modo, quedaría asentado y consolidado nuestro prestigio y credibilidad como potencia media con la necesaria capacidad, por un lado, de garantizar la seguridad y defensa de nuestros intereses estratégicos tanto en el Norte de África como en el Atlántico Oriental y, por otro, de negociación en asuntos que afectan ya sea a la región euroafricana o ya sea a la comunidad internacional. También se cumpliría con la responsabilidad histórica del pueblo español con el pueblo saharaui.

Madrid, 13 de diciembre de 2021

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