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El fin del coronavirus es el principio de un nuevo modo de trabajar

(Foto: www.bbc.com)
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LA CRÍTICA, 11 JUNIO 2020

Por Francisco Ansón Oliart
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Las pandemias acaban de dos maneras: bien, porque se erradican, bien, porque los hombres se adaptan y conviven con ellas. Por ejemplo, una de las peores pandemias de la humanidad, la llamada peste negra, ya se conocía desde hacía siglos y en la actualidad todavía hay algún brote activo. No obstante, entre 1347 y 1353, con motivo de esta pandemia, Europa pasó, aproximadamente, de 80 a 30 millones de personas y la Península ibérica de 6 millones a 2 millones y medio, aunque existen estudios que afirman que se redujo a sólo 2 millones. (...)

... Así mismo, las modificaciones que en las costumbres introduce la finalización de la pandemia dependen, como es lógico, tanto de su duración como de su intensidad. Pero, normalmente esas nuevas modificaciones, responden a tendencias que ya existían con anterioridad. Siguiendo con la peste negra, cuando casi desapareció su letalidad, fue el principio del fin de la servidumbre, cuando los siervos encontraron tierras cuyos dueños y familias habían fallecido y que ellos podían trabajar, prolongando la costumbre, que ya existía en nuestra Castilla, desde hacía siglos, por la que el señor entregaba, en concepto de salario, a sus criados una porción de tierra –pegujal–, a fin de que con sus frutos pudiesen vestirse decorosamente. Continuó, en incremento exponencial, la emigración del campo a la ciudad, así como el aumento de los salarios, dado que, igualmente, disminuyeron desde los artesanos hasta los notarios.

Se ha argumentado con datos, de hace más de un mes, de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y en algunos casos, también de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), que colaboran con la citada entidad sanitaria de Naciones Unidas, que el cáncer ya ha matado a casi 3,16 millones de personas este año, mientras el coronavirus se ha cobrado la vida de más de 325.000; y aunque las víctimas del Covid-19 ya han superado a las de gripe estacional (más de 187.300), hace sólo dos meses no era así.

Ahora bien, la relativización que suponen estos datos respecto de la incidencia y peligrosidad del coronavirus, siendo verdad no son toda la verdad. La diferencia de la actual pandemia con relación a todas las anteriores es la globalización, más completa aún que la del sida. Piénsese en España, en los continuos intercambios, la constante movilidad no ya sólo entre Provincias sino incluso entre Comunidades autónomas. Y si algo tiene demostrado el coronavirus es su gran capacidad de contagio, a lo que se une lo poco que todavía se conoce de este virus, por lo que resulta una imprudencia culposa no guardar las medidas que han demostrado que reducen, hasta casi desaparecer, la posibilidad de ese contagio. Una parte de la Humanidad ha estado en peligro y parece, sólo parece, que el peligro ha menguado.

Dentro de las tendencias que ya existían antes de la presente pandemia se encuentran el teletrabajo y la enseñanza online. De hecho, la continuación del presente artículo me la han planteado mis vecinos -a los que ya cité en el anterior artículo-, con una gran preparación académica y profesional y padres de una preciosa, simpática y expresiva niña que en septiembre debe incorporarse a la Guardería.

Planteada así la cuestión, una solución es la del teletrabajo, sobre todo, cuando la niña empiece a estudiar Primaria, si no puede o sólo puede asistir parcialmente a clases presenciales, es claro que necesita, como cualquier niño de 6 años del apoyo de sus padres para sus estudios desde casa. He oído que la Universidad de Cambridge, dictará sus clases el Curso Académico que viene online, y parece que le van a seguir Oxford y algunas estadounidenses. La enorme ventaja con relación a lo que ha ocurrido ahora, es que no se han suprimido las clases presenciales de un día para otro, sino que cuentan con unos meses para preparar la enseñanza a distancia, con toda su enorme complejidad de conocimiento, convivencia, medios, motivación, etcétera. Afortunadamente ya existen experiencias a nivel universitario y alguna para cursar el Bachillerato, pero casi inexistentes para las enseñanzas Primaria y Secundaria. (una excepción es la Academia Khan).

El Banco de España ha llevado a cabo un espléndido estudio, conforme al cual el teletrabajo podría aumentar hasta alcanzar el 60 por ciento en los empleos que necesitan mayor cualificación. Además, gracias a los espectaculares avances de las nuevas tecnologías ya existen sectores de actividad donde, igualmente, podría utilizarse esta modalidad laboral, tales y como las manufacturas, la Administración Pública (se ha llegado a hablar de juicios telemáticos), el transporte y el almacenamiento, el comercio, las actividades administrativas, de contabilidad, de oficina,… y hasta la de los políticos. Naturalmente existen una serie de empleos que, hoy por hoy, no pueden realizarse desde el domicilio: camareros, albañiles, agricultores, conductores, empleadas del hogar y de la limpieza,…

“En ECD (elconfidencialdigital.com) nos hemos hecho eco de un estudio realizado por el comparador de seguros acierto.com, que analiza cuáles son y hacia donde apuntan los últimos datos sobre el teletrabajo… De esta manera, hace tan sólo unos meses, apenas el 7% de los empleados tenían la opción de “teletrabajar”. La crisis del coronavirus, sin embargo, ha obligado al 80% a adaptarse a él. Un crecimiento que llama poderosamente la atención si tenemos en cuenta que los datos de partida nos situaban a la cola de Europa en teletrabajo,… Para empezar, las cifras a las que ha tenido acceso ECD indican que casi el 70% de los trabajadores afirman ser igual o más productivos en estas condiciones… Los datos que maneja el comparador, apuntan a que 8 de cada 10 empleados están satisfechos con el teletrabajo y que a más del 90% le gustaría seguir trabajando a distancia cuando recuperemos la normalidad.” (https://www.elconfidencialdigital.com/articulo/te_lo_aclaro/teletrabajo-favor/20200529181520145933.html). No obstante, el teletrabajo, junto a sus muchas ventajas, presenta también graves inconvenientes.

Por ello, se hace necesario una regulación más completa y precisa del teletrabajo: “¿Es lo mismo trabajar en una oficina con escaleras de incendio que en tu casa? La empresa debe garantizar que todos sus trabajadores en remoto disponen de los medios técnicos, ergonómicos y de seguridad laboral imprescindibles para realizar su trabajo con comodidad y garantías de prevención de riesgos laborales. Las nuevas demandas laborales quizá no vayan tanto en aumentos salariales, sino otros beneficios como que la empresa pague una 'baby sitter,…”. (https://www.lainformacion.com/economia-negocios-y-finanzas/nueva-division-clases-pueden-teletrabajar-cualificados-manuales/6569617/).

Termino apuntando que el teletrabajo quizá permitiría aumentar la edad de jubilación y llenar la “España vaciada”.

Francisco Ansón

Francisco Ansón Oliart

Investigador y escritor; licenciado y doctor en Derecho (Universidad Complutense de Madrid); doctor of Philosophy and Psychology (K-University, California); licenciado en Ciencias de la Información (Universidad Complutense de Madrid); doctor en Ciencias de la Comunicación (Universidad Camilo José de Cela)

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