... Lo más básico, el Mito, no necesita ningún nivel de razonamiento. Alguien dice que El Libre Mercado es la panacea, unos cuantos asumen que es verdad, siguen sus Dictados y, a partir de ahí, la cosa funciona. Más o menos. Igual la homeopatía o los antivacunas.
Para que ‘eso’ se llame Filosofía, hay que ascender un importante escalón: hay que razonar lo que se afirma, y a ser posible con silogismos irrebatibles.
Ahí llegamos a una bifurcación: si llegamos a conclusiones comprobables, a una demostración de nuestras conclusiones que cualquiera (con cerebro y un nivel de estudios suficiente) puede llegar a comprender si le pone interés, entonces eso se llama física, en un sentido amplio: es una descripción válida de la testaruda realidad. Si, por el contrario, las conclusiones son ambiguas o no son demostrables, eso va en otro libro que, en la biblioteca de la antigüedad que primero recopiló estas cosas, estaba más allá de la Física, y por eso se llamó ‘Más Allá de la Física’ lo cual, en griego, se escribe μεταφυσικα o, en cristiano, Metafísica.
Pero cada poco tiempo pasa que lo que un día no tenía explicación, pasa a sí tenerla. En principio se podría llamar progreso, pero suele encontrarse con la resistencia de quienes habían tomado cariño a lo de antes.
Por ejemplo, lo de la Tierra Plana frente a la Tierra Redonda. Lo de la Homeopatía frente a la Medicina, lo de los Antivacunas frente a las Vacunas… Es inevitable, e incluso Arthur Schopenhauer llegaba a la conclusión de que los humanos tenemos tendencias metafísicas, porque la Ciencia parece aburrida para nuestros cromosomas.
Y así llegamos a que, en estos obtusos días, a la hora del recuento de los votos en EE.UU., se mezclan los conceptos.
Cierto que se trata de un sistema electoral que es una auténtica reliquia del siglo XVIII, y que está lejanamente basado en la forma que la Confederación Iroquesa elegía a sus líderes, pero lo que hoy quiero señalar es que una cuestión en la que algunos sólo encontramos razonamientos matemáticos (y el sesgo temporal de que lleguen primero los resultados de zonas rurales y conservadoras y después los más numerosos de las zonas urbanas y menos conservadoras), mientras otros ven en ello algo casi metafísico y el que está en la cima de la pirámide, en vez de hacer gala de conocimientos y visión, se encomienda a simples y burdos mitos del simple estilo de ‘esto está bien, esto otro está mal’, ‘esto es un fraude’, etc.
Félix Ballesteros Rivas
06/11/2020